38. [ Final ]

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11 de enero.

Jenny.

Hace días que no hablaba con los chicos. Tampoco con Allek.

Un día después de el "enfrentamiento" que tuvimos con el grupo de Alan, Allek me preguntó que qué recordaba de aquel día.

¿La verdad? No recordaba nada. En mi mente solo estaba el momento en el que me bajé del autobús y fuí con Heaven y Eleonor a el bosque. De allí, todo era negro.

Aunque tenía pequeños flashback (que no duraban más de  dos segundos), y todos eran en el que estaba con Allek en una habitación, pero no hablábamos. Sólo... Nos mirábamos.

Mañana era mi cumpleaños, no había podido volver con mi familia porque hubo un accidente en el aeropuerto con no sé qué y no iba a estar en funcionamiento hasta el próximo mes. Así que tendría que pasar mi cumpleaños sola.

Por cierto, en año nuevo solo estuve tirada en mi habitación leyendo un cliché que me recomendó mi amigo de internet. Escuché como todos gritaban la cuenta regresiva y me puse un poco melancolíca al recordar como lo hacia con mi familia. Incluso recuerdo que lo hice cuando mi padre estaba conmigo y no se había ido.

Eran las diez de la noche y me acababa de dar una ducha, me coloque el pijama morado y me Tumbé en la cama. Puse mala cara cuando alguien tocó la puerta.

Me levante a regañadientes e iba a preguntarle no tan delicadamente a la persona que toco la puerta, pero al ver a Helen y a Noah, todo eso se esfumó.

—¡Tia Jenny!

Sonreí.

—Hola, pequeño.

Helen me sonrió, ella se acariciaba le pequeñita panza.

—Hola, Jenny. ¿Cómo estas?

—Estoy bien, ¿Quieren pasar?

Ella me niega con la cabeza y ahí supe que había algo que decir.

—¿Pasa algo?— pregunté. Ella miró a Noah quien estaba un poco cabizbajo.

—Jenny... Es que mañana nos vamos a mi nuevo departamento... Queríamos despedirnos.

Abrí mi boca en una "O".

—Pe-Pero... Mañana es mi cumpleaños.

Ella me sonríe apenada.

—Lo siento mucho, nena. Aquí Noah y yo te hemos traído un pequeño regalo para que abras mañana.

Noah me miró.

—¡Y el bebé también!

Helen me entrega una caja mediana. Le sonrío con un poco de tristeza.

—Muchas gracias. No debías hacerlo, Helen.

—Claro que tenía que hacerlo.

Pongo el regalo en un pequeño estante que está alado de la puerta, luego me giro hacia ellos y les tiendo mis brazos.

—No se irán de aquí sin haberme dado un abrazo, vengan aquí.

Noah y Helen sonríen y literalmente se me tiran encima para abrazarme. Noah deja muchos besos en toda mi cara. Mis ojos se empiezan a humedecer y de inmediato siento un nudo en mi garganta.

No llores, tienes a Noah enfrente de .

—Tia, no me quiero ir — dice el pequeño mientras unas lágrimas salen de sus ojos.

Vale, a la mierda eso de no llorar.

Las lágrimas empiezan a caer de mis ojos, suelto un pequeño sollozo mientras le beso el cabello a Noah. Helen nos mira mientras se seca una lágrima.

Todo Por Ella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora