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Renacer.
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Caminaba sigilosamente, sin miedo, pero con temor de que alguien se dé cuenta de su presencia, podrían verlo. Caminaba por los pasillos sigilosos, en completo silencio, mientras escuchaba su respirar al a par de sus pasos.

Miró de aún lado a otro antes de cruzar el pasillo, pero su caminata fue detenida por las femeninas voces del fondo. Escuchó detenidamente mientras intentaba no decir alguna palabra o hacer algún ruido que lo delate.

Por favor... —se escuchó la voz de la fémina, rápidamente Jungkook reconoció la suave y melodiosa voz de Roseanne, frunció su ceño confundido.

Escuchó una pisada grande mientras un quejido provenía del mismo lugar.

Esta bien, Rossie. De alguna u otra forma, una pequeña mujerzuela no puede hacerme nada. —la reconocible voz de Jennie hizo eco por sus oídos.

Podría reconocerla incluso si estuviera muerta, sin embargo, se escuchaba molesta. Las dos se escucharon alejarse con sus pasos, fuerte pasos, mientras dejaban a la fémina de Wonyoung sola, quien simplemente optó por salir de aquel lugar haciendo muecas.

El hombre pudo respirar tranquilamente, mientras sentía que los nervios lo podían invadir, se imaginaba entrar a la habitación encontrándose con aquella pequeña rubia en su cama, quien pudiera simplemente tocarle un mechón de sus rubios destellos, no lo permitiría ni aunque le cueste la vida. Llevaba esperando años este momento, agarró aquella daga de oro puro detallado con gemas de los siete pecados capitales, mientras brillaba con intensidad, un arma tan preciosa como tan mortal.

El simple toque de algún ser que no tenga permitido ser tocado por aquella daga podría costarle el alma entera. Caminó con tranquilidad por los pasillos hasta encontrarse frente a la puerta de la fémina, la miró decidido mientras en sus manos sostenía el gran objeto, mojó sus dos dedos de saliva mientras lo embarraba en el filo.

La saliva de Lucifer, una sustancia tan dolorosa para el contacto humano como el simplemente hecho de verlo a los ojos, no era suficiente. Tampoco era suficiente el hecho de que la fémina tocará aquella daga, tenia que matarla, tenia que quitarle aquella inocencia qué Dios le dio, destruirla para volver a renacer como un bello fénix, listo para gobernar y liderar uno de los reinos más fuertes de universo, el inframundo.

Su caminar lo detuvo frente aquella majestuosa puerta. Mordió su labio en un intento desesperado de contener sus ganas de probar su dulce alma.

—Ni lo intentes, Jungkook. —dijo aquella voz ronca a un costado.

Inmediatamente el nombrado suspiro sin remordimiento, sabia de quien se trataba, como no saberlo al escuchar aquella voz llena de confianza y seducción. Miró a su lado, encontrando se con una presencia de Taehyung, quien se recargaba sobre la pared a pocos metros de él, sostenía sus brazos cruzados, mirándolo fijamente con un expresión seria y neutra.

Sus ojos se deslizaron hacia las manos de Lucifer, ni siquiera hacia el intento por esconder su daga, ya lo habían atrapado, no podía hacer nada más que lamentar sus actos. O disfrutarlos.

—¿Qué intentas decir?. —le respondió, apartando su mirada de el pelinegro, observando y contemplando con cuidado el objeto que sus manos acariciaban al lado de sus cicatrices.

En sus manos yacían dibujadas las cicatrices de sus sacrificios, las vidas que tuvo que tomar para salvar las de otros, la almas que tuvo que traumar para que haya inocencia en aquel cruel mundo. 

Tenía marcas en su piel de cualquier ser que haya tocado el infierno, de cualquier alma en pena que es condenada por sus actos y su cobardía.

—Sabes que no es tiempo, Lisa no esta lista. —suspiró, lamentándose por las decisiones de su compañero, más que amigo. —Nunca te había te había visto tan desesperado por profanar a una persona. ¿Tan desesperado estás porque sea tu esposa?. —una pequeña risa salió de él al notar el semblante serio de su amigo.

៚нεℓℓ¡รн ℓ๏vε❜ ↬ʟɪᴢᴋᴏᴏᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora