🌷 Capítulo dos.

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Soobin quito el sudor de su frente con la ayuda de su brazo. En cunclillas quitaba las hojas secas que caían en la tierra alrededor de sus cultivos. Una cubeta a lado suyo le ayudaba en la tarea de recolectar la basura innecesaria, y la otra cubeta le ayudaba en trasladar el abono para sus plantas.

Esa mañana extrañamente Soobin se habia levantado de buen humor, mucho más contento. Sus padres con curiosidad se preguntaban el motivo de su gozo. Por qué era extraño ver a su hijo silbar y mantener una sonrisa en su rostro todo el día. Soobin no era un hombre amargado, cabe recalcar, él era todo un joven feliz, amable y servicial. Mantenía una sonrisa amable para todos eh incluso para sus cultivos, pero ese día era especial. Las feromonas que expulsaba Soobin era de gusto, satisfacción, felicidad, emoción.

Sus padres estaban también feliz. Si Soobin lo era, pues ambos omegas también lo serían por su hijo adoptivo.

Soobin se había lavado las manos, para luego coger una canasta eh ir hacía sus cultivos. Entonces empezó a cortar las mejores hortalizas de sus plantas para elaborar una variada ensalada.

Las hortalizas más hermosas, jugosas y coloridas.

Al Alfa lo rodeaba un aire muy bonito que a la vez era contagioso, así que animado prosiguió a preparar una ensalada variada.

Con el profundo anhelo de tener algo preparado para su majestad, quería que su rey probará sus cultivos y el mismo jusgara sus habilidades. Ese deseo fue extraño para Soobin, más no se detuvo en llevarlo a cabo.

Su rey hacía el esfuerzo de cabalgar largos kilómetros desde su trono hasta llegar a su campo, entonces Soobin quería recompensar ese esfuerzo alimentando a su majestad. Solamente era eso, Choi quería convencerce que ese instinto que sentía, era solamente una recompensa para el Omega por su tiempo y esfuerzo, no por que en realidad desea con todo su ser alimentar y proveer para su rey.

Choi frunció su entrecejo, mirando con detenimiento la mesa llena de diversos alimentos, desde arroz, pure, tortillas, carnes y ensalada. Ahora el Alfa agregaba en la mesa una tinaja con agua, por que algo le decía que su majestad tendría mucha sed una vez pisará su hogar.

El Alfa había colocado la mesa en un lugar agradable y fresco, muy cerca de su campo de cultivo. Con la necesidad de mostrarle a su rey lo que había echo con sus propias manos, Soobin deseaba una aprobación, un elogio, felicitaciones... de su rey.

El no entendía ese sentimiento. No sabía que era, así que mejor decidió pasarlo por alto y hacer lo que su instinto le decía.

Tal vez era lo mejor.

Además, necesitaba trabajar con Yeonjun. Tenía que trabajar duro con el Omega, para ganarce el honor de estar a su lado en la gestacion de su bebé y también una vez este naciera.

Su rey no se lo pondría fácil, eso lo sabía de ante mano Soobin. Pero él acepto el reto, y iba a conseguir lo que se propuso.

Una vez el Alfa miró todo bien arreglado y preparado, dio su aprobación. Le gustaba mucho realizar sus propias responsabilidades, su rey sería su responsabilidad el día del celo y cuando este en gestación, así que quería demostrarle a su majestad que era completamente capas de ser responsable.

Soobin se fue a cambiar de vestimenta.  Poniendose un hanbok de los tantos que le mando su majestad hace cuatro días junto al comunicado de que llegaría justo ese día, su rey le había mandado una orden estricta de aceptar y concervar los hanbok. Que quería que lo tuviera puesto para cada llegada de su rey a su hogar, no deseaba ver al padre de su heredaro vistiendo informal en su presencia, así que resignado el Alfa había aceptado. Guardando en su armario los hanbok.

Rey Omega | ˢᵒᵒʲᵘⁿ ᵃᵈᵃᵖDonde viven las historias. Descúbrelo ahora