🌷 Capítulo ocho.

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La frustración de Choi lo estába poniendo como una bomba de tiempo que esta ha punto de hacer explosión y arrasar con todo a su paso.

Soobin ha estado con una maldita actitud de mierda, que incluso él mismo, no se soportaba.

Su rey no llevaba ni una día en su hogar, pero ya lo sentía como una eternidad. Su majestad se había ido al aposento que Choi le había preparado para su comodidad, y que cabe recalcar como punto principal y también como un maldito recordatorio de su estupidez: que el aposento que ocupaba su rey estaba a lado del aposento de Soobin. Por lo tanto, cada vez que iba hacía arriba con alguna excusa, tenía que retroceder atontado por el fuerte olor que se siente en el pasillo. El cuerpo de Yeonjun expulsaba feromonas tan atractivas en su estado de celo, que lo llamaba con sutileza y le prometía una sesión de intimidad intensa.

Muy tentativo.

Pero para su seguridad, Soobin se vió dando marcha atrás para no sucumbir al deseo primitivo que su instinto le exigía con tanta devoción.

Fue una mierda. Porque su cuerpo estaba empezando a reaccionar al celo de su majestad, pero por un carajo, ¿como no estarlo? Él es un saludable Alfa, era más que obvio que su instinto se activaria al estar en presencia de un Omega en celo, su objetivo de ayudar a su rey yacía tan intenso que con cada oleada que golpeaba su cuerpo con ganas de subir al aposento del Omega y ofrecerce como tributo, lo estaba matando.

Soobin tenía que recordarce que era su rey quien decidía en que momento él tendrá que intervenir y a que hora. Choi sabía que no tenía derecho a cuestionar en que momento sería ese llamado, porque estaba muy seguro que su majestad trataría de prolongar ese momento. Tenían una semana, una semana, Soobin no tenía que preocuparse por que no estaban follando desde ese momento. Pero lo hizo, Choi estaba frustrado y malhumorado, él no debería de estarlo, pero lo está.

Su majestad había reaccionado tan bien cuando lo besó en la entrada de su hogar, que entonces Soobin supuso que desde ese momento estarían ocupados, muy ocupados.

Entonces Soobin también estaba molesto consigo mismo en ese aspecto. Él no debería de estar ansioso, caliente y cachondo, pero lo estaba, su cuerpo activo con la misión de ayudar al Omega en celo. Y sabía el muy cabrón que no sería tan fácil como lo pensaba, Choi creía que tal vez por el calor del celo su majestad estaría mucho más pasivo, más sueve, un poco más manejable. Pero no fue así, su rey se veía normal y estable, como si no estuviera en su maldito celo. Entonces Choi recordó las palabras de Namjoon, donde le mencionó que su rey en los primeros días lo único que necesitaba era mantenerse entretenido para no maldecir hasta a las piedras, también bien alimento y consentido.

Soobin gruñó, entonces dejó caer todo su mal humor y frustración en el tronco de madera que estaba destrozando para sacar rajas de leña. Sus feromonas se habían espesado con el motivo de conmunicar su actitud agresiva. Había leña cortada en el cocinero, no había necesidad de cortar más, no obstante, era la única actividad que podía hacer en ese momento tan tenso, ya que las demás cosas ya estaba más que echas.

Para su mala suerte, sus dos padres omegas se habían marchado de casa. Dejándolo solo con su majestad, y explicando que ambos necesitarían privacidad en todo ese período. Deseándole suerte, ambos se despidieron con un beso en la frente de su hijo y después ya no estaban. Pasarían esa semana en la casa de Lili, una buena amiga y madre soltera de la familia Choi.

Soobin dejó caer de nuevo el hacha en el tronco, sacando de el dos rajas partidas. Dejó el hacha a un lado para así tener acceso a recogerlas del suelo y apiñarlas en el cocinero, pero antes de siquera moverce, el aroma sutil a celo que desprendía el cuerpo de su rey, lo obligó a detener todo movimiento, para agudizar sus sentidos y percibir la presencia imponente, arisca, huraña del inalcanzable rey Omega Kim Yeonjun.

Rey Omega | ˢᵒᵒʲᵘⁿ ᵃᵈᵃᵖDonde viven las historias. Descúbrelo ahora