00: Padre e hija

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Sabía que ser portador del One for All tenía riesgos, ser un héroe de por si era riesgoso, pero no imagino que costaría tanto hasta el punto de perder al amor de su vida, a esa mujer que era su razón de existir.

A pesar del dolor de su pérdida, no podía mostrar tristeza. Era el héroe número 1 y el Símbolo de la Paz, además de un padre. Aquella mujer con la que compartió gran parte de su vida, había dejado huérfana a una pequeña de seis meses de edad.

- Mi pequeña Mei. - Suelta el mayor, cargando en brazos a la pequeña de seis meses.

La pequeña que tenía unos intensos ojos verdes y un suave cabello rubio: la combinación perfecta de ambos. Su piel blanquecina siendo adornada por sus pequeños mofletes rosas.

- Prometo no dejarte sola. - Fue una promesa llena de sentimientos momentáneos, orgulloso de su hija.

Ella sería su mundo, a partir de ese día.

O lo fue durante un tiempo.

[...]

A sus doce años de edad, se encontraba preparada para ser la siguiente portadora del One for All. Los entrenamientos intensos y sus rigurosos estudios la hicieron convertirse en una de los mejores de su clase. Aún era joven, y eso perfectamente lo sabían tanto ella como su padre, pero por algo su padre la había forzado a entrenar una y otra vez. Actualmente estaba a centímetros de tocar a su padre en un combate de cuerpo a cuerpo.

Quizás no había sido bendecida con una particularidad fuerte como el de su padre, a quién mentía, su particularidad no era para nada útil para un héroe, cosa que varios de sus compañeros de clase la obligaban a recordar.

Pero no estaba sola, tenía a sus mejores amigos ahí. Sus mejores amigos trataban de acompañarla, no tratando de igualarla, sino superándola. Entre ellos se impulsaban a ser mejores, aunque uno de ellos deseará desertar a ser un héroe.

- ¡Hey, Touya! - Grita la rubia desde lo lejos. Su pelirrojo amigo la miraba y restaba importancia a su llamado. - Hey, Touya.

El pelirrojo, hijo de otro gran héroe de Japón.

- ¿Qué?

- Sería mejor si mostrarás una sonrisa. - Comenta mientras jugaba con una pluma que le quito a Keigo.

- Es absurdo.

Mei suspiró. Había tratado de hacer que su amigo sonriera durante dos años, cosa imposible. Takami también lo había intentado, sin conseguir ningún resultado.

Una llamada a su celular la alarmó.

お父さん
(Otōsan)

Se disculpa con su amigo y se aleja un poco para contestar la llamada. Contesta la llamada, escuchando varias risas y felicitaciones, seguro otra hazaña realizada por su padre impresionando al mundo. Como siempre. ¿Algún día escucharía esas felicitaciones hacia ella?

- Mei mei, ¿ya saliste de clases? - Pregunta su padre a través del celular.

- Todavía no. - Contesta observando como Keigo hacía su aparición, molestando a Touya, como de costumbre. - Pensaba en salir con mis amigos.

- ¿Y con qué permiso? - Mei ríe nerviosa, se le había olvidado ese pequeño detalle.

- Pues..

- Te quiero en la casa antes de las cinco. - Avisa su padre, suspirando. A veces, solo a veces, era bastante permisivo.

El otro lado de la historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora