Capítulo 7

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No tengo idea de que fue ese sonido pero me despertó. Me siento en la cama y observo como entran los rayos de sol por mi ventana, haciendo que mi habitación se ilumine de una manera deslumbrante.

A esta hora suele estar oscuro así que es raro que haya salido el sol, entonces...espera Anne, el sol jamás sale antes de las 7, si es que sale, claro. Eso quiere decir que, la alarma todavía no ha sonado y solo amaneció más temprano o... que no la escuché por estar dormida profundamente.

Por favor que sea la primera, que sea la primera

Veo la hora, son las 8:40 a.m.

Esto es realmente malo.

Sí que los es.

Tengo nada más que 20 minutos para prepararme y salir corriendo hacia el instituto.

Sin perder más tiempo me levanto de golpe y todo me empieza a dar vueltas, me cuesta un poco respirar y también me aprieta el pecho, imagino que ha de ser por haberme levantado de manera tan brusca. Ignoro ese hecho y voy rápido al baño. Por suerte ya tengo el uniforme puesto sólo que está arrugado, claro, si me quede dormida con él.

Trato de plancharlo con las manos lo mejor que puedo, pero por supuesto, no fue de gran ayuda. Decido darme por vencida solo por esta ocasión y enfoco la atención en mi cara.

Estoy algo pálida y mis labios están secos y agrietados. Si fuera Halloween podría ir así y fácilmente me tomarían por un fantasma.

Buuuu-enísimo.

Jaja que gracioso.

Me la lavo y me doy pequeños toquecitos para ver si agarro color. Seguidamente, me cepillo los dientes y luego busco vaselina en uno de los cajones. Al encontrar el recipiente lo abro, agarro una cantidad generosa y la unto en los labios, dándoles un masaje algo fuerte con las yemas de mis dedos. A ver si así se humectan de una buena vez. Odio tener los labios así.

Terminando de hacer todo eso, salgo corriendo del baño y agarro el primer suéter ancho que encuentro. Por más que haya sol, el clima sigue estando fresco y además me incomoda un poco andar con el uniforme, ya que me queda algo ajustado. No me gusta ser el centro de las miradas de los demás.

Bajo las escaleras y encuentro a mamá desayunando tranquilamente. Ella me mira algo extrañada, debido a que normalmente suelo salir mucho más temprano.

-Oh Annie, no sabía que seguías aquí ¿quieres algo?- dice mamá.

-No gracias, llego tarde y tengo una exposición- digo mientras busco mis cosas y la maqueta.

-Aunque sea una manzana Anne, debes comer algo- me mira seriamente.

Justo en ese momento aparece Rudolf bostezando, seguramente se habrá despertado recientemente. Es un gato muy dormilón, según mamá, él es mi espíritu animal y la verdad, estoy de acuerdo. Le saludo y luego le acaricio tiernamente, es como un peluchito, taan peludito y suave, me gustaría-

Escucho como mamá carraspea e inmediatamente recuerdo que me preguntó algo y, por más que no quiera, retomo la conversación.

-No suelo tener apetito por las mañanas ma, además estoy apurada, no tengo-

Me lanza una mirada considerable, no me queda otra que aceptar.

- Ya, está bien.

Mamá asiente, va a la cocina y busca la manzana, también me carga agua en una botella y luego me las entrega.

-Gracias...bueno, ya me voy.

-¡Que tengas un buen día cariño!- mamá grita y salgo de la casa.

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⏰ Última actualización: Jan 09, 2022 ⏰

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Hasta que mis huesos sean cenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora