🌷 Capítulo cinco.

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Una vez que Soobin estuvo bien presentable, bañado, afeitado, peinado, vestido con un hanbok y perfumado, fue que se dirigió hasta donde yacía su rey esperando por él.

Sentado en una de las sillas que rodea el comedor de mandera, observó a su majestad echándole una vistazo a toda la vegetación de su campo.

El aire fresco alboroto el cabello negro de su rey, dándole una aura despreocupada. El Omega no se veía tenso ni crispado a la defensiva, no, claro que no, solo ahí pudo notar que a su rey lo rodeaba un aroma agradable, realmente dulce.

Y le gusto mucho. Le encantó.

Raramente se podía percibir el verdadero aroma de su rey, por que la mayoría del tiempo solo estaba rodeado de un aroma menos agradable al olfato Alfa, un olor amargo fuerte, realmente molesto.

A Soobin le daba igual, menos mal que solo así, él no tenía la urgencia de enterrar su nariz en el cuello de Yeonjun para oler como adicto su aroma y ronronear feliz. Pero ahora que a sus fosas nasales había llegado el verdadero aroma de su rey, sabía que él sería muy cabrón como para anhelar una calada de esa dulce esencia.

Choi suspiró resignado.

Tenía que eliminar esto desde la raíz.

Soobin se acercó hacia su majestad, sus pasos llamaron la atención del rey, por lo tanto este se giró y lo observó por unos instantes, antes de fruncir la frente, entonces todo aroma agradable y dulce que desprendía Yeonjun fue eliminado y remplazado por uno menos tolerable.

Maldita sea, Soobin no debió molestarle tanto eso. Al contrario debería de estar contento, por que solo así no tendría el deseo de rodear a su rey con sus brazos y esconder su rostro en su cuello, para chupar su piel. No, joder. Soobin realmente quería sentir el aroma de su rey, cubierto con el suyo a Alfa.

Choi estaba molesto.

Un sonido llamó su atención y lo sacó de su burbuja rabiosa, y noto que el sonido provenía del estómago de su rey, su majestad tenía hambre.

Soobin elevó su mirada hacia los ojos azules de su rey, entonces Yeonjun lo miraba también. El Omega se cruzó de brazos y con su amarga voz exquisita le ordenó.

—Alimentame.

Un ronroneo casi se escapa de Soobin por esas íntimas palabras. Sus instintos bien activos tenían la urgencia de sastifacer la petición del Omega macho.

Él realmente quería proveer en todo a su rey, como hace tradicionalmente un Alfa con su potencial pareja.

Y uno, su rey no era su pareja, y dos no debería de tener ese tipo de emociones.

Soobin también se cruzó de brazos y lo miró ceñudo.

—Lo siento mi rey, pero aquí se trabaja para obtener el alimento. Así que si usted desea alimentarse, tendrá que ayudar a la causa— Soobin tomó una canasta pequeña de las muchas que están apiñadas en una mesa cercana y se la colocó en las manos del Omega. —Y si entre más eficiente somos, más rápido tendremos la comida preparada para degustarla. Así que camine y sigame.

Soobin empezó avanzar hacía el campo lleno de vegetación, y sonrió cuando escucho los pasos de su rey y sus quejas. Molesto y refunfuñon, pero siguió sus órdenes, poco a poco tenía que ir domando a la bestia gruñona y arisca.

Su pecho vibro en un gruñido complacido.

—Soy tu rey Soobin, tu jefe ¿cómo es posible que siquiera me pongas a trabajar por mi alimento?— dijo Yeonjun indignado y gruñó cuando una rama pasó guiñando su cabello.

Rey Omega | ˢᵒᵒʲᵘⁿ ᵃᵈᵃᵖDonde viven las historias. Descúbrelo ahora