22-. Ella es como una mami

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Daiki tuvo un día tranquilo, sus clases transcurrieron entre risas y juegos de niños, habían aprendido a hacer figuritas con masa para modelar, él había hecho un dragón, ¡adoraba los dragones!

A la hora de la salida Daiki no sabía a quien debía esperar o si realmente debería esperar a alguien, su padre le había dicho que no iría a recogerlo, esta noticia lo puso un poco triste pero aún así accedió, siempre y cuando el "amigo de su padre" lo llevara a comprar helado.

Pasaron algunos minutos en los cuales Daiki se despidió de algunos de sus amigos y observó con miedo a su alrededor, las personas comenzaban a irse de poco a poco, Daiki había decidido entrar nuevamente a la institución, estar afuera solo le daba miedo, sin embargo, antes de lograr entrar escuchó a alguien llamar su nombre, se sobresaltó por la impresión y volteó lentamente.

—¡Daiki, por aquí!

Observó a un hombre de cabello negro y ojos grises hablarle y hacerle algunas señas, Daiki ladeo levemente su cabeza, estaba confundido y asustado, no conocía a quien le hablaba, observó a la educadora que se  encontraba en la puerta esperando a que todos los pequeños fueran recogidos por sus padres y habló tímido.

—Di-disculpe, señorita...¿po-p-podría acompañarme?

— Claro, cielo, ¿dónde están tus padres?

Daiki señaló con timidez al lugar donde se encontraba el pelienegro, la educadora tomó la mano de Daiki y juntos se acercaron al pelinegro.

— Disculpe, ¿es usted el padre del pequeño?—preguntó con duda, no recordaba que ese hombre fuera familiar del pequeño, pero se tranquilo al recordar que Liam la había llamado para avisarle que un amigo suyo recogería a Daiki.

—Es correcto, Hirota Noah, para servile -se presentó haciendo una pequeña reverencia en muestra de respeto-

Daiki miró con extrañeza a Nosh, ¿su padre?, no, ese señor no podía ser su padre, debía estar confundido, sus padres eran Liam y Marck, no ese señor, soltó dudoso la mano de la educadora y caminó en dirección a Noah, el hombre le extendió la mano indicándole al pequeño que debía tomarla, Daiki dudó en hacerlo, al final accedió, tomando con timidez la mano del pelinegro.

—Vamos, Aiko nos está esperando.

Daiki solamente asintió con timidez, caminando al lado de su mayor, se le hacía conocida su voz, pero no lograba recordar donde la había escuchado.

—¿Qué tal tú día, Daiki?  -preguntó el mayor rompiendo el silencio que hasta ahora había entre ambos-

—Estuvo...bien, creo—comentó sin verlo, mientras jugaba a saltar las líneas del piso para distraerse.

—¿Sólo crees? ¿Por qué? ¿Pasó algo, peque?—Noah indagó con intriga, quería ser más cercano a su hijo.

El niño abultó sus labios antes de hablar.

—Es que mis amigos hablan mucho sobre sus mamis y...bueno yo no tengo una mami y...me...me gustaría tener una mami...porque bueno, así podría hablarles a mis amigos sobre lo asombrosa que es, como ellos lo hacen.

Habló triste el pequeño, viendo la acera mientras caminaba, tras escuchar las palabras del pequeño Noah sonrió en grande, no sería difícil tener a Daiki con él.

Embarazo no deseado (gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora