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Pasaron las dos semanas que el padre de Jeonghan les dio a él y a su madre como límite para entregarle la casa, así que ese día tenían que ir al juicio

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Pasaron las dos semanas que el padre de Jeonghan les dio a él y a su madre como límite para entregarle la casa, así que ese día tenían que ir al juicio.

Si bien Eunhye estaba decidida a dársela sin protestar, Jeonghan la convenció de no hacerlo luego de tener una larga charla donde acordaron esperar a que pasaran las dos semanas para que en el juicio, presentaran el caso en contra del señor Yoon y apelaran a la posibilidad de quedarse con la casa.

Así fue. El día del juicio, a eso de la tarde, Jeonghan y su madre yacían en los asientos correspondientes, mientras que su padre estaba del lado contrario con una sonrisa arrogante, como si supiera que iba a ganar.

Al cabo de unos pocos minutos empezó la sesión. Presentaron ambos puntos de vista de la situación y también los detalles de la misma. Todo parecía estar a favor de Jeonghan y de su madre hasta que se reveló que ella nunca estuvo casada legalmente con el señor Yoon, y aunque tuvieran un hijo juntos, la propiedad le pertenecía a él por derecho.

El juez les dio una semana para desalojar la casa. Al menos llegaron al acuerdo de que el señor Yoon les daría cierta cantidad de dinero mensual, mucho menos de lo que solía darles, pues estaba desempleado y era lo que podía pagar.

Cuando el juez cerró la sesión, Jeonghan se quedó en su asiento con la mirada perdida.

─Tesoro, ya verás que todo va a estar bien ─alentó su madre con una mano acariciando su mejilla─. Encontraremos un departamento y volveré a trabajar. No te preocupes por eso.

El castaño no contestó, simplemente se quedó callado mientras jugaba con las mangas de su camisa.

─Puedes esperarme afuera, yo voy enseguida ─avisó, a lo que Jeonghan asintió con la cabeza antes de ponerse de pie y caminar hacia la salida de forma vaga.

Perdería la casa donde había vivido toda su vida. Eso no era algo que se asimilaba tan fácilmente, mucho menos en el caso de Jeonghan. Él solía tenerle cariño a las cosas materiales.

Al cruzar las grandes puertas que daban a la calle, se encontró con Joshua en mitad de la acera vestido de forma presentable sin llegar a exagerar y con el cabello rubio hasta el cuello suelto en su totalidad. Llevaba una caja de chocolates en las manos y una extensa sonrisa en el rostro que hizo de sus ojos unas finas líneas.

Pero por más que Jeonghan quiso corresponderle con la misma felicidad, no pudo hacerlo.

Joshua sólo necesitó ver sus ojos para comprender que no le había ido bien en el juicio. Dejó de sonreír y en su lugar, abrió los brazos como una invitación a que Jeonghan se hundiera en ellos y así fue, porque al cabo de unos pocos segundos, corrió el tramo que los separaba para lanzarse sobre Joshua con necesidad.

Vaya que a Jeonghan le gustaba la comodidad que sentía cuando estaba con él.

Se mantuvieron abrazados por un largo rato hasta que Jeonghan se calmara, de pie en mitad de la acera, sin importarles el ir y venir de la gente.

Behind the scenes ✧ JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora