𝐒𝐇𝐄, harry potter. . . 🇪🇸

𝖎𝖛. he'll be fine

𝘰𝘰𝘰 ┊﹟ 𝗦𝗛𝗘 ࿐ྂ
CAP. 004 ❪ estará bien ❫ ˊˎ-

—CEDRIC, POR FAVOR, DIME QUE NO VAS A hacerlo.

Desde que se anunció el Torneo de los Tres Magos, Cedric no paraba de hablar de él y de cómo quería participar. Decir que Camille estaba preocupada por él era un eufemismo. Se preocupaba de verdad por su hermano y no quería que resultara herido.

Cedric se volvió hacia una ansiosa Camille.

—Millie —empezó—. Estaré bien. Vamos, Dumbledore o el Ministerio no dejarían que los estudiantes resultaran gravemente heridos. No es que vaya a morir —se rió, tratando de aligerar el ánimo de su hermana.

—Pero aun así —protestó ella, cruzando los brazos frente a su pecho.

—Puedes ayudarme a practicar para las pruebas —sugirió el mayor de los Diggory—. ¿Eso te tranquiliza?

Camille pensó durante unos segundos antes de responder.

—Bien. Ve a poner tu nombre, Campeón de Hogwarts.

Con eso, Cedric le dedicó a su hermana una gran sonrisa y la multitud de Hufflepuffs vitoreó y rugió mientras él ponía su trozo de pergamino en el Cáliz de Fuego. Con un suspiro ansioso, Camille se dirigió a sentarse en un banco junto a Hermione.

—Estará bien —aseguró Hermione, llamando la atención de la rubia—. Quiero decir, es mayor de edad y ha tenido más educación sobre hechizos, encantamientos y todo eso.

Camille sonrió con agradecimiento a la chica de pelo tupido. Le reconfortaba saber que sólo se trataba de un concurso escolar. No iba a pasar nada malo.

TODOS SE JUNTARON ALREDEDOR DEL GRAN COMEDOR, pues había llegado el momento de que el Cáliz de Fuego eligiera a los campeones de cada colegio. En el fondo de su mente no quería que Cedric fuera elegido, pero, al mismo tiempo, también quería que lo fuera. Ya era hora de que la casa Hufflepuff obtuviera el reconocimiento y los elogios que merecía y este torneo podría demostrarlo si Cedric se convertía en campeón de Hogwarts.

—Llega el momento que todos estábais esperando: La selección de campeones —anunció Dumbledore con una voz estruendosa.

Sacó la varita y ejecutó con ella un amplio movimiento en el aire. De inmediato se atenuó el fuego alrededor de la sala, y la estancia quedó casi a oscuras. No había nada en el Gran Comedor que brillara tanto como el cáliz de fuego, y el fulgor de las chispas y la blancura azulada de las llamas casi hacía daño a los ojos. Dumbledore puso sus manos sobre la copa un momento y se alejó. De pronto, las llamas del cáliz se volvieron rojas, y empezaron a salir chispas. A continuación, brotó en el aire una lengua de fuego y arrojó un trozo carbonizado de pergamino. La sala entera ahogó un grito.

Dumbledore cogió el trozo de pergamino y lo alejó tanto como le daba el brazo para poder leerlo a la luz de las llamas, que habían vuelto a adquirir un color blanco azulado.

—¡El campeón de Durmstrang es Viktor Krum! —anunció a la sala llena de brujas y magos expectantes. Una tormenta de aplausos y vítores, la mayoría provenientes de los estudiantes de Durmstrang, inundaron el Gran Comedor. Después de que Krum había estrechado la mano de Dumbledore, recorrió la mesa de los profesores y desapareció por la puerta hacia la sala contigua, donde se había dicho que tenían que ir los campeones elegidos.

Se apagaron los aplausos y los comentarios. La atención de todo el mundo volvía a recaer sobre el cáliz, cuyo fuego tardó unos pocos segundos en volverse nuevamente rojo. Las llamas arrojaron un segundo trozo de pergamino.

—¡La campeona de Beauxbatons es Fleur Delacour!

Otra ronda de vítores surgió de la escuela extranjera. Una hermosa chica rubia se levantó de su asiento e hizo lo mismo que Krum.

Entonces llegó el momento más esperado por Camille. Sus uñas se clavaron en las palmas de sus manos mientras esperaba a que el director anunciara al campeón de su escuela. «Tiene que haber mucha gente que se haya apuntado», pensó en un intento de tranquilizarse.

—El campeón de Hogwarts es. . . —sus uñas se clavaron más en las palmas, su corazón empezó a acelerarse—. ¡Cedric Diggory!

El más fuerte de los vítores vino de la mesa de Hufflepuff mientras su campeón se ponía de pie. Una sonrisa de orgullo se dibujó en el rostro del chico mientras chocaba los cinco con sus compañeros. Al margen de la emoción, allí sentada, entre el mar de amarillo, estaba Camille Diggory. Su cara cayó en cuanto se anunció el nombre. Estaba emocionada pero muy preocupada por el bienestar de su hermano.

Un tranquilizador apretón en su mano vino de su lado. Camille levantó la vista para encontrarse con los ojos azules de su mejor amigo.

—Estará bien —articuló Bradley, sonriéndole.

«Estará bien». Esas palabras siguieron resonando en la cabeza de Camille durante toda la noche. Estará bien. La tranquilizaba un poco saber que la gente tenía fe en Cedric.