La clase había sido bastante aburrida, el profesor no dejaba de hablar de la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias. Aburrido, lo sé.
Ella no estaba en clase, lo cual se me hizo raro, ella no suele faltar.
Comenzaron a sudarme las manos, la clase de Filosifía no tardaba en dar inicio, la profesora aún no llegaba, pero mis nervios eataban de punta.
La puerta se abrió y la mayoría de los compañeros miraron para ver de quien se trataba. La miré de abajo a arriba, terminé mi recorrido en una dentadura hermosa y brillante, esa sonrisa le iluminaba hasta los ojos.
Había llegado la chica de la cual huí los primeros días, había llegado la chica a la cual siempre me pregunté por qué sonrie tanto. Había llegado la castaña de hermoso cabello ondulado, largas pestañas, piel dorada y suave. Había llegado Ally Rose.Caminó hacia el pupitre que estaba a mi lado, seguía sonriendo, yo la miraba confundido y nervioso, si lo estaba. Analizé sus facciones, trataba de decifrar la razón de una sonrisa tan sincera como la que ella portaba siempre, pero era imposible. Por dentro la odiaba, pero también sentía algo extraño, ella me había demostrado que no hay por qué temerle a estar acompañado, ella me abrazaba y sentía positivismo al contacto.
-Hola Kell-me saludó agitando la mano.
-Ho..hola Rose-respondí. Sequé mis palmas en mis jeans, pues estas estaban bañadas en sudor que ni me había dado cuenta que surgía después de la llegada de Ally.
-¿Memorisaste tu parte?-.
-Emm... si-.
La puerta volvió a abrise y la profesora entró con cara de pocos amigos.«Que no diga nuestros, nombres, que no diga nuestros nombres...»
-Kellin y Rose, al frente y expongan-Se sentó en la silla después de dejar su enorme bolso sobre el escritorio.Ally y yo nos paramos y fuimos al frente, pegamos algunos cartelones y miramos al grupo. Esta vez, no solo me sudaban las palmas de las manos, sino que todo el cuerpo, sentía calor inmenso y una y otra vez, una corriente de calor recorrer mi cuerpo.
No me había dado cuenta, Ally ya estaba explicando el tema de la convivencia, dentro de poco tendré que hablar yo, pero de ver a esas personas en frente de mí, me hacía olvidar mi parte.
Los miraba una y otra vez, algunos reían, otros rayaban los cuadernos,otros prestaban atención o eso aparentaban, otros simplemente estaban ahí.
Miraba a todos y cada uno de ellos, asustado, era la primera vez que exponía al salón.-Kellin, vamos-la castaña estaba mirándome, algunos alumnos comenzaron a reírse, no sabía por qué-Te toca-dijo ella un tanto confundida.
La miré y me tomó del brazo. En ese momento pude sentir como los nervios se esfumaban y mis palmas secaban, sentí una tranquilidad al momento del contacto de su mano en mi brazo.
Sin pensarlo una o dos veces, las palabras comenzaron a salirme sin pedir permiso alguno, hablaba y hablaba, no paraba.
Los compañeros prestaron más atención a lo que yo decía, quizá estaban sorprendidos o yo que sé.Nunca me había sentido así, me sentía bien con ganas de trabajar, pero conforme ella alejaba su tacto de mí, sentía los nervios hervir dentro de mí, en alguna parte, en algún rincón.
[...]
-La verdad gracias por el regalo, pero siento que es mucho para mí.
-De acuerdo, mañana mandaré a alguién por el auto, pero eso no significa que te quedarás sin regalo, te daré el dinero del auto y no puedes decir que no, ¿ok?
-Está bien, gracias por entender, los quiero.
-Nosotros a tí, Kellin, hasta pronto cariño.
-Adiós.Yacia sobre la colchón, mirando hacia el techo. Hace unos momentos hablaba con mis abuelos, no quería ese auto para mí, me traía mala fama.
Mis padres no han estado desde ayer, no los he escuchado llegar y eso lo agradesco, porque quizá lleguen estresados por tanto trabajo y quieras desquitarse con su perra de valdio, ósea yo.
Suspiré de la nada y poco a poco mis ojos comenzaron a cerrarse para después caer en un profundo sueño...
Soñaba, soñaba con una chica de la cual no veía el rostro, una tela negra lo cubría. Vestía con un vestido negro un tanto maltratado, al fondo, era un cementerio, el cielo cantaba al diablo con fuertes sonidos que retumbaban en mis oídos, pequeñas gotas comenzaban a caer a nuestro alrededor más no a nosotros. El cielo era negro con toques grises, relampagueaba. Yo vestía de traje, igualmente todo negro, usaba un sombrero que parecía haber sido quemado, miré mi ropa y esta estaba desgastada.
Sentía que lloraba dentro de mí y también escuchaba los sollozos de la chica que estaba frente a mí.
Sólo escuchaba el sonido de la canción que componía el cielo y sus sollozos.
-¿Por qué lloras?-le pregunté tocandole el hombro.
-No puedo esperar tanto para verlos-sollozó y limpió su nariz con un paño.
-¿A quienes?
-A mis padres... supongo que a ti no te duele.
No entiendo.
-¿A qué te refieres?
Entonces ella levantó la tela que le cubría el rostro, sólo pude contener un grito al ver su cara destrozada «Es un sueño»
-Kellin, hemos muerto.
-¿Bromeas?-Negó y señaló detrás de mi hombro.
-Ahí estan mis padres, míralos, mamá está destrozada.
-No...
-Acéptalo.
¡Ally!...-¡Ally!-grité.
-Oye tranquilo, se supone que dormías.
-¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste?-dije alterado.
-Amm... la puerta no estaba con pestillo.
-¡No puedes hacer eso!
-Claro que si.
-¡No!
-Dame razones.
-Invades mi privacidad y la de mi casa, no tienes modales.
-¿Ah si? ¿Qué sería tener modales?
-Que tocaras la maldita puerta en ves de entrar así por nomás.
-Mentira.
-Ya, calla, ¿qué haces aquí?-Me levanté de la cama poniéndome de pie al lado de ella.
-Vine a decierte que hiciste un buen trabajo en Filosofía.
-Realmente no me intereza pero gracias.-Me alejé de ella y me volví a tirar sobre mi cama.
-Tu bipolariad es tan molesta.
-Gracias, puedes irte.Hundí mi cabeza en la almohada y solo escuché el sonido de la puerta cerrarse.
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No One Like You.
FanfictionKellin Quinn un jóven de 17, estudiante en Pleard National SS, su vida... ¿Qué puedo decir? Sus padres lo tratan como un animal, no les intereza ni en lo mínimo. Su madre es alcohólica, su padre es un cobrador de rentas en Street Hallen. Pero ningun...