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Un olor llegó hasta sus fosas nasales. Era uno que no podía reconocer en lo absoluto, estaba mezclado con alcohol y eso lo puso en alerta.

Un hombre tambaleante venía desde un lado de la acera, su vista aún no había vuelto a la normalidad pero sabía que venía en su dirección. Solo esperaba que el hombre lo ignorara y siguiera de largo.

Como todavía se encontraba en el suelo, con una de sus manos se apoyo en la pared y con toda la rapidez que pudo se levantó, era mejor no parecer vulnerable.

Lo sabía perfectamente.

Entonces comenzó a caminar topándose de frente con ese hombre.

O eso es lo que creía.

—¿Estás bien? —el olor a menta lo golpeó.

Sus ojos hicieron contacto visual. Su vista estaba casi recuperada, y mentiría si dijera que esos profundos ojos lo miraban de una forma que no le gustaba.

Había algo en la menta que le estaba sirviendo como un relajante a su dolor de cabeza.

¿Será que la planta tendrá ese efecto curativo?

Sin responder, rompió el contacto y desvió su mirada hacía atrás del Alfa. Por un momento pensó ¿qué habrá pasado con aquel hombre que había estado cerca?

—¿Dónde está?

La pregunta salió con rapidez de sus labios. Su mente estaba llena de pensamientos en ese momento.

—No lo sé, quizás se desvió al verm...—fue interrumpido.

—Seungmin, ¿Dónde está, Seungmin?

Al recobrar los sentidos no pudo evitar pensar en su amigo, ahora que sabía que el alfa hacía lo mismo que el pelirrojo, por su cabeza pasó la posibilidad de que este fuera a decirle algo a cerca de él, quizás algo malo.

Tenía miedo.

—Está en su casa, supongo —respondió indiferente.

Eso lo preocupo un poco, pero también era verdad que si algo le hubiera pasado durante la noche, el alfa lo sabría. O eso esperaba.

Asintió, pensando ahora en otra cosa.

—¿Qué haces aquí, tonto alfa?

La pregunta pareció no tomarlo por sorpresa, era obvio que el omega preguntaría por eso. Pensó en ocultarlo, pero de nada servía si él ya lo sabía todo.

—Terminé una entrega por aquí cerca, entonces te vi, parecías sentirte mal.

Miró al alfa un momento. Traía unos jeans rotos en la rodilla y una chaqueta de cuero negra con capucha, se veía bastante casual. Si no supiera lo que hacía, podía pasar desapercibido como un chico que salió a divertise con amigos.

Si es que los tuviera, claro.

Sin emitir comentario sobre su estado, empezó a caminar, seguía sin sentirse muy bien, así que lo mejor era que llegara pronto a casa. Se sorprendió cuando el alfa caminó a su lado en silencio, más no dijo nada.

Los minutos pasaron, sin intercambio de palabras. No fue hasta cerca de su casa que decidió entablar una conversación.

—¿Cómo está tu omega y tu cachorro?

Era una pregunta que se cruzaba por su mente desde que lo vio en el hospital, más enterrándola en lo profundo de sus pensamientos cuando creyó que la posibilidad de que el alfa le respondiera era nula.

En ese entonces, ni siquiera sabía si podía hablar.

El silencio de Minho le indicó a Felix dos cosas, no quería hablar del tema o directamente el estado de ambos no era el mejor. Sea cuál sea, no quizo volver a insistir, era un tema que no lo involucraba en lo absoluto.

—¿Cuál es tu nombre, tonto alfa? —cambió la pregunta.

La pregunta anterior había dejado pensando al mayor. Justamente hoy le habían dicho que el cachorro debía estar más tiempo de lo estipulado, ya que unos exámenes indicaban que presentaba un leve estado de desnutrición.

Con la noticia, Ryunjin no pudo evitar sentirse mal, echándose la culpa de la salud de su pequeño.

Dejando el tema de lado, miró hacía adelante, en la calle siguiente vivía Felix. Lo sabía, recordaba el lugar de la noche en que se conocieron.

—Lee Minho.

La voz profunda del alfa le causó escalofríos, habían pasado unos minutos desde que le preguntó, que a esta altura pensó que ya no tendría respuesta de su parte.

—También soy Lee, Lee Felix. Aunque creo que ya lo sabes.

Detuvo su caminata, quedando nuevamente de frente a Minho. ¿Tenía que agradecerle por acompañarlo a casa?

Por supuesto que sí, no seas mal educado.

Su lobo tenía razón, pero también era verdad que no se lo había pedido.

—Gracias por acompañarme —dijo por fin. No le iba a pasar nada por ser amable.

Los ojos del alfa seguían mirándolo, poniéndolo nervioso, y estándolo todavía más cuando a paso lento acortó la distancia entre ambos. Podía sentir el aliento cerca de sus labios, no sabía que estaba haciendo pero estaba seguro de que su cara se había vuelto roja de la impresión.

Entonces la mano de Minho se posó en su frente, dejándola ahí unos segundos. Fueron los segundos más largos que pareció vivir, sintiendo como su piel quemaba al contacto frío de la mano del mayor.

—Tienes fiebre —dijo retirando la mano pero sin tomar distancía—coloca paños humedos y toma una pastilla.

La aparente preocupación del mayor le sorprendió, no podía creer sus repentinas acciones.

Solo salió del ensueño cuando vio como éste se alejaba sin decir nada, perdiéndose en la oscuridad de aquel callejón.

Justo como la noche en que lo vio por primera vez.


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Buenas días, tardes o noches.
¿Les está gustando la historia?
Siendo la primera que escribo, es totalmente compresible que tenga errores. Tengo tantas ideas en la cabeza que a veces se me hace un poco complicado hilarlas para que funciones juntas, así que perdón:(
Otra cosa que quería decir es que actualizaré la próxima semana, el lunes y martes tengo unas pruebas muy importantes para entrar a la universidad y quiero enfocarme totalmente es eso en el tiempo que me queda.
Así que... hasta la próxima semana, cuídense y tomen agüita.
PD: el comeback de los chicos me encantóó, desearía estar más involucrada en las votaciones y todo eso, pero esta vez no podré, háganlo por mí si pueden. ♡

A.

ᴛʜᴇ ɴɪɢʜᴛ ᴡᴇ ᴍᴇᴛ | ᴍɪɴʟɪxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora