🌷 Capítulo tres.

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Soobin juraba hacer realmente todo su esfuerzo para dejar de poner su vista en su bonito majestad.

Pero le era imposible.

Trato de concentrarce en el sonido de los grillos que emitían sonidos desde el campo. Pero fue una misión fallida. Su mirada siempre regresaba hacía su rey, pero es que le era inevitable. Su majestad yacía allí sentado enfrente del comedor que el Alfa había preparado más temprano, alimentándose con la comida que él había preparado, y que gracias a sus padres habían guardado y recalentado para servircelas al rey.

Su majestad le había permitido prestarle su ropas propias, para quitarle el traje ensangrentado y sucio que antes había traído. Así que verlo ahí con su propia ropa vieja, humilde y oliendo a su olor Alfa, le hacia sentir una sensación extraña en su pecho.

Soobin quería gruñir satisfecho, realmente feliz de ver a su rey sentado ahí alimentándose mientras vestía ropas de Soobin rodeado con su aroma.

El Omega se veía sueve, cálido, humilde, en completo silencio mientras comía y mantenía su mirada atenta y curiosa en los diferentes platos que habían en la mesa.

Choi estaba enfrente de él, mirando atento cualquier expresión y movimiento en su majestad, para no perderse absolutamente nada. El Alfa aún esperaba un elogio por todo su esfuerzo, así que anhelaba tanto que el Omega se la diera.

Él realmente se sentía realizado. Al fin y al cabo su rey si terminó llegando a su hogar, visitándolo y alimentándose de sus hortalizas.

Soobin realmente estaba también arrepentido por su comportamiento hace algunas horas, y tal vez por esa razón es que sus instintos estaban tan despiertos y activos para complacer en todo a su rey.

En todo momento se había mantenido atento, ante cualquier acto de deleite o disgustó. Soobin quería que el Omega se sintiera a gusto y dejara de parecer tenso y huraño.

Además, tenía que arreglar urgentemente el decreto que su majestad había echo en su aposento. Necesitaba urgentemente hacerlo, esa misma noche, sino no estaría tranquilo.

Soobin se levantó de la mesa y la rodeó para poner una colcha en los hombros de su rey cuando este se estremeció por la fuerza del viento. Fue un demás haberlo llevado hasta allí, por que sus cultivos en la oscuridad no se miraban, así que lo único que lograría era que el Omega pescara un resfriado.

Su rey no lo había mirado en ningún momento, y tampoco le había dirigido palabra alguna. Solo se mantenía inexpresivo, llenándo su estómago con el alimento que Soobin le proveyó.

Choi observó emocionado la manera en la que su rey se había llevado a la boca un pedazo de la tarta de fresa que él había elaborado, y su reacción fue tan bonita de ver y Soobin no evitó gruñir satisfecho por su logro de hacer sentir a gusto al Omega.

Entonces Soobin tuvo la atención de su majestad instantáneamente, ruborizando al Alfa.

—¿Tú acabas de gruñir...feliz?— su rey arqueo una ceja extrañado. Y Choi avergonzado había bajado su mirada, sintiéndose realmente muy contento.

Él había abrigado y alimentado a su majestad, cumplía con su responsabilidad. Merecía un elogio por lo bien que lo había echo, incluso por ser primerizo en esas circunstancias.

El silencio volvió a reinar mientras su rey terminaba de comer el postre. Pasaron unos largos y lentos minutos, hasta que Yeonjun se vio muy satisfecho.

El Omega elevó su mirada hacia el Alfa que ya lo estaba observando. Entonces le asintió con la cabeza a modo de respeto, agradecido que de él Alfa se haya tomado la amabilidad de servirle cuando no tenía el derecho de hacerlo.

Rey Omega | ˢᵒᵒʲᵘⁿ ᵃᵈᵃᵖDonde viven las historias. Descúbrelo ahora