Prólogo.

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REY OMEGA

Con el rostro inexpresivo Yeonjun, el rey del reino de Corea, observó a cada uno de los individuos presentes desde el trono donde yacía cómodamente sentado, evaluando atentamente a cada macho Alfa que posan orgullosos ante la presencia de su excelencia.

-Su majestad, ellos son los diez hombres candidatos que su madre evaluó para formar parte del harém - Namjoon su fiel sirviente comentó y señalo a los presentes. -Cada uno de distintos territorios del reino de Corea, con habilidades y destrezas digna de servir a su majestad. Sin faltar la razón fundamental: machos Alfas vírgenes.

Yeonjun asintió desconfiado. Había una evidente molestia reflejada en su rostro, era de esperar que cada uno de los Alfas presentes fuesen atractivos, guapos y deseables, los más bellos del territorio de corea. No obstante, no causaban nada en el rey que no fuese desagrado, si por él fuese, hubiera mandado a cada uno de esos alfas de regreso a su hogar, por que no tenía la mínima intención de llevar en su vientre la cria de alguno de ellos. Pero la sentencia estaba clara, él ya había aceptado tener un harém de Alfas que atendieran su celo la próxima temporada.

Y eh aquí el dilema.

El rey tenía que asegurar una descendencia. Un heredero.

Y va a cumplir su palabra.

-Tu- señaló Yeonjun a uno de los hombres que yacía respetuosamente con la mirada inclinada, respetuoso ante su rey. Y cabe recalcar que era el único más joven que pertenecía al harem. El chico azabache elevó su mirada, sonrojandose ante la mirada penetrante del rey. -¿Como te llamas?

El joven de cabellera azabache miró previamente a su derecha e izquierda para confirmar si era realmente verdad que su majestad se estaba dirigiendo hacía él. Así que una vez confirmo que efectivamente era a él, el joven trago sonoramente.

-¡Choi Soobin, su majestad!- se reverencio respetuosamente.

Yeonjun se crispo inevitablemente incómodo. Ese hombre era evidentemente el más joven del harém, sin embargo era el más humilde y respetuoso que el resto que posan altaneros para dejar en claro su posición dominante y controlada que merecía el derecho de dejarlo preñado por tener más genes superiores que los demás.

Sin duda unos completos idiotas.

Si realmente esos eran los más capacitados para formar parte del harém del rey, que cumplirían con la tarea de dejarlo en cinta, Yeonjun no quería ni siquiera saber del resto de alfas que fracasarom en el intento de pasar el escrutinio de su madre.

-¿Que hace un Alfa Joven, en el harém, Namjoon?- interrogó Yeonjun, evaluando con su mirada a Soobin.

El joven alfa estaba claramente avergonzado, por lo tanto mantenía su mirada baja puesta en sus pies.

Namjoon se reverencio ante su rey mostrando su absoluto arrepentimiento, ya que Yeonjun había ordenado que los Alfas fuesen como mínimo un año menor que el o mayor que él.

-Lo lamento su majestad, pero su madre insistió en que el agricultor Choi Soobin fuera el último miembro del harém- hablo Namjoon, y señaló al Joven Alfa para que se acercara al trono del rey.

Yeonjun siguió observando a Soobin con un evidente disgusto en su rostro.

Muy joven. Muy inexperto. Muy sumiso.

-¿Que tienes en especial para mi Soobin?- Yeonjun comentó poniéndose de pie para caminar en dirección hacia el Alfa azabache.

Con un metro setenta y nueve el rey se puso enfrente de Soobin, el Alfa con un metro ochenta y cinco. Sin embargo su majestad imponía más autoridad y control que Soobin, un Alfa que fue criado con personal omega. Más el Joven Alfa no se avergonzaba de su crianza, un huérfano que tuvo el privilegio de tener una familia que no infundía el dominio ni control, siempre los más razonables y controlados.

Rey Omega | ˢᵒᵒʲᵘⁿ ᵃᵈᵃᵖDonde viven las historias. Descúbrelo ahora