El Reencuentro

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Yo jamás he sido de tener muchas amistades, de hecho, solo con los dedos de una mano se pueden contar.

A veces nos juntabamos, charlabamos y nos divertiamos entre los 4, como cualquier grupito de amigos, un día recibo la llamada de una de esas amigas, había llegado a mi ciudad por unos días, debía hacer unos tramites y demás cosas.

Realmente habian sido años sin vernos, y cuando la vi entrar a mi departamento la sentí muy cambiada fisicamente, ya no era como aquella chica de 17 años que conocí hace ya mucho tiempo.

Nos teníamos muchisima confianza, demasiada tal vez, pero antes nunca habia pasado nada con ella.

Llegada la noche digo que ella duerma en mi cama y yo podia dormir en el sofá, pero mencionó que no habia problema, que podríamos dormir en la misma cama, me encogi de hombros y me recosté en el colchón , sin mas me dormí a los pocos minutos.

Poco tiempo pasó de eso, hasta que movimientos en contra de mi entrepierna hicieron que me despertara, ella soltaba suspiros casi inescuchables, estaba viendo porno mientras se frotaba contra mí.

La tomé suavemente por las caderas y eso hizo que su ritmo de roces contra mi aumentaran significativamente, soltando suaves jadeos, ya sin prestarle atencion al video, presiono su intimidad contra mi pene erecto aun más, pude notar la humedad de sus bragas, las cuales le baje suavemente.

—Eres una puta que se frota contra un amigo, ahora tendras una consecuencia de tus acciones— Susurro en su oido y ella arquea la espalda, una de mis manos le conecta una nalgada suave, se que le gusta que le susurren, y que le den nalgadas, es lo bueno de conocer a alguien por años.

Pongo mis manos encima se sus pechos e introduzco mi pene muy erecto en su jugosa vagina, su humedad no hace mas que ayudar, ella se estremece y arquea su espalda, gimiendo con algo de fuerza mi nombre, le agarro el cabello, y la embisto con fuerza, mientras mi otra mano se mantiene en uno de sus pechos, apretandolo suavemente.

Se mueve contra mi luego de cada embestida, es como si no quisiera que saliera nunca.

Sus gemidos y nuestros cuerpos chocando resuenan por toda la habitacion, ella quita mi miembro de su dominada vagina y se posiciona encima de mi, dejandome ver su vagina, poniendo su boca cerca de mi pene, abro sus labios vaginales y comienzo a lamerlos, ella se estremece, mientras pasa su lengua por mi glande, soltando suaves gemidos.

La tomo de las caderas y comienzo a succionar su clitoris, esto la vuelve loca, no deja de moverse mientras me hace garganta profunda, eso fue tan intenso que nos corrimos juntos una vez y no pudimos parar hasta que ella hiciera un segundo squirt y yo dejara su boca llena de semen.

Asi fue nuestro interesante reencuentro, y, de seguro habrán más.

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