🛐Capítulo 16🛐

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—¿Saben ustedes por qué estamos acá?

En el centro también hay una escuelita, pequeña, con algunas banquetas que nos engloba a las no más de treinta hermanas que somos en total dentro de toda la congregación.

Me siento un poco osada al reconocerme también "hermana" ya que ellos no me dan ese título en cuanto tal, de hecho, luego de los errores que he cometido este último tiempo estoy segura de que más de uno quisiera verme expulsada de la tribu cuanto antes. Sin embargo, nuestro Padre tiene un amor inmenso y me ha dado oportunidades de poder seguir, cumpliendo con mis penitencias.

La docente que tenemos al frente expone en la pizarra verde de tiza una palabra. Llevando orgullosa sus hábitos de hermana, la escucho atentamente en busca de aprender acerca de ella, de su bondad, de su devoción dogmática sin ningún lugar a la duda.

—Por esto—señala la palabra escrita en la pizarra. Una de sus manos sostiene una tiza, la otra una regla larga y de madera, como un puntero—. "Perdón".

Es justo lo que estoy necesitando.

Ella prosigue:

—Estamos acá porque ya nos hemos visto hartas de la misma situación de siempre, de que se vean relegadas nuestras necesidades y hemos decidido creer en el único poder que nos permite ir más allá de lo que materialmente somos capaces de ver y de reconocer actualmente. Somos esto, somos algo diferente, hemos decidido servirle al dios del exo por intermedio de nuestro Padre quien toma a cargo nuestra capilla con nuestra educación espiritual. Y me honra poder ser parte de ese plan divino. Pero me temo que no somos las únicas que creemos en el dios del exo. Hay más. Hay...varones.

Todas comienzan a murmuran, a emitir gestos de asombro, a chismosear entre ellas lo mismo que hace tiempo parece que viene corriendo como un rumor de papas calientes.

Todos los rumores eran verdad.

Los secretos de nuestra fe están sobre la mesa y es hora de poderlos responder, yendo más allá de la mera intuición.

La tribu es mucho más.

Es, quizá, todo lo que había escuchado antes de llegar a este sitio.

—¡Basta de cuchichear!—suelta ella, dándole a la pizarra con la regla de madera—. ¡Esto es precisamente la clase de conductas que las está condenando!

Todas quedamos en silencio de repente.

La chica de la cocina, quien está aquí sentada en una de las banquetas, me mira de reojo al estilo "te lo dije, ves que sí", pero me ocupo de correr la mirada repentinamente, no quiero pecar más con el pensamiento o que piensen que escondo algún secreto, ya suficiente tengo con el ardor en mi espalda y el vestido suelto que me roza haciéndome sentir el ardor entregado a mi devoción.

—Luego de los incidentes sucedidos últimamente, anoche hubo cónclave de emergencia y se tomaron serias decisiones. Seremos severos e implacables.

Oh, santo cielo.

Comprendo de pronto que el castigo de la hermana fue producto de ese cónclave.

Por ello me castigó.

En el nombre de todos.

Mejor hubiese sido que el Padre Heist se hubiese tomado ese trabajo, quizá no hubiera sido más duro sino más justo hacia mi ansia de ser una penitente.

Una de las de primera fila levanta la mano.

—¿Puedo hacer una pregunta?—dice ella.

Entonces la hermana le sacude la mano con la regla, haciendo que de solo verla ya me arda. ¡Qué ruda que es!

—¡No!—le suelta—. Hasta bien yo haya terminado de hablar. Esa insolencia es la que nos ha traído donde estamos ahora. Pero ya sabemos que la letra con la sangre entra y aprenderán por las malas ante esa rebeldía detestable.

Asiento.

Válgame el exo, esto es...no sé si aterrador o apasionante.

—El asunto—añade—es que el sacristán Giovanni y la hermana Niam tendrán a cargo guiarlas hasta más allá del pasillo. Se habilitará por única vez para que vean que nada de lo que hay ahí les incumbre, pero a ver si así dejan de comportarse así.

Nuevamente los "ooohh" de asombro.

Pero esta vez sin cuchicheos.

Supongo que nunca queremos la regla de madera azotándonos las manos.

—Así que pónganse todas en fila con un metro de distancia entre ustedes—decreta—, no quiero contacto físico entre ustedes. Que iremos de excursión ahora.

Santo cielo.

Cruzaremos el pasillo.

Finalmente sabremos lo que hay más allá, nos enseñarán lo que tenemos prohibido de ver, podremos pasar más allá de la capilla.

¿Nos encontraremos con la tribu de varones? ¿Podremos juntarnos y mezclarnos con ellos? Cuánto deseo eso, oh sí.

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LÍBRAME DEL MAL

MARATÓN CAP 4

Líbrame del mal (+21) | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora