Capítulo 12

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JungKook clavó los ojos en la puerta por donde acababa de desaparecer Ryujin, luego miró a su esposo.

— La tuya ha sido la peor actuación que he visto en mi vida. ¿De verdad has dicho que le vas a impedir que te robe el marido o me lo he imaginado?

— Ryujin se lo ha creído y eso es lo único que cuenta. Después de lo que le has dicho era necesario que alguien la tratara como a una mujer adulta.

— No pretendía herir sus sentimientos, pero ¿qué querías que hiciera? No es una adulta. Es una niña.

— Te ha ofrecido su corazón, JungKook, y tú lo has rechazado como si no valiera nada.

— No sólo me ha ofrecido su corazón. Un poco antes de que llegaras me dejó bien claro que su cuerpo también iba incluido en el paquete.

— Está desesperada. Si hubieras escotado, se hubiera desmayado del susto.

El pelinegro se estremeció.

— Una niña no está en mi lista de perversiones favoritas.

— ¿Qué clase de perversiones...? — se mordió la lengua. ¿Cuándo iba a comenzar a pensar antes de hablar?

JungKook le brindó una sonrisa enloquecedora que le erizó la piel.

— Será más divertido que lo vayas averiguando poco a poco.

— ¿Por qué no me lo dices ahora?

— Espera y verás.

JiMin lo observó.

— ¿Incluye algo con...? No, claro que no.

— Estás pensando en los látigos otra vez.

— No, por supuesto que no —mintió.

— Bien. Porque no tienes por qué preocuparte de eso —hizo una pausa significativa —, si lo hago bien no duele en absoluto.

El menor abrió los ojos en par en par.

— ¡Deja de hacer eso!

— ¿Qué?

La expresión inocente del mayor no lo engañó no por un instante.

— Deja de plantar todas esas dudas en mi cabeza.

— No soy yo quien planta dudas en tu cabeza. Lo haces tú sólito.

— Sólo porque tú sigues diciendo esas cosas. Ni me gusta que me tomes el pelo. Sólo tienes que responderme sí o no. ¿Alguna vez le has dado latigazos a alguien en la cama?

— ¿Sólo sí o no?

— Eso he dicho, ¿no?

— ¿Sin ninguna aclaración?

— Sí.

— Bueno, entonces sí. Sí, definitivamente le he dado latigazos a un hombre.

— Está bien, será mejor que me lo aclares —dijo débilmente tragando saliva.

— Lo siento, cariño, pero ya te he respondido —con una amplia sonrisa se sentó detrás del escritorio.— Tengo mucho trabajo por hacer, quizá sea mejor que me digas para qué querías verme.

Pasaron varios segundos antes de que JiMin lograra recordar lo que había llevado hasta ahí.

— Se trata de Glenna.

— ¿Qué pasa con ella?

— Es un animal grande y su jaula es muy pequeña. Necesita una nueva.

— ¿Nada más? ¿Sólo quieres que compremos una jaula nueva? —replicó con ironía.

Aprendiendo Amarte [KM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora