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Agüita 🤭

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De nuevo profundamente dormidas ambas, no hubo nada, absolutamente nada que perturbara ese sueño. Y después de mucho tiempo, las dos durmieron de un tirón. Y no hubo pesadillas, ni sollozos, ni inquietud. Durmieron sin despertarse lo que les restaba de noche.

Cuando aquel osado rayo de sol se coló entre las cortinas y le dio directamente en la cara, ella se dio la vuelta con el fin de arañarle unos minutos más al sueño. Escondió la cara en el cuello de su compañera y respiró con profundidad aún en el sopor del sueño.

A su lado y mientras empezaba a despertar, su acompañante se acercó más a ella, llevando una de sus piernas a la cadena y abrazando su cintura. Ella suspiró lánguidamente y aún con los ojos cerrados dejó un leve pero intenso beso en el cuello de quién, al sentir aquellos labios rozar su piel, se apretó más contra ella.

Instintivamente se movió para tener mayor acceso a aquel cuello y volvió a besarlo, esta vez con más intensidad. Se escuchó un suave gemido cuando su lengua rozó la yugular y una mano apretó su culo acercándola aún más.
Ninguna de las dos abrió los ojos, pero ambas comenzaron a necesitar más. Ella lamió lentamente toda la yugular y cuando llegó al mentón mordió ligeramente provocando un nuevo gemido por parte de su compañera que, sin querer ser menos, aprovechó la cercanía para morder el lóbulo de su oreja y tirar de él provocando que ahora fuera ella quien gimiera.

Cuando llego a su boca pasó la lengua por los labios y se lanzó a besarla encontrando la dispuesta. Las lenguas se buscaron con premura al primer contacto ya batallaban sin dar tregua. Sintió el cuerpo de su compañera subir sobre el suyo y ahora fue ella quién llevo las manos al culo apretando con ganas. El beso se corto y, al fin, abrieron los ojos.

Quedaron quietas, casi paralizadas al darse cuenta de la situación. Ninguna de las dos hizo el más mínimo movimiento como si tuvieran miedo de hacerlo y que todo les explotara en la cara. Pasearon la mirada a los labios de la otra, deformados por ese primer beso que tantas cosas había provocado.

- Luisi….. – se atrevió a decir al fin.

- Calla – ordenó – no hables.

Tal y como lo dijo, la rubia volvió a atrapar los labios de la morena en un beso profundo y furioso. Ambas soltaron un gemido cuando sus lenguas volvieron a encontrarse y se apretaron una vez más contra la otra.

Rodaron por la cama varias veces. Sin sin dejar de besarse más que para tomar aire y volver a devorar los labios de la otra. En un momento dado, Amelia quedó sobre Luisita y llevo las manos de esta sobre su cabeza, inmovilizándola.

La rubia intentó zafarse de sus manos hasta que Amelia atrapó su labio inferior y tiró de él provocando un nuevo pinchazo de deseo en su sexo se dejó hacer.

Con movimientos gatunos y lentos, Amelia fue dejando un reguero de besos por todo el cuello y abdomen de Luisita aún por encima del pijama. Cuando llegó al borde de la camiseta, jugueteó con él desesperando a la rubia que elevó las caderas cuando los dedos de la Reina Roja tocaron ligeramente su abdomen bajo la ropa.

Agónicamente fue levantando la prenda al tiempo que dejaba besos y ligeras mordidas repletas de lujuria en cada palmo de piel que descubría. Luisita se mordía el labio y notaba, cada vez más, la humedad entre sus piernas haciendo insoportablemente placentero ese momento.

Cuando llegó al pecho se detuvo admirándolo, deseándolo y provocando que, con tan solo mirarlo, el pezón se endureciera haciendo crecer la excitación de las dos. Sopló ligeramente sobre uno de ellos.

La Reina RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora