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Regla Número Uno.
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—¿Enserio te dijo eso?, Entonces él es capaz de juntar el cielo y el infierno por ti. — chilló, mientras los labios de Roseanne eran cubiertos bruscamente por la mano de Jisoo.

 — Deja de preguntar cosas, Rose — rodó sus ojos la mayor, comenzando pensar en las palabras de Lalisa. La pelinegra colocó su dedo pulgar en su barbilla,  a rondando por la grande habitación, —. Estoy segura de que no lo dijo con la intensión, digo, yo y Rose hemos estado por más de un siglo entero, y sin habitar en un cuerpo humano. — afirmó.

—¡Es verdad!, Sabemos lo que es capaz de hacer Lucifer, pero él nunca te trataría como un cordero. Hemos pasado por millones de mujeres, servimos a más de quince Diablas y a ninguna las ha coronado, por que todas se suicidaron. — explicó Roseanne cepillando el cabello rubio de Lalisa.

La menor tragó saliva nerviosa, —¿Eso quiere decir que puedo morir?. — cuestionó inquieta.

—¿Qué? No, o al menos eso creo. Pero eres afortunada Lisa, él quiere que seas su esposa, y eso no había pasado en más de dos siglos. — respondió Jisoo, doblando las sabanas de su cama.

La menor hizo una mueca —Eso no me hace afortunada, me considero un cordero muerto. — frunció su ceño, quejando se por el pequeño golpe que le había dado Roseanne .

Mientras que por parte de Jisoo se escuchó un bufido. Gesto el cual fue bruscamente detenido, gracias a la gran puerta de la habitación, la cual fue abierta con brusquedad, llamando la atención de las tres.

Una figura femenina fue vista tras la puerta, adentrando se lentamente al dormitorio. Donde su belleza cautivo al trío, aún cuando Roseanne y Jisoo la conocían, tragaron saliva, enderezando sus espaldas, juntando sus pies y manos, guardando sus palabras y por último, haciendo una reverencia con elegancia y respeto.

Lalisa miró confundida a la mujer que se acercaba lentamente hacia ella, escaneando la de arriba hacia abajo, sin tener vergüenza alguna. Sus intimidantes y oscuros ojos la miraron, fulminando la, mientras la rubia se encogía de hombros, sintiendo se intimidada y frágil.

—Tu debes ser Lalisa, ¿No es así?. — cuestionó, apuntando la con su dedo índice, entre cerrando sus ojos, temiendo no equivocarse de humano como en el anterior caso.

—Sí, soy yo. — respondió levantando su mentón, mandando a la mierda su temor.

Ella solo suspiró —Tenemos mucho trabajo que hacer. — decía, mientras la miraba con desdén. —Tú. — señaló a Roseanne, mientras ella asentía nerviosa, —Llama a Miyeon, dile que este aquí ahora mismo. — ordenó.

Roseanne corrió como si su vida dependiera de ella, aún si era así.

—¿Quién eres?. — habló Lalisa, frunciendo su ceño, cosa que la mujer corrigió con un leve golpe en su frente

—Mi nombre es Lilith, sin embargo, me puedes decir Jennie. — dijo, sentando se en la orilla de la cama de la rubia —Y sobre todo, no arrugues el ceño, te saldrán arrugas, y una Reina no debe tener arrugas. Al menos por ahora no.

—No exageres Jennie, aún no la coronan, es candidata a Reina, más no la han coronado. — habló Jisoo, rodando su ojos

—Que osada eres Jisoo, se supone que estamos trabajando, habla con respeto. — bufó indignada, evitando ver a su amiga.

—¿Se conocen?.

—Por supuesto, cuando era la amante de Lucifer y estaba a punto gobernar el infierno, — rodó sus ojos al nombrar sus últimas palabras, recordando como abandono a Adán rebelando se contra su yugo y fue expulsada del paraíso. —Como sea, la conocí cuando estaba con Jungkook, ella me sirvió como sirvienta. — explicó con sensatez.

៚нεℓℓ¡รн ℓ๏vε❜ ↬ʟɪᴢᴋᴏᴏᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora