09: ¿Por qué sucedió?

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Tiempo atrás...

Su andar por aquel bar de mala muerte como decían, llamaba la atención de todo aquel que la viera pasar, pues una chica como ella no se veía todos los días. Su cabello rubio recogido en un moño en la parte baja de su nuca, una blusa color vino a los hombros de mangas abullonadas a juego con unos shorts negros que combinaban perfectamente con sus botas de cuero que le llegaban a la rodilla. Se acerca a la barra, volviendo a pedir lo mismo que la semana pasa y la anterior a esa y  así sucesivamente; hacía ya dos meses atrás que concurría ese bar, lo visitaba por lo barato que era beber ahí también por la poca gente que iba.

Debido al tiempo al que asistía a ese bar, conocía tanto a trabajadores como clientes recurrentes como ella, por ello se sorprendió al ver a una persona entrar, un albino con mascarilla y una muda de ropa oscura, esta consistía en unos vaqueros azul oscuros, una camisa negra y una casaca del mismo color. Era extraño que alguien como él apareciera por ahí, normalmente gente mayor de cuarenta iban a ese bar, decide ignorarlo y volver a pedir que rellenarán su vaso, un sabor agrio y amargo quemaba su garganta aunque no lo admitiría mientras esos hombres la observaban como si fuera un trofeo que debían ganar para antes de que acabe la noche. Uno de los tantos que habían ahí se acercó, fue el primero en querer demostrar que, a pesar de los años, seguía siendo un casanova (claramente no es así, los años ya hacían estrajos de la belleza que alguna vez tuvo), el cortejo empezó con la invitación de una bebida que rechazó y luego con una presentación vaga donde hacía aclaración hacía su puesto de trabajo y a sus ganancias. Cortado de una, ignorándolo por completo y seguir revisando su celular.

- Ya veo. - Dice el señor un poco pasado de copas y apoyándose en la barra, sonriendo. - ¿Quieres mi número verdad? Sé que soy irresistible, para que negarlo.

- Antes muerta que tener tu número, sería como un virus. - Dice en voz alta, provocando que la gente ría del sujeto, ella sonríe. - Largo.

- Me encantan las chicas que se hacen rogar. - Suelta volviendo a acercarse, tratando de sujetarla. - Son las que cogen más rico.

- ¿Quieres coger? - El mayor asiente. - Pues coge con tu madre, al parecer lo necesitas demasiado.

Otra vez risas y el señor enfureció. Mei se limitaba a mirar su celular, viendo el post de alguien en Instagram con All Might, frunce el ceño y apaga el celular, suspira fuertemente y vuelve a pedir que llenen su vaso y el señor vuelve a hablar. Ya está harta de él y tras beber de golpe se levanta.

- Tengo novio y es mucho mejor que un viejo arrugado. - Sus palabras calanban en el ser del señor y empezaba a cabrearse realmente.

- ¿Y dónde está tu dichoso novio? - Dice burlándose y empieza a reír: - No existe, ¡Es falso!

- ¿Quién es falso? - Otra voz masculina habla detrás de ella, no le ayudaba. - ¿Tu pene inexistente y flacido? - El comentario del chico tras suyo solo aumentaba las risas de la gente que se empezaba a formar alrededor de ellos. - Su dichoso novio está aquí imbécil,  frente tuyo.

Los ojos de Mei no mostraban la sorpresa que ella tenía dentro suyo, ella no salía con nadie y  solo decía esa frase para que dejarán de joderla, aunque algunas veces no entendían y le tocaba explicar a base de golpes. En esta ocasión, algún extraño se ofreció a ayudarla sin que ella lo pidiera y se estaba muy agradecida.

- ¿Qué esperas? Largo. - Dice el chico con una mirada maquiavélica, abrazando los hombros de la rubia. - No te vuelvas a acercar o te quedarás sin bolas para coger con las prostitutas.

El señor se aleja del lugar rufunfuñado, el cuerpo de Mei se relaja, agradece al extraño que decidió ayudarla. Voltea a verlo y de no ser por el agarre que poco a poco se deshacía se hubiera caído al ver de cerca ese cabello blanquecino y aquellos ojos azules le recordaban al chico que alguna vez creyó enamorarse; sus ojos se abren y decide separarse, el joven le habla y su voz la despertó de su pequeño trance.

- ¿Se encuentra bien? - Pregunta mientras la mira fijamente, atento a sus movimientos. - Lamento haber intervenido pero me pareció conveniente.

- Tranquilo, fuiste de ayuda. - Responde volviendo a tomar asiento. - ¿Gusta tomar una bebida? Yo invitó, por haberme ayudado.

[...]

¿Cómo llegaron ahí? No lo entendía, sabía que los dos estaban pasados de copas y por ello se encontraban ahí, en su apartamento, comiéndose a besos mientras la ropa empezaba a escasear entre ambos. Los labios del chico recorrían el cuello de Mei, mientras que sus manos curioseaba el torso desnudo, masajeando y succionando su piel, marcas que mañana o pasado la chica se daría cuenta. 

La rubia sentada en las piernas del albino, dejándose llevar por el calor del momento y la química que sientieron tras el primer beso que se dieron, sorprendentemente, ambos no planeaban algo como esto ese día, menos si involucraba tener una cierta relación con alguien; ambos sabían que aquello será pasajero y que al cabo de unos días o semanas se olvidaría y no tendrían memoria alguna. La fricción entre las caderas de la chica con la pelvis del varón les daba una satisfacción inconclusa que debía de continuar, por ello lo hicieron, con la consciencia en las nubes mientras que sus cuerpos se juntaban constantemente en busca del calor ajeno danzando en la lujuria carnal. Uno y otro entregaron su primera vez a un desconocido, pues su mente no encontraba conexión alguna más que el encaje perfecto que eran sus cuerpos. Eran más que solo dos personas teniendo coito, no era solo lujuria del momento, sino la nostalgía que su cuerpo mostraba, una tristeza ajena que logró curar su similitud. Por eso, sin importar que sea de una noche, querían ser uno con el otro.

[...]

Huellas del suceso de ayer eran notorias por todo su cuerpo y el bulto a su costado le recordaba las cosas que habían pasado ayer, se levantó de la cama con pesar, recordaba partes de la noche de pasión que tuvo y agradecía que le hubiera tocado un gran chico pues insatisfecha no estaba. Su celular le mostraba lo tarde que era: 12:21pm aunque teniendo en cuenta la hora en que aquel chico la dejo en paz, había podido descansar por lo menos unas 7 horas seguidas. Decide bañarse para luego ir a cocinar algo, pues su estómago ardía por el hambre; el agua fría recorrer su cuerpo le servía para relajarse. Se pregunta como es que llegó a ese punto, no sabe si por pasarse de copas o por la química extraña que tuvieron tras el pimer beso en el bar que luego condujo al segundo y tercero, por ello terminaron cogiendo  en su apartamento. ¿Por qué sucedió? No lo sabe, pero agradece que la haya llevado al cielo con sus movimientos.

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⏰ Última actualización: Feb 27, 2023 ⏰

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