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Todo parece avanzar con lentitud.

Aún no ha mejorado.

Va empeorando.

°


Se siente como si esto sólo fuera el principio y que la fiebre es una constante amenaza de regresar una y otra vez, como si fuera una advertencia para su futuro.

Midoriya, ha tenido varias alucinaciones, sus alucinaciones son proféticas, de un hiriente destino.

La mayoría del tiempo no siente que tenga el control de su situación, ni de su cuerpo, ni de su mente.

Él cree que esto es lo más horrible que le pudo pasar, ahora que todo estaba bien planeado. No puede evitar sentirse frustrado, esto no debía pasarle, esto sólo lo retiene de seguir entrenando para ser apto y llegar a su meta más ambiciosa.

-Basta de pensar en eso.- sacudió ese pensamiento, su madre siempre le ha reprochado que deje de lamentarse por cosas que están más allá de su control.

Y aún que lo ha intentado, sigue sin ser suficiente para acallar ese sentimiento de aflicción y dolor, su mente divaga en la agonía, y él no tiene el control para apagarlo, y relajarse como le indica su querida madre.

°

-La fiebre ha bajado. ¿Como te sientes ahora?- su madre le pregunto luego de verificar el termómetro, y dedicarse a acariciar con delicadeza el cabello verde y desordenado de su hijo.

El peliverde enfoca su mirada esmeralda, con una agotada expresión, esos son  los evidentes síntomas de la fiebre.

Siente su garganta seca, no tiene tantas energías para responder, así que bebe del vaso con agua ofrecido por su madre, para hablar con un frágil susurro. 'Me siento mejor', dando una leve sonrisa.

Él, inocentemente creyó que si descansaba y dormía adecuadamente, seguramente al día siguiente, al despertar; no solo se sentiría mucho mejor, sino que ya no habría rastros de la fiebre y el constante malestar.

Pero no fue así.

Amaneció con los claros síntomas, que confirmarían una incesante fiebre; Recuerda a ver despertado luego de una pesadilla, un producto de su mente.

El sonido del despertador lo exalto, en su frente había rastros de Sudor.
Intento moverse para levantarse, pero su afiebrado cuerpo era un impedimento, al intentar moverse para levantarse, su vista se torno oscura y tuvo miedo.

Luego le siguieron los escalofríos y los temblores, que los sentía como si de la nada una fuerte ráfaga fría lo atraviesa completamente, y todo eso lo sentía internamente.

Su querida madre fue quién, al verlo en tal estado no dudó en estar al pendiente de él, en el estado con el que amaneció, estaba claro que no iría a la academia. Y por ende ella no se presentaría a trabajar. Su deber como madre es procurar el bienestar de su pequeño tesoro.

°

Sabiendo que no podría ni levantarse de la cama sin sufrir dolores musculares y debilidad general, se rindió ante el hecho de que no saldría de su cuarto y mucho menos de casa. No hasta volver a sentirse pleno.

🥀Polvo de rosas🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora