Capítulo 9

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-Narra Kellin-

Llegamos a la casa de Ally, el camino fue tan incómodo que no podía respirar. El silencio que se presentaba entre nosotros era intimidante, ella parecía pensativa por la expresión de su rostro, hacía una que otra mueca de desagrado y después sonreía un poco. Ella es muy bonita,  ahora que le presto atención, es muy bonita, su cabello castaño claro hace juego con sus ojos miel, su tez es morena que complementa ese juego entre su cabello y sus ojos. Sus labios son carnosos pero finos, grandes y bonitos. Su cuerpo es muy sencillo, nada exagerado, no está gorda ni flaca, de una complexión normal.

Me había sacado de mis pensamientos cuando accidentalmente me golpeó con su mochila en el brazo.

—Oh, lo siento—se disculpó haciendo puchero, pero parecía que no lo hacía a próposito, era natural.

—Está bien—le sonrio un poco y después aparto la vista de ella. Sonreír no es lo mío.

—Entremos—sugirió ella.

Entramos a una morada muy limpia, acomodada y muy acogible. Era ese tipo de casa en donde todos quisieran vivir. Las paredes estaban tintadas de un color beige y los sillones del living eran café que hacían juego con la decoración de la casa.

Del techo colgaba un candelabro de madera sombría oscura y pequeños cuadros que colgaban de las paredes. Al parecer era su familia.

De pronto, un pequeño salió corriendo del pasillo que estaba enfrente de nosotros hacia Ally.

Un niño de unos 6 años de cabello rubio y ojos miel claros. Lo miré y no se parecía en nada a Ally, que lo recibió con un gran abrazo.

—¿Es tu novio?—le preguntó el pequeño a Ally, ella se sonrió y alejó la mirada de mí.

—Es un amigo, cariño—le dijo en un tono lleno de ternura.

—Hmm... es muy guapo—dice y se acerca a mí, me toca la pierna—¿Cómo te llamas?—me pregunta mirandome. Miro a Ally y ella asiente un par de veces.

—Kellin—respondo devolviendole la mirada al niño.

—¿Por qué no eres el novio de Ally?—me pregunta curioso, miro a Ally de reojo y me doy cuenta que sus mejilas estan rojizas; se ha sonrojado. ¿Qué debo responder? ¿Qué apenas la conosco? ¿Qué no me gusta? ¿Qué hago? Ally apartó nuevamente la mirada y de giró dandome la espalda.

—Porque aún no nos conocemos bien—le dije y él hizo una mueca. De pronto un sonido al fondo del pasillo, hizo que me saltara.

—¡Noa ven acá! ¡Deja al chico en paz!—se escuchó la voz de una mujer mayor proviniendo del pasillo. El pequeño salió corriendo de ahí con una pequeña risa la cual me hizo reír.

—Disculpa a mi hermanito—dice ella mientras camina hacia mí con la cabeza agachada.

—No te preocupes—le digo en un tono amable.

—Toma asiento, iré por material para trabajar—dijo y me senté.

Miré todo lo que pude mirar, a mi derecha había un librero de madera en el que había una pantalla como de 40 pulgadas y a su alrededor libros y retratos. Al lado de la pantalla había una en donde estaba Ally sonriendo. Al parecer su sonrisa es de siempre, ¿cómo le hará para sonreír tanto? Sin duda, su sonrisa es muy bonita. Volví a recorrer lo que al parecer es el living, con la vista. Retratos, retratos y retratos. De pronto una señora alta de cabello rubio y risado se acercó a mí con un vaso de agua y una toallita.

—Soy Dhalia, la mamá de Ally, un gusto.—me ofreció su mano y indeciso la tomé.

—Soy Kellin, Kellin Quinn—le dije apretando amistosamente su mano.

—Bueno, ponte cómodo, ahorita baja Ally, te traje un poco de agua, ¿está bien?—dijo ella con tanta amabilidad. Asentí con la cabeza.

—Si, gracias.—ella sonrió y se fue. A los pocos minutos, Ally bajó con unas cuantas cartulinas y plumones. Puso todo sobre la mesa y tomó un pomito que había dejado junto con el material, lo abrió y se acercó a mí.

—Ven, te pondré esto en tu ojo—dijo mientras agarraba del contenido del bote.

—Estoy bien, gracias.

—No, ven acá—se acercó y se sentó a mi lado, tomó mi rostro con una mano queriendo aplicar la pomada en mi ojo. Me alejé pues soy más fuerte que ella. Ella frunció el ceño y me siguió, quedé recostado sobre el sillón. Ella estaba sobre mí a horcajadas dispuesta a ponerme eso en el ojo.

—Vamos Kellin, se te curará más rápido—insistió ella tomando mi rostro de nuevo, acercó su dedo a mi ojo y moví la cabeza para que no me untara eso.—¡Kellin!—se quejó y solté una risita.

—No me pongas eso, me va a doler—le dije apartando sus manos de mí piel.

—No te dolerá, al contrario te quitará el dolor, te lo pondré con cuidado—dijo ella mientras nos mirabamos a los ojos mutuamente. Su mirada me convenció en un instante.

—Está bien, con cuidado—le dije y alejé mis manos de ella. Apoyó una mano sobre mi pecho y me aplicó la pomada alrededor del ojo. En realidad no sentí nada, solo el frío de la pomada y se sintió bien.

Terminó de ponerme eso y me miró por unos segundos, estaba sentada sobre mí y me pareció muy incomodo. Aclaré la garganta y se sonrojó.

—Pe...perdón—se bajó de mí y caminó hacia la mesa para  sentarse en frente de ella. Negué con la cabeza y no noté la sonrisa que había en mi rostro pero si el calor que coloreaban mis mejillas.

Agaché la cabeza y me levanté para sentarme frente de ella. Ya estaba dispuesto a trabajar después de lo que ha pasado.

Las punzadas qud sentía pararon, ya no sentía dolor en mi ojo. ¡Vaya! Eso si que funciona.

Ally estiró las cartulinas y tomó algunos plumones, comenzó a escribir algo sobre una cartulina, no entendí ya que no miraba lo escrito, la miraba a ella.

No One Like You.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora