4.

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—¿Kim Seungmin? —fue llamado por un enfermero.

Él y Felix llevaban aproximadamente media hora esperando ser atendidos, y aunque el control para revisar el yeso en la pierna del menor no era algo de emergencia, la impaciencia por parte de ambos no ayudaba.

El pelirrojo se levantó con algo de ayuda del castaño, entrando y sentándose en una camilla. Todo el lugar apestaba a desinfectante, él no estaba acostumbrado a relacionarse con este tipos de lugares.

Pasaron unos minutos y nadie se hacia presente, mientras Seungmin miraba algunos papeles pegados en la pared, él comenzó a sentirse un poco asfixiado, necesitaba salir de ahí.

—Ire al baño, te estaré esperando en la sala de espera —y sin más el pecoso salió de la sala.

No era primera vez que acompañaba a Seungmin al hospital, pero no dejaba de sentirse raro al recorrer los mismos pasillos que años atrás recorrió, en compañía de su madre. Recordaba con tanto detalle todo que casi podía sentir que el tiempo no había pasado en lo absoluto. A la distancia veía como habían tres puertas por lado y como a su derecha habían tres sillas, todo parecía algo borroso hasta que vio sentado en una de las sillas a un pequeño niño de casi diez años, llorando y suplicando que salvaran a su mamá. Se detuvo de golpe, reteniendo la respiración.

Despierta, Felix. No es real, no está ahí.

Y era verdad. Se permitió volver a respirar y cerrar los ojos un momento. Cuando los abrió, en aquel pasillo solo estaban esas tres sillas, todas desocupadas, sin rastro de algún niño.


[...]

—¿Has sentido algún dolor? —preguntó el médico cuando terminó de revisarlo.

—No, solo en un principio me dolía de solo pensar en que no podía caminar con normalidad —contestó un poco indiferente. Miró un momento al Alfa frente a él, su olor a tierra mojada no le molestaba pero tampoco era su favorito —¿Es nuevo en el hospital?

Miró la identificación que estaba pillada en la bata blanca. Christopher Bang, estaba casi seguro por su raro acento y sus rasgos, que era extranjero.

—Oh, sí. Entre hace poco pero con la especialidad de cardiólogo, hoy solo estoy cubriendo turnos en emergencia y medicina general—contestó amablemente sin dejar de escribir y leer algo en los papeles de Seungmin.

—Ya veo.

Dada la conversación por terminada y formándose un silencio para nada incómodo, se sintió un grito desde afuera.

—¡Doctor, es una emergencia! —el Alfa reaccionó al segundo, saliendo rápidamente y disculpándose con él por tener que dejarlo de repente.

Genial, ahora tenía que seguir esperando.



[...]

De vuelta del baño, se encontró de lleno con algunos funcionarios del personal de salud corriendo en su dirección.

Bueno, no realmente hacía él, sino hacia la entraba del pabellón que se encontraba a un costado de él.

De lejos pudo ver como venían trayendo una camilla, por lo que se arrinconó para dejarles la pasaba libre pero aun así cochó con algo. O mejor dicho alguien.

No podía ser cierto, era ese Alfa.

Otra vez.

Desde que le dijeron sobre el estado de Ryunjin, Minho estaba en otro mundo. Realmente estaba asustado, no quería perder a ninguno de los dos, no cuando le costó tanto salvar a la omega la primera vez. Estando tan absorto en sus pensamientos que no se percató de que alguien estaba delante de él hasta que chocó con éste.

—Pero mira quién es, el Alfa tonto —soltó de la nada el menor, siendo un poco burlesco, mientras masajeaba un poco su frente. De tantas veces que se lo estaba encontrando podría pensar que lo estaba siguiendo.

Pero rápidamente se arrepintió de sus pensamientos cuando un enfermero llamó al Alfa: señor, lo esperamos en pabellón, no era la situación que esperaba y mucho menos lo que vio.
En la camilla iba una omega embarazada. La omega del tonto Alfa.

Minho desconcertado por el golpe que recibió y por nuevamente encontrarse con aquel omega, su tan característico silencio se hizo presente. Miró al chico frente a él, estaba vestido con un hoodie blanco y pantalones de mezclilla negro, se veía bien. El aroma a fresa que desprendía el menor por alguna razón logró tranquilizarlo un poco.

—¿Felix?

El castaño miró detrás de Minho buscando la persona que lo llamaba, encontrandose con un rostro bastante conocido para él. Sus ojos parecieron desprender brillitos de tan solo reconocer al mayor.

—¡Chan hyung! —corrió en dirección a él, pasando a un lado del Alfa. Al tenerlo de frente, lo abrazó como hace mucho tiempo no lo había hecho.

Minho miraba la escena algo curioso de la situación, podía ver como el omega practicamente ronroneada de solo sentir el olor del doctor. 

Extrañaba como se sentía ser abrazado por él.

—Lix, tengo que irme —dijo alejándose un poco de él, escuchando al omega suspirar derrotado, había olvidado por un momento su situación actual con Chan—Espero volver a verte, ahora sabes dónde puedes encontrarme —sonrió acariciando su cabello con cariño, dejando al omega atrás. Mientras él volvía a su destino original, el pabellón; Felix observaba cómo se iba, otra vez.

Ryunjin te necesita, Minho.

Su lobo lo volvió a la realidad. Era verdad, ella lo necesitaba. Salió del trance en el que estaba y dándole una última miraba al castaño, viendo como esos ojos que antes parecían tener vida propia ahora solo estaban apagados.

Entonces siemplemente se volteó siguiendo de cerca a Chan.

Felix suspiro otra vez, pensando en el último Alfa con quien hizo contacto visual.

—Ahora estoy pensando que es mudo —dijo dando media vuelta para ir con Seungmin, guardándose sus sentimientos.

ᴛʜᴇ ɴɪɢʜᴛ ᴡᴇ ᴍᴇᴛ | ᴍɪɴʟɪxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora