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Jeonghan llevaba semanas sin querer levantarse de su cama

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Jeonghan llevaba semanas sin querer levantarse de su cama.

Apenas podía cargar con el peso de su existencia y la culpa latía en su corazón constantemente, sin ápices de querer irse por más que pasaran los días. Sabía que le falló a Joshua, que lo lastimó por ser un maldito indeciso que no sabe lo que quiere, y lo peor es que se dio cuenta de eso demasiado tarde.

Ahora estaba pagando todo el daño que le había hecho.

Porque Joshua le dio paz, le enseñó a amar y a entender lo que realmente significaba ser feliz, pero no le enseñó a olvidar y a dejar ir a una persona que ama.

Había pasado un año y casi no salía de casa. Su mamá estaba preocupada por él, por la tristeza que reflejaban sus ojos y que cada día se acentuaba más, pero Jeonghan le decía que todo estaba bien. Lo menos que quería era hablar de eso sabiendo que rompería en llanto en cuanto recordara la mirada de decepción que le dedicó Joshua antes de irse.

Siempre sonreía en la escuela, frente a su madre, pero cuando estaba en la tranquilidad de las cuatro paredes de su habitación, esa sonrisa se desvanecía y era reemplazada por lágrimas que no paraban de caer, de humedecer su almohada, comenzaba el dolor, los recuerdos y las pesadillas cuando lograba quedarse dormido.

No estaba de ánimos para nada, ni siquiera para asistir a su graduación. Decidió tomarse un año sabático para aclarar sus mente y resolver sus problemas, era lo que necesitaba si quería empezar la universidad con buen ánimo y no con el corazón destrozado.

Porque vamos, era realmente patético que incluso sus lentes le recordaran a Joshua, a todas esas veces que se los quitó para besarlo.

Sin embargo, todas las heridas cicatrizan y la de Jeonghan no fue la excepción, pues el tiempo se encargó de hacer que superara la linda relación que tuvo con Joshua y que todos esos momentos que vivieron juntos se quedaran en el pasado como un recuerdo y nada más que eso.

No fue fácil, pero tras años de duro esfuerzo y largas noches estudiando, logró graduarse de la universidad de la carrera de Artes con mención en Actuación Teatral. Y es que después de pensar bien lo que realmente quería en la vida, supo que eso era a lo que debía dedicarse.

Y un poco porque la carrera le recordaba a Joshua, a decir verdad.

Ahora al mirar atrás, sólo sentía ternura y compasión por la persona sensible y tímida que alguna vez fue. Porque sí, siete años fueron más que suficiente para que Jeonghan madurara y entendiera que ya no era un niño, que debía empezar a ver el mundo con otros ojos, a tomarse en serio sus responsabilidades y a no flaquear al sentir el más mínimo peso sobre su espalda.

Sobretodo, entendió que debía olvidar a Joshua y sepultar sus recuerdos en un baúl si no quería seguir lastimando su corazón día tras día con algo que no tenía futuro.

Esa mañana se encontraba de pie frente a uno de los teatros más prestigiosos de la ciudad, donde tendría una entrevista para ser el director.

Respiró profundo y acomodó sus lentes antes de entrar. Los pasillos estaban vacíos y eran oscuros y estrechos. Apretó la carpeta contra su pecho a medida que avanzaba en busca del salón donde sería entrevistado.

Para su mala suerte, una persona tropezó con él, haciendo caer sus cosas. Su carpeta se abrió al caer y todos los papeles terminaron esparcidos por el suelo, incluyendo su currículum. Jeonghan creyó que él se agacharía para ayudarlo a recoger sus cosas, pero sólo siguió caminando como si nada.

El castaño recogió rápidamente sus cosas y se puso de pie.

─¡Menudo ignorante ha de ser usted! ─exclamó, logrando que el chico se detuviera.

Cuando se dio la vuelta, Jeonghan se quedó sin aire al ver que era Joshua. Ambos se quedaron mirando por segundos que parecieron una eternidad, sus rostros expresando sorpresa y sus pies inquietos por acortar los metros que los separaban y decir algo, aunque sea un simple hola.

Joshua había cambiado, eso era algo que Jeonghan pudo ver enseguida. Su pelo, ahora corto, había dejado de ser rubio para pasar a un negro intenso que resaltaba la palidez de su piel. Su rostro apenas había cambiado, lucía igual de joven que años atrás. Pero lo que más llamó su atención fue que su mirada se iluminó repentinamente al verlo.

─Jeonghan, ¿qué haces aquí? ─escucharlo decir su nombre después de tanto tiempo fue como una dosis de adrenalina que se fue directo a su corazón.

─¿Qué haces tú aquí? ─dijo al no tener tiempo para pensar en una respuesta más elaborada.

─Vengo a una entrevista ─mierda─. ¿Tú a qué vienes?

─A una entrevista también.

Joshua se quedó en silencio y al caer en cuenta de que el teatro sólo estaba buscando un director, supo que él y Jeonghan estaban ahí por la misma razón.

─¿Te vas a postular como director? ─preguntó llegando a sonar incrédulo.

─Sí, y ya tengo que irme ─se limitó a decir, moviéndose para rodear a Joshua e ir hacia donde creía que estaba el salón de la entrevista.

─¿Si sabes que el salón está por el otro lado, verdad? ─dijo entretenido.

─Claro que lo sabía ─gruñó entre dientes, dándose la vuelta.

─Supongo que no te molestará que te acompañe, siendo que vamos al mismo lugar.

Jeonghan no se atrevió a decirle nada, sólo se quedó en silencio incluso cuando se sentó a esperar a que lo llamaran para pasar a la entrevista.

No podía creer que tuviera tanta mala suerte como para encontrarse con Joshua en el mismo teatro y en el mismo pasillo exactamente en el mismo segundo como para chocar. Lo peor era que Joshua postularía también a ese trabajo. Dios, sus ganas de ir a la entrevista se esfumaron en el aire, y es que estaba jodido, porque en el instante en el que sus ojos conectaron con los de Joshua, su corazón volvió a latir con la misma fuerza que hace varios años.

Y lo enfurecía que todo ese tiempo tratando de superarlo se fuera al caño en menos de un minuto, con algo tan absurdo como una mirada.

─¿Yoon Jeonghan? ─preguntó una señora, asomándose por la puerta del salón.

─Sí.

─Pase, por favor.

Se puso de pie y antes de entrar, pudo ver a Joshua dedicarle una pequeña sonrisa, como si le estuviera deseando buena suerte.

La entrevista duró pocos minutos y las preguntas fueron sencillas en su mayoría. Al parecer la señora había quedado conforme con su currículum, excepto por un pequeño detalle.

─Mire, no tengo duda de que usted sería excelente para este cargo, pero estamos buscando a alguien con más experiencia.

Sus palabras le cayeron a Jeonghan como balde de agua fría.

Le quitó el currículum a la mujer y lo metió en su carpeta mientras tragaba duro.

─Gracias de todas formas. Adiós ─se despidió de camino a la puerta.

─Cuídese, adiós.

Lo último que escuchó antes de irse fue a la señora diciendo el nombre de Joshua para que entrara, pero no se quedó a oír más. Necesitaba tiempo para pensar.

La canción de multimedia encaja bien con el capítulo ♡

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Behind the scenes ✧ JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora