Jeonghan parece tenerlo todo bajo control hasta que se une al club de teatro de la escuela para no reprobar literatura.
Su profesor, Joshua Hong es un hombre talentoso y atractivo pero arrogante y exigente que no está dispuesto a dar el brazo a torc...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Joshua pagó dos boletos de ida y vuelta en el teleférico y entonces subieron.
Jeonghan se apegó al cristal para poder contemplar con mayor detalle la vista de la ciudad. Habían cientos de edificios y grandes árboles de variados colores alrededor. Era tan hermoso que sus ojos brillaron.
─¿Te gusta la vista? ─preguntó Joshua, a lo que Jeonghan asintió sonriendo─. Espera a que lleguemos a la cima. Te gustará aún más.
El teleférico se detuvo y bajaron junto a los demás. Subieron por unas escaleras que los llevaron al lugar donde estaban los candados colgados en los barandales, Jeonghan se detuvo un momento para apreciarlos desde las escaleras. Eran miles de candados, miles de parejas enamoradas que sellaron su amor con ellos.
Joshua puso la mano en su espalda como señal de que siguiera subiendo y eso hizo. Se sintió algo tonto por haber creído que le pediría que colgaran un candado, pero aún así no se desanimó.
Las escaleras parecían infinitas, pero el paisaje lo compensaba. El clima estaba nublado y un poco frío a pesar de que estaba llegando el verano. Los árboles eran verdes y frondosos. Al cabo de unos minutos, llegaron a una amplia plaza con veredas que tenían árboles en pequeños cubículos de tierra. En el fondo se podía ver la torre. La gente iba y venía tomando fotografías y admirando el paisaje.
─¿Nos sentamos? ─preguntó Jeonghan señalando una banca no tan lejos de donde estaban.
─Podemos hacerlo en un rato si quieres, pero ahora quiero que vayamos a la torre ─dijo Joshua con una pequeña sonrisa.
Jeonghan solo quería sentarse y recuperarse de la subida en las escaleras, por lo que frunció los labios, mismos que fueron besados por Joshua.
─A donde iremos también puedes sentarte ─dijo, a lo que Jeonghan terminó aceptando con una sonrisa embobada.
Atravesaron la plaza y una vez que llegaron a la torre, se detuvieron frente a una pequeña cafetería en la base de la misma. Habían mesas tanto adentro como afuera para los que quisieran estar en la calidez del local o al aire libre.
─Aquí es.
─¿Una cafetería? ─preguntó emocionado por la idea.
─Sí. Podemos tomar algo mientras...
Joshua no pudo terminar de hablar cuando Jeonghan entró a la tienda con rapidez, yendo a donde estaba el mostrador con los postres.
─¿Qué vas a querer de aquí? ─preguntó el rubio.
Jeonghan señaló la porción de pastel de chocolate y nuez con cubierta de crema y fresas.
─¿Sólo eso? ¿No quieres un café?
─No me gusta, con el pastel y un jugo estoy bien ─sonrió con los labios cerrados─. ¿Tú qué vas a querer?
─Pastel de vainilla y un café ─dijo algo herido de saber que no le gustaba el café.
