Él parecía no haberse enterado de mi presencia o a lo mejor fingía. Pensando en la primera opción decidí quedarme ahí detrás de una pared que separaba un poco el salón de la entrada.
Escuche y vi como sus dedos se deslizaban lentamente por las teclas del hermoso piano y sentí una paz casi tangible. Era una melodía bastante bella y tranquila, todo lo contrario a Nate.
El ritmo parecía haber aumentado poco a poco, dando indicio a que estaba por terminar de tocar aquella pieza. Sentía sus emociones, las transmitía bastante bien y fue entonces cuando paro.
Se hizo el silencio.
Saqué un poco mi cabeza mirando hacia dónde él estaba hace unos segundos, pero había desaparecido. Seguí buscándolo con la mirada y de pronto una mano me tocó el hombro, haciendo que casi pegue un grito.
Nate me estaba mirando con una sonrisa dibujada en su cara y un brillito de curiosidad en sus ojos.
-Con que espiando, eh. No sabía que ahora espías a las personas Niels.
-N-no te estaba espiando, solo observaba.
-Seguro...
-Pues por supuesto que sí. Mira, la melodía me atrajo y no pude evitar quedarme por un rato, disculpa si he molestado- dije con completa seguridad, aunque en realidad por dentro estaba temblando.
Él sólo se me quedó mirando.
-Entonces... ¿desde cuándo tocas el piano?- continué.
-Desde los 9, pero no porque me gustara. Básicamente fue porque que mis padres querían que hiciera algo provechoso y tenía mucho tiempo libre.
Se encogió de hombros, agarró sus cosas y se dio la vuelta dirigiéndose a la salida.
Okey, eso fue grosero y no parecía del todo sincero. Quería saber mucho más, estaba intrigada. Por otra parte, no quería parecerlo.
Así que, con la mayor sutileza posible, empecé el interrogatorio. Claro que para ganármelo un poco necesitaba alagar a su ego.
-Pero... tocas bastante bien, ¿nunca has amado verdaderamente tocar o has pensando en dedicarte a esto?
Él se giró y me miró como extrañado, luego apoyó su cuerpo por el marco de la puerta, y se quedó pensando con la vista al frente por un momento. Después vuelve su mirada a la mía y por fin responde:
-Sinceramente por un tiempo sí, sin embargo, pasaron cosas y decidí dejarlo.
Volvió a utilizar ese tono indiferente, pero luego prosiguió.
- ¿Eres muy curiosa no te parece?
-Tal vez, tal vez no. En mi opinión, es algo que cualquiera preguntaría.
Nate se quedó mirándome de nuevo, entonces comencé a sentirme un poco incomoda por el silencio.
Siempre intento llenarlo con alguna risita tonta o pruebo en sacar otro tema de conversación. Eso si tengo ganas de hablar, claro, y no sé por qué pero, esta vez era una de ellas sólo que estaba en blanco.
No tenía nada más que decir, así que decidí que lo mejor era irme.-Bueno, creo que es momento de que me vaya. Maya ha de estar esperándome fuera y no es que le guste esperar tanto... adiós.
Hice un ademán de dirigirme a la puerta para salir, no obstante, al querer pasar al pasillo e ir hacia la salida del instituto Nate me frenó y me dijo:
-Espera, tengo algo para ti- abrió su mochila y sacó algo que me dejó un poco fuera de onda-. Es un roll de canela, mi mamá los hizo esta mañana y como sobraron unos pocos decidí traerlos y repartirlos, me quedó este, así que si lo quieres genial.
-Aww, con que Nathan Horan si piensa en los demás, que bonito- lo dije con una pizca de burla. Él no era el único que sabía jugar ese juego.
-Ja,ja, que graciosa. Mira, si no lo quieres me dices y lo como yo- dijo un poco irritado.
Y, como no quería comportarme como una idiota, lo acepté de buena manera y le agradecí.-Gracias...bueno ya me voy- dije apresuradamente y me fui.
Saliendo me encontré a Maya, quien parecía un poco preocupada. Me acerqué a ella y creo que le di el susto del año, lo cual me hizo reír como loca.
-Ay babosa, estúpida me asustas.
Fue muy gracioso porque de la preocupación pasó al susto y del susto al enojo. No me convenía burlarme de ella, por lo menos no en esta ocasión.
Maya, con su estatura baja, pecas, ojos color miel y cabello castaño claro, podía parecer la persona más tierna e inocente del mundo, pero si la enfadas, uy...que los ángeles te acompañen.
-Bueno pero que manera de tratar a tu mejor amiga, eh.
Hice todo lo contrario a lo que acabé de pensar. Sip, así suelo ser yo.
-Estaba preocupada por ti. Nunca sueles tardar tanto en salir, siempre eres de las primeras en huir de las clases.
No lo iba a negar, porque siempre hacía eso y más si teníamos química a última hora, ya que mi cabeza sólo pensaba en poder llegar a casa para dormir o leer.
Mi super plan.
-Perdón, me entretuve un poco-le dije tratando de hacer que se calme.
-¿Te entretuviste? Tú nunca te entretienes en nada de lo que tenga que ver con el instituto Anne- como no hablé siguió-; Mmm, entonces ¿Con qué?o... mejor dicho, ¿Con quién fue que te estuviste entreteniendo?- preguntó dándome una miradita de curiosidad y una sonrisita pícara.
-Con nadie importante- esas tres palabritas fueron lo único que se necesitó para que ella dé un chillido.
-ANNIE CONVERSANDO CON ALGUIEN MÁS QUE NO SEA YO, UN MILAGRO- dijo.
-Pero que exagerada...
-¿Se puede saber cómo llegó a pasar eso?, porque como para que tú hables con otros así como así, tiene que estar cerca el apocalipsis.
-Si te pones a pensar sabrás que en algún momento llegará. Que hable o no, no hace gran diferencia, por lo tanto, prefiero abstenerme ante cualquier comentario- dije tratando de que dejara de insistir, pero como sabía que no iba a parar hasta obtener alguna respuesta, solo se lo dije-. Me imagino que conoces a Nate Horan ¿no?
-Claro, quién no conoce al chico popular del insti- me indicó con un gesto para que siguiera.
-Bueno, escuché una melodía cuando estaba en el pasillo como para ir a la salida y noté que esta venía de un salón medio escondido.
-¿Y eso qué tiene que ver con Nate Horan?- Maya me interrumpió unos segundos.
-Ya llego a esa parte, tranquila vaquera- le dije causándole un poco de irritación porque se notaba que quería saber más-. Bueno, seguí la melodía a ese salón y me encontré a un piano y un chico tocándolo. A que no adivinas quién era.
-Wow, no me imaginaba que él supiera tocar algún instrumento- dijo algo sorprendida.
-Ni yo, pero ya ves como las personas pueden sorprenderte. En fin, ¿podemos ir a casa?, estoy cansada.
Sí que lo estaba. Solo había tomado un jugo y comido la mitad de la manzana que me dio Maya, y eso que apenas pude comerla. No tenía nada de apetito, pero ahora que Nate me dio el roll de canela, que por cierto, tiene una apariencia increíble, no podía resistirme. Seguro que al llegar a casa lo comería con todas las ganas del mundo. Ya luego tendría tiempo para arrepentirme.
-Está bien, vamos- dijo ella ya tranquila luego de todo lo que le conté.
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Hasta que mis huesos sean cenizas
Teen FictionLa verdad es que siempre he sido delgada, mi mamá en broma me decía que era puro hueso, pero no tenía ni idea de cómo eso me afectaba. Cada vez que me veía al espejo me quedaba mirando aquellas partes casi inexistentes que atraen a los chicos y sé q...