Capitulo IV: Milicos

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Se habían hecho las 23:07 cuando vi por última vez el reloj de los abuelos de Agus, ese que siempre nos dio algo de temor, me despedí de él y sus padres, entonces me dirigí a la parada del micro, ya que mi casa estaba a la loma del orto.
Subí normalmente y fue un viaje común, hasta que unos policías pararon el vehículo para hacer un control.
_¡dale, bajen! Y no se hagan los vivos, porque si llegamos a encontrar a un peronista muerto de hambre, nos lo llevamos_ dijo uno de los militares mientras yo bajaba.
Mi familia ni yo estamos en contra ni a favor de Peron, casi siempre votan en blanco, según sé.
Bajaron a empujones y a porrazos del colectivo a un hombre que según ellos...
_Se quería esconder este hijo de puta_ dijo mientras lo bajaba.
Otro salto luego_seguro que es peronista_ luego de eso, lo subieron a una camioneta.
Me quede algo atónito por la situación, pues jamás habían sacado así a alguien de un micro, casi siempre eran un poco mas discretos.
_A ver pibe, tu documento_ mientras se aproximaba hacia a mi.
_Tome señor_ entonces le entregue mi identificación.
Logre ver que en la fila alguien estaba algo inquieto.
_Acá tenes_ el oficial me entrego mi DNI.
Fueron en fila hasta que llegaron a un hombre de aspecto delgado, el que se veía ansioso.
_Tu documentación_ dijo el policía.
_Se me olvido en mi casa, señor_ tenía una voz temblorosa.
Me gire para verlo mejor y era Emir, de quien hablábamos más temprano Agustín y yo.
_como que no la trajiste, sos boludo vos?_dijo el militar
_No señor, le juro que no lo-_ el oficial interrumpe.
_Mírame a la cara cuando te hablo_ el milico le levanta la cara con la mano _vos ahora, por pelotudo, te vas a ir con aquel_ le gira su cabeza hacia el móvil.
_No señor, por favor, yo no soy peronista, yo adoro a Videla_ dijo el chico, asustado.
_Ya vamos a ver en la comisaría, ah, a ver si decís la verdad_ seguido de eso, lo llevaron adentro del vehículo.
Arribamos, juntos con los pasajeros, de nuevo el viaje, ojala nunca mas me toque algo como lo de Emir, porque luego de eso, no lo vimos nunca más.

FrancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora