Camino lo más rápido que puedo por el pasillo, ya que llego tarde a mi próxima clase, Ciencias. Ugh.
No es que no me guste, sin embargo tampoco es de mis preferidas.
El profesor explica muy rápido y es un gruñón. Si interrumpes o le pides que vuelva a explicar algo, aunque sea de la forma más amable, él te mira con una cara increíble, y ahí es cuando digo: si las miradas mataran, el que preguntó ya estaría seis metros bajo tierra.
Yo era muy buena en esta materia antes, hasta me gustaba, pero hace un año cambiaron de profesor y digamos que no entiendo ninguna de sus clases.
Antes de llegar por fin a la puerta choco con alguien. No fue un choque fuerte, pero logró que perdiera el equilibrio y me cayera con todas mis cosas.
Echada en el piso miro hacia arriba indignada, porque ahora por la culpa de esa persona iba a llegar aun más tarde.
En el momento en que lo hago me encuentro con un chico alto, algo musculoso, de facciones marcadas, ojos color avellana y pelo ondulado casi del mismo tono. No creo que exista persona que dudara que alguien así no sea popular.
Él me ofrece la mano con una expresión entre preocupada y divertida, no sabría decirles cual predomina más, pero mi enfado no desaparece.
-¿Estás bien?- pregunta Nate. Acepto su mano y me ayuda a levantarme.
-Sí, ahora muévete que ya es lo suficientemente tarde y no quiero otro regaño más de Ruperston- digo molesta.
-Ahh bueno, perdón. No lo hice a propósito. Si de algo te sirve, yo también llego tarde y más ahora, gracias a este imprevisto, así que no serás la única a la que regañe- dice imitando mi tono.
Lo ignoro y voy hacia la puerta, esta vez rogando para que no pase nada más.
Siento que él me sigue, y cuando ambos por fin llegamos a la puerta, tiro de la manija y entro, tratando de ser lo más cautelosa posible, pero me es imposible ya que el profesor me nota rápidamente.-Señorita Sparza, de nuevo llegando tarde a mi clase- Nate entra y también lo mira-, y veo que no es la única. Bueno ya que hicieron el favor de interrumpir mi clase, además entrando sin saludar ¿Por qué no mejor salen de nuevo y vuelven a entrar? Esta vez, saludando como debe ser, ya que todos merecemos un poco de respeto, ¿no les parece?
Me dieron unas ganas de agarrar el poco pelo que tenía y arrancárselo o tal vez teñírselo de un verde neón para que se pareciera al grinch, porque la actitud ya la tiene.
Podré ser lo más buena y tolerante del mundo, pero hoy no era mi día, bueno la mayoría de los días ya no lo eran.De igual manera, trato de poner una de mis mejores caras y me dirijo de nuevo a la puerta, ya no quiero más problemas. Nate hace lo mismo, pero su cara es todo lo contario, él sí que no se aguanta en expresar con ella todo lo que piensa.
Ambos salimos, nos miramos con cara de cansancio y volvemos a entrar, esta vez haciendo lo que nos pidió el profesor y disculpándonos por haber llegado tarde. El profesor Ruperston acepta las disculpas y nos deja tomar asiento.
Por fin.
La clase terminó y cada uno empezó a marcharse, antes de que pudiera marcharme el profesor me llama y a Nate también.
Ay no, ahora que
-Bueno, como ustedes llegaron tarde y se perdieron la mitad de mi clase, quiero que hagan una investigación más amplia sobre el tema y mañana a primera hora me la expongan, también quiero que hagan una pequeña maqueta. Esto lo voy a tomar en cuenta como parte del proceso de clase así que no pueden salvarse. Los veo mañana.
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Hasta que mis huesos sean cenizas
Teen FictionLa verdad es que siempre he sido delgada, mi mamá en broma me decía que era puro hueso, pero no tenía ni idea de cómo eso me afectaba. Cada vez que me veía al espejo me quedaba mirando aquellas partes casi inexistentes que atraen a los chicos y sé q...