Perseguida (Damon Salvatore Y Tu)

7. ¿Y Elena?

NARRADOR OMNISCIENTE

-¿Como que no está la maldita piedra hermano?- damon lo miro molesto -si, damon la había dejado aquí y ahora ya no está- stefan se arrepintió de no haberle dado antes esas cosas a Catalina. -¡Maldita sea!, ¡¿Que vamos a hacer ahora?!- lo miro damon con furia y preocupación -debo decirle la verdad- dijo Stefan y ambos bajaron al segundo piso en dónde Catalina buscaba junto con los demás.

Stefan llamó a la castaña, quien volvió su vista hacia él, -tengo que decirte algo y comprendo si me odias después de esto- Catalina se acercó a él sin entender a qué se refería.

-yo supe dónde estuvo la piedra y el diario todo este tiempo, no quise entregártelos por seguridad de todos aquí, pero he comprendido que no viniste a hacernos daño y estoy dispuesto a darte el diario y la piedra, es solo... Que no están donde los dejé- confesó el ojiverde esperando la peor respuesta de Catalina, él se creía digno de su desprecio, pero la castaña no podía odiarlo ella entendía la razón de no dárselos antes, sin embargo no pudo evitar sentir que retrocedía en su búsqueda.

-entiendo Stefan, está bien, solo no paremos la búsqueda, tal ves te equivocaste y lo pusiste en otro lado- dijo la castaña en modo de súplica, Stefan se sorprendió ante la reacción de la chica y sin pensarlo dos veces acepto su pedido, todos empezaron a buscar por toda la mansión, está vez en serio, ya que antes solo disimulaban mientras stefan sacaba las cosas.

Pasaron dos días buscando, pero no encontraron nada -deberías descansar- dijo damon a la castaña que se veía agotada, ella no había parado de buscar ni un segundo y por ende tampoco se había alimentado -necesito encontrarlos- dijo decidida y con preocupación, el ojiazul se acercó a ella -yo seguiré buscando, tu ve y descansa, te vez fatal- dijo lo último con gracia, ella lo miro cansada -gracias- dijo la castaña para luego dirigirse a la salida, subir a su auto y marcharse a su casa.

Al llegar entró en la mansión y al cerrar la puerta se dió cuenta de que no estaba sola -demoraste un poco en llegar, ¿No te parece?- preguntó klaus mientras caminaba amenazante hacia ella -klaus- susurró la castaña -normalmente soy un poco más cordial con mis víctimas, pero hoy tengo razónes para ser un maldito-.

La castaña a velocidad lanzó una vara en la dirección del original, pero este la tomó antes de que lo tocará y a velocidad la acorraló contra la pared y la vara la puso en su cuello, el híbrido era mucho más rápido que ella -¡Tú y tus amigos mataron a Finn¡- grito klaus mientras Catalina luchaba por quitar la vara que la estaba asfixiando.

-y yo me aseguraré de que pagues por ello... No te preocupes no te mataré, no ahora- susurró klaus, Catalina luchaba por respirar pero le era imposible, sentía que se dormían sus brazos y sus piernas flaqueaban -parece que estás muy débil, ¿Hace cuánto no tomas sangré?- preguntó el original en burla, cuando Catalina estuvo a punto de desmayarse klaus retiro la vara y a velocidad amarró a Catalina a una silla con cuerdas de verbena, ella tosia recuperando el aliento klaus colocó dos baldes de metal debajo de sus brazos y se dirigió a la cocina.

Catalina ya estaba conciente de nuevo y lo vio volver a ella con un cuchillo en la mano -te dije que no sería cordial está vez- cuando klaus llegó a ella se puso a su altura y enterró la punta del cuchillo en su brazo izquierdo y lo deslizó hasta llegar a su muñeca, Catalina gritaba de dolor, y la sangre caía en el balde -lamento que hayas pasado dos días sin alimentarte buscando algo que yo tengo- dijo klaus pasando el cuchillo por el otro brazo de Catalina, -¡eres un hijo de puta!- gritó la castaña al sentir el corte -lo sé- klaus sonrió cínicamente, cuando Catalina sanaba klaus simplemente volvía a cortarla, así hizo hasta llenar los baldes y gracias a la sangre que Catalina había perdido sus heridas ya no sanaban. Klaus se levantó -No te preocupes por extrañarme, nos volveremos a ver- dijo klaus para salir de la mansión.