3. Cosmos

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Y bueno... llevamos más de veinte minutos en silencio, a pesar de tratar de concentrarme en mi lectura, simplemente parece difícil teniendo a un muchacho desconocido volteando a mirarme de vez en cuando. Aunque, para ser sincera, yo también le he puesto cierta atención  y lo he buscado con la mirada.

Digo, es normal, ¿no? Tener cierta desconfianza hacia gente que no frecuentas es común. Estamos muy lejos el uno del otro, pero aún así es raro.

Lo único que agradezco es que Hana llegará de la clínica en media hora.

Observo al muchacho quien con cuidado carga a su gatita en brazos. Él se acerca cuidadosamente casi como si tuviese miedo, hasta colocarse prácticamente al lado mío, aún cuidando su distancia.

—Eh... solo quería aclarar que espero llevarme bien contigo, ya que te metí en este asunto así como a mi mismo— comenta con un suspiro, casi como abatido, como estudiándome en espera de algo.

—Yo también espero eso— en serio, teniendo en cuanta que vendrá seguido —, sino echaré a esa gata de mi casa— le respondo, esto puede salir muy bien o muy mal.

Miro su rostro y como sus facciones comienzan a deformarse, poniéndose a la defensiva, es entonces que yo sonrío y suelto una carcajada.

—Joder, ¿en serio creíste que lo decía en serio?— pregunto con una risa nerviosa, por una parte porque su reacción me pareció graciosa y por otra para alivianar la situación, esperando no haberme ganado un enemigo.

El muchacho me mira con cuidado.

No queda más que forzar esto.

—Hombre, jamás. ¿Crees que soy tan cínica?— pregunto, parece que el modo "gracioso" de sobrellevar el momento no da frutos.

—Pues, la verdad es que sí— me responde con una leve sonrisa de involuntarios ojos cerrados.

—Tranquilo, tengo un límite diario— respondo ya un poco más tranquila.

La comodidad fue momentánea, para ser honesta, no sé de que más hablar con él, así que continúo leyendo.

—Se ve interesante, ¿qué lees?— pregunta rompiendo el silencio, si en algo estamos de acuerdo los dos es en que tenemos que al menos poder conversar un poco, no poder comunicarnos teniendo que frecuentarnos día a día debe ser muy difícil, lo cual buscamos evitar.

—Cosmos de Carl Sagan. Claro que es interesante, deberías leerlo— le respondo con tranquilidad, sin parar de ver el libro, pues he llegado a una de esas secciones donde puedes ver satélites y sitios del espacio.

—Se nota, ¿puedo tomarlo?— pregunta recargando a su mascota en uno solo de sus brazos.

Le paso el libro tras colocarle un separador, el muchacho hojea con delicadeza y lee la contraportada.

—Se ve curioso, jamás he leído algo así. Y... está todo en inglés, debes tener un buen nivel— comenta, a pesar de mirarse serio parece curioso, como un médico revisando células al microscopio.

Suelto una leve risa.

—Es lo que un año de intercambio en E.U. le hace a tu nivel de inglés— le respondo —. Pero, créeme no es tan difícil, con una pequeña ayuda de Internet para identificar algunas palabras creo que podrías entenderlo. Les enseñan inglés en la escuela, ¿cierto?

El asiente con la cabeza, sin perder de vista aquellas imágenes que hasta hace unos segundos yo estaba viendo.

Esto está llevando más tiempo del que me gustaría, la verdad, preferiría estar leyendo mi libro en vez de solo esperar. Lo miro fijamente, esperando que de alguna forma se de cuenta de que quiero mi libro, pero, claro, no le voy a decir "vete a otro lado y déjame leer a solas", mi madre me mataría si se entera y bueno... no quiero un enemigo en mi casa, eso sería mucho trabajo.

—Toma— me dice devolviendo el libro a mis manos —. Me gusta, no sé si pueda leerlo en ese idioma, tal vez debería buscar una versión en Japonés — comenta en un tono neutro.

—Como gustes, hombre— respondo —. Igual, en cuanto lo termine puedo prestartelo, después de todo, vendrás seguido a mi casa— sugiero volviendo a mi rollo.

—Eso sería divertido, gracias— responde —. Vaya... en serio te gusta leer, puedo preguntar, ¿por qué?

Todo se ha vuelto un poco menos tenso, la minina se ha dormido y sólo estamos él y yo en la mesa, tranquilos. Él podría haber decido irse pero se ha quedado, al menos se aprecia el esfuerzo que hace por ese animal que ha traído a mi vivienda.

—Bueno... después de todo, "la comprensión es una forma de éxtasis"— le comento con una leve sonrisa.

Él me mira intrigado, como preguntando: ¿en serio?

—De acuerdo, eso y necesito ideas para unos cuantos escritos, ¿qué no investigan los estudiantes de héroe?— pregunto a Shinso.

—Claro que sí, pero no leemos libros así de curiosos, al menos no la mayoría. Sé que es ciencia común, pero, es tan increíble que parece casi ciencia ficción, sólo mira esas fotos— dice señalando algunas páginas del libro.

—¿Entonces te gusta la ciencia ficción?— le pregunto tratando de seguir la conversación.

—Supongo que sí, sabes, es divertido pensar en el que podría ser y no lo que ya es. Es como enfrentarse a un mundo nuevo— me cuenta con el rostro serio pero con esa inconfundible emoción que la gente tiene al hablar de las cosas que le gustan —. Es explorar lo desconocido con la intriga y la curiosidad de ver algo más en esos complejos mundos ficticios.

Me agrada la gente que se expresa de esa manera, la alegría de saber y vivir algo, esa que va más allá de los placeres pasajeros y se queda impostada en la esencia de una persona.

—Veo que eso te gusta...— susurró para mis adentros —. Te preguntas, ¿qué tal si nuestra realidad es más compleja o simple de lo que esperamos?

Él me mira con atención.

—Vamos, que podríamos ser un experimento en un laboratorio o un simple texto que cobra vida solamente gracias a la conciencia de la persona que lo lee— le comento haciendo referencia a uno de los libros que he leído últimamente: "Niebla".

Me sonríe por primera vez y puedo ver esa mueca incomoda que se suele relacionar con la apeirofobia.  Ambos nos reímos de una forma que no sé si puedo definir como incómoda o de alivio.

—Vaya... de verdad creí que nos odiaríamos o algo así— me atrevo a decirle.

Él, volviendo a su posición de protección parece cubrirse con uno de sus brazos, pero eso sí, ya luce mucho más relajado.

—Créeme que yo también, supongo que ambos teníamos un concepto errado del otro. ¿Qué dices? ¿Nos podemos llevar bien?— responde extendiéndome una mano.

Nos damos un apretón de manos como si esto fuese un contrato.

—Oh... ahora que lo pienso, tu gata necesita un nombre, piensa en uno— le digo.

—¿Cómo se llama el autor de tu libro?

—Carl Sagan.

—Bueno, entonces será Sagan.

— Supongo que le queda, después de todo es color negro cósmico.

DIBUJOS. Hitoshi Shinso X Lectora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora