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Se siente liviano.

Muy agotado.

Le cuesta abrir sus ojos e incluso moverse.

Pero aún así, debe abrir sus ojos y levantarse.

°

-Tranquilo, no te muevas mucho.

-Agh, ¿Dónde estoy?- Se cubre con su mano la cabeza, duele.

-Estás en la enfermería, chico.- distingue esa voz, es Recovery Girl, la sanadora de la academia.

-¿Qué?, ¿P-porque?

-Hum, Sudoración, ligeros temblores, temperatura alta; tuviste un desmayó y caíste rendido en el suelo. Dime ¿Aún Te duele la cabeza?

-S-si y me duele el cuerpo.

-Esta claro, tienes una creciente fiebre.- ella anota en un informe.-Te has estado sobre esforzando mucho, ¿verdad?

Midoriya solo suspira.
Por qué la verdad es evidente.

-Escucha, debes cuidarte mucho, yo ya logre que te bajará la fiebre. Debes hacer reposo para recuperarte.- ella lo miro seriamente.

-Si... Lo entiendo.

-Debés tomar un buen descanso, para que no empeore, tómate los días que te hagan falta. Si es necesario no vuelvas hasta sentirte bien. Ya le comunicaron a tu madre y pronto vendrá por tí. Descansa.

El menor la ve dirigirse a la puerta para salir del cuarto.

Así que, se desmayó...
Si, tenía que haber supuesto que podría llegar a pasar eso y así tal vez poder prevenir lo que le termino sucediendo.

Es cierto que se siente terrible, tan terrible que no sabría describir con palabras la dolorosa sensación, seguramente por fuera se ve muy mal, en el interior siente como si brasas quemaran Cada parte de él.

Aunque Recovery girl le haya dicho que le bajo la fiebre, está sigue latente, camuflada, esperando el momento para surgir.

°


Sin poder dejar de notar el paso de los minutos, al estar atento del reloj en la pared de la habitación, sin poder descansar por completo; escucha el sonido de la puerta siendo golpeada y una suave voz temblorosa que pide permiso para entrar.

Con tantos años conviviendo, es fácil para él reconocer la preocupa voz de su progenitora.

Él le da permiso para que pase, y luego en el umbral de la puerta puede apreciar a su madre; sobrepasada con la preocupación marcada en su rostro. Qué hacía sentir a su hijo demasiado culpable.

-¡Izuku!, hijo, ¿Que paso?, ¿Te encuentras bien?, ¿Como te sientes?- le pregunto, lo que ella menos quería es ver en mal estado a su hijo.

-Si, mamá tranquila, ya estoy mejor. Solo fue un una leve fiebre, estoy bien.- trato de aligerar el momento.

-Es que no te ves del todo bien.- beso la frente de su hijo y pudo sentir la tibieza en esta.-hijo, aún tienes fiebre y si no descansas adecuadamente puede empeorar.

Su hijo, solo le da la razón asintiendo levemente, y moviéndose lentamente hasta bajar de la camilla. Todo con un movimiento débil, si se movía mucho sentía como si el mundo se moviera junto con él, y se pudiera derrumbar en cualquier momento, con el más mínimo toque.

-Despacio hijo, no te esfuerces.- su madre le sujeta la mano con cuidado y en la otra sujeta la mochila de su hijo, para poder irse a casa.

°

°

El camino a casa nunca se sintió tan largo, tan imposible de recorrer.

El solo mantenerse en pié le costaba, cada paso era insoportable, pero afortunadamente su madre está a su lado, para sostenerlo. Así que sabe que llegará bien a su destino.

...

En el hogar Midoriya todo es cálido y acogedor, es un pequeño refugio. Así se siente el menor, refugiado y seguro, es como un peso menos el llegar a su hogar.

Su madre le pide con suavidad, que vaya a cambiarse y se ponga algo más cómodo. Ella se encargará de cuidarlo.


-Hijo acuéstate, en seguida vuelvo.- le dijo a su primogénito, mientras ella iría a hacer algo para comer.

Al más joven no le quedó más que obedecer a su madre que siempre tiene la razón. Y él sabe que hasta no mejorar en su estado, y se encuentre mejor, ella no lo dejara salir, eso significa sin entrenamiento, reposo absoluto, y no regresar a la academia.

Eso le preocupaba, le preocupaba quedar atrás de todos.

pero pensándolo con el sofocante y asfixiante dolor presente en él, esto era lo mejor.

🥀Polvo de rosas🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora