Lunes, 13 de diciembre de 2021 – 13:40
Enji relajó los músculos al sentirse completamente solo en su despacho. Apenas escuchaba el movimiento de sus empleados un lunes después del almuerzo. Resopló, una, dos e incluso tres veces; sin lograr despejarse por completo ante el comportamiento de su hijo menor. Era consciente de que no tenían una relación satisfactoria, pero no creía que era para tanto. Shoto siempre ha sido alguien muy correcto en todo el sentido de la palabra. Y ahora, había renunciado a ser su hijo. Le había despreciado completamente.
—El apellido Todoroki...
Si hacía un recuento de todo lo que tuvo que vivir hasta ahora para encontrar en dónde se equivocó, tendría que hacerlo esa tarde. Se levantó y caminó hasta su minibar personal, se sirvió otro vaso de whisky. Con el líquido danzando en el interior del cristal, caminó hasta la enorme ventana que estaba tras un cómodo sofá de cuero negro donde solía descansar cuando su agenda no le permitía regresar a casa. Se acomodó en él y echó un vistazo a las personas que desde esa altura no eran más que manchitas en la acera. Miró los otros edificios y el cielo que comenzaba a nublarse anticipando una fuerte lluvia.
—¿Qué es lo que debo hacer contigo, Shoto? —repuso, mientras el cielo gris resonó a lo lejos.
Todoroki Corp. es la corporación más exitosa de alimentos procesados en el país. Esto incluía una importante línea de congelados que representaba el 70% del rubro nacional, y entre el 15 a 20% de presencia en mercados de la región asiática. Ellos habían encontrado la forma de controlar todo el proceso de producción para asegurar la calidad de sus productos. En el caso de los mariscos y pescados, la principal fuente de alimento de los japoneses, habían conseguido una red confiable de pescadores que proveían dos tercios de total de requerimientos; mientras que el otro tercio provenía de granjas en mar abierto. En el caso de los productos vegetales, también tenían un sistema transparente con los productores locales. Y para aquellos productos que se daban mejor en otras latitudes, había llegado a acuerdos beneficiosos, tanto en costos de producción como en aranceles. Otra rama de la empresa se dedicaba al desarrollo de instantáneos, e incluso desde hace tres años, habían incursionado con la comida espacial.
Desde niño, Enji se ha esforzado muchísimo para alcanzar su posición actual. Si bien tuvo una niñez y adolescencia cómoda, tuvo que madurar a la fuerza cuando, en su segundo año de preparatoria, su padre y madre murieron en un accidente automovilístico. Desde ese entonces se las tuvo que ver solo. Al ser menor de edad, conseguía dinero a través de trabajos de medio tiempo en restaurantes y tiendas 24/7. Terminó la preparatoria y nunca perdió de vista el siguiente paso: estudiar una carrera y seguir trabajando. A los 20 dejó su carrera, vendió la casa donde creció y se mudó a Muroran, Hokkaido. Allí dio sus primeros pasos como pescador y empresario. A los 22 retomó su formación profesional de forma semi-presencial. A los 25 obtuvo su título de Administración de Empresas. Su cuerpo y mente se habían fortalecido de tal manera que no se permitía dudar. Para entonces, su empresa satisfacía hasta en un 80% el mercado local. Y con la confianza de todos a su alrededor, a los 30 ya contaba con tres sucursales en el país, así que decidió fijar la matriz en Tokio, aunque sus operaciones principales se desarrollaban en Sapporo.
Esto último no sería posible sin la asistencia y apoyo de Rei, quien había ocupado en poco tiempo, un lugar privilegiado en el corazón del joven empresario de porte imponente. Aunque se conocieron desde hacía tres años, decidieron contraer nupcias cuando Enji tenía 30 y Rei 23. La pareja, a vista de todos, era como el día y la noche, como el agua y el aceite. Opuestos. Pero eso no impidió que formaran su propia familia. En un año nació su primer hijo, Touya. Al año siguiente, nació su hija Fuyumi. Tres años después, su hijo Natsuo. Y finalmente, con cuatro años de diferencia, Shoto. Para entonces, Enji contaba con 39 años de edad y una presencia importante en el mercado alimenticio a nivel nacional. Su esposa, Rei, cambió sus prioridades para dedicarse a la crianza de sus retoños. Mientras que el poco tiempo que tenía disponible, lo dedicaba a brindarle consejo a Enji en la toma de decisiones.
Cualquiera diría que eran una familia feliz, pero detrás de esa fachada, las cosas se iban rompiendo. Enji fue absorbido por el trabajo y su ambición, por lo que apenas pasaba tiempo en casa. Para Touya que en ese entonces tenía 9 años, y Shoto apenas atravesaba su primer año de vida, ese hombre de cabello rojo como el fuego y mirada de un celeste severo, era prácticamente un desconocido. Uno que, para desgracia de su familia, parecía siempre estar molesto y cansado. A los 12 años de Touya, y 4 de Shoto; Rei estaba llegando a su límite. Necesitaba a su esposo y al padre de sus hijos. Enji para ese entonces pensaba que sería algo pasajero, que una educación de calidad —y muy severa— sería el mejor regalo que les daría como su padre. Los convertiría en personas capaces de heredar su emporio, sin importar el costo.
En esa época, las discusiones con Rei iban subiendo de nivel. Touya no lo respetaba. Fuyumi fingía ser feliz, pero le temía. Natsuo se refugiaba tras su hermana. Y Shoto estaba abrumado con todas sus clases particulares. El 24 de diciembre de 2002, en una de las cortas vacaciones de Enji para festejar Navidad con su familia, una de esas recurrentes peleas llevó a su hijo menor al hospital. El 25 por la mañana, el menor no comprendía nada, solo sentía un doloroso ardor en su ojo izquierdo. Su esposa e hijos pasaron Nochebuena con él en el hospital, mientras que Enji los miraba desde fuera de la puerta de la habitación particular. Ese día nadie dijo "Feliz Navidad".
Como era natural, con el pasar de los años, sus niños dejarían de ser... sus 'niños'. Touya decidió proteger a sus hermanos desde ese incidente, y se convirtió en una especie de rebelde sin causa. Todo con el fin de atraer los regaños y golpes a su persona. Fuyumi quería volver a unir a su familia; aunque ver la cicatriz de su hermanito, era un recordatorio doloroso. Natsuo culpaba de todo a sus padres, sobre todo a Enji, y se sumó a la causa de Touya, mas no a sus acciones. Y Shoto, se volvió un muchacho indescifrable. Por otro lado, su querida Rei, había perdido su confianza en él, sufría crisis nerviosas cuando se veía superada por los acontecimientos y no podía ver a Shoto sin sentirse profundamente culpable. Poco quedaba de la mujer que conoció, y todo era culpa suya.
Ahora con 62 años de existencia, tenía un gusto agridulce. Su empresa era próspera y tenía subordinados confiables que le admiraban. Incluso sus socios estratégicos en el país y en el extranjero le apreciaban genuinamente. Pero los lazos con su familia estaban algo más que quebrados, y aunque desde hace poco menos de diez años dio sus primeros pasos para remediarlo, el camino era largo.
Enji miró sus manos, deteniéndose en las cicatrices obtenidas por sus faenas en mar abierto. Miró cada una de ellas, así como los signos del paso del tiempo. Apretó y soltó sus dedos, evocando recuerdos dulces. La primera vez que tomó la mano fría de Rei y ella se sorprendió, pero no deshizo el enlace. La manita de Touya aferrándose a su pulgar el día en que nació. Los castos besos de Fuyumi en una cicatriz muy notoria cuando le contó su época como pescador. La forma en que Natsuo le pedía medir sus manos cuando tenía cinco años, para decirle que se convertirá en un hombre grande y fuerte como él. Y finalmente, el agarre sincero de Shoto antes de irse a estudiar al extranjero. Con ese gesto dijo "te perdono".
—No me obligues a hacerte esto, hijo... —replicó en silencio al rememorar cada momento vivido con su familia, cada éxito y cada fracaso. Si Enji daba un paso hacia adelante, esto definitivamente era un salto hacia atrás. Tras un par de horas de cavilaciones, tomó el teléfono de su escritorio y marcó la extensión de su ahora, mano derecha—. Burnin, quiero que hagas algo por mí.
—Sí señor, lo que usted ordene.
—Quiero que llames a mi abogado de inmediato...
—¡A la orden!
—Y también a mi esposa, por favor.
—... entendido, señor.
—... gracias.
ESTÁS LEYENDO
SAYONARA burbujita ♥ [TODODEKU]
FanfictionPasión no encontrada. Todoroki Shoto, harto de su apellido, deja todo lo que conoce para encontrarse a sí mismo. En el camino se enfrenta a una serie de inconvenientes que jamás hubiera imaginado tras vivir 24 años en una burbuja de privilegios. Au...