El Bailarín

38 0 0
                                    

Mi trabajo es un tanto, peculiar, por así decirlo, no es algo que digas "oh, maldita sea, este hijo de perra se mata trabajando para ganar un millón de bolívares al mes", digamos que hago bailes y coreografías para videos musicales y a veces, en ciertos escenarios en los cuales muchos varones no hay.

Esta anécdota sucedió hace un par de semanas, era cerca de medianoche, la música sonaba por todo el recinto, muchos compañeros y novatos dando todo en la pista y una lluvia de dinero, algo inesperado para los nuevos, si supieran que las personas menos santas son las que más sofisticadas se ven, de todos modos, ya perdí el enfoque, estuvimos mostrando nuestra coreografía, y se acercó una bella dama, largo cabello, unos labios rosados, sus ojos verdes muy intensos y un cuerpo de contextura algo delgada.

Ella se dirigió hacia mí, y, enseñando un fajo  de billetes, tomó mi mano, llevándome a la zona privada del club.

—¿Conoces a Ninna Petrova?— Dijo la chica de ojos verdes mientras se sentaba en aquel sillón que ya conocía hace tiempo.

—He escuchado de ella, es mi jefa, pero no estamos aquí para preguntar cosas administrativas, ¿o si?— pronuncié cerrando la puerta y luego girando para poder ver a mi nueva clienta, cuestión que no alcancé a dar bien el giro y ella me puso contra la pared.

—¿Me creería señor Matthew si le digo, que trabaja para mí? —mencionó acercando sus labios a mi boca de una manera un tanto provocativa.

—No tiene el acento ruso, señorita Petrova— Dije acercando mi boca a ella y luego soltando una risita para alejarme —Aunque le creo, solo quienes me contrataron saben mi nombre real, los demás me conocen como Morgan—.

La chica mordió suavemente su labio inferior y me comenzó a besar, apasionadamente, yo puse mis manos por sobre su cintura, y me separé del beso por unos instantes, bajé hacia su cuello, y lamí con suavidad su piel, mientras mi mano se deslizaba lentamente hacia su trasero.

Soltó un suave jadeo muy cerca de mi oído —¿De verdad te quieres fornicar a tu jefa? — Dijo en un tono muy erótico mientras me puso de rodillas.

—Mi trabajo es complacer a quien me pague lo suficiente, por más que luego me dé el dinero mensual fijo, ¿no?— mencioné para luego bajar su pantalón, ella asintió con la cabeza y acercó su oculta intimidad hacia mí boca.

Mis dedos masajearon suavemente sus labios, mientras mi lengua pasaba por encima de su braga, posó sus manos por encima de mi cabeza y dirigió su mirada hacia mis ojos —Eres el mejor empleado, no mereces trabajar con estos imbéciles de mierda, así que, cuando terminemos, debemos hablar en mi oficina, ¿entendido? — Dijo en un tono algo sensual, mis manos se enredaron en sus bragas, moviendolas hacía un lado.

Lamí su vagina con fulgorosa pasión, ella movía su pelvis mientras daba un suspiro acalorado, acercando más mi cabeza a su entrepierna, podía sentir como ella se excitaba cada vez más, mientras mi lengua y mis dedos se juntaban acariciando sus labios vaginales y su clítoris, ella juntó las piernas con cierta fuerza y expulsó sus fluidos calientes con intensidad, soltando un enorme orgasmo, tras esto empujó mi cabeza y soltó una pequeña risa —Lo veré en mi oficina, señor Morgan— Dijo para luego arreglarse y salir de la sala privada.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 23, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

RELATOS DE MEDIANOCHE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora