XXIV: Faust Jefferson (Final II)

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Yo soy Faust, soy un hombre de Liverpool, Inglaterra, yo jamás tuve amigos porque mi padre era militar y me hizo entrar a una academia desde pequeño, solo tenía camaradas, a mis 21 años  me hicieron ir a la guerra de Farklands, así que si, pase mi cumpleaños ahí.
En la guerra conocí a Franco, un hombre argentino que habíamos secuestrado por información. Yo lo vi bastante desnutrido y decidí darle algo de comer, luego de el protocolo de información, comenzamos a hablar de nosotros, el me cayo bastante bien, hablamos hasta el anochecer y le di una almohada acompañada de una cobija, pensé en la posibilidad de que nosotros éramos amigos, pues con nadie me había parado a hablar, solo seguir órdenes de mis superiores.
Esa noche se lo llevaron afuera y lo empezaron a golpear, yo tengo el sueño muy leve, pues siempre me hicieron el practicar dormir así.
Lo iban a matar, era seguro, así que agarre mi fusil y sin piedad dispare a esos hombres, me lleve a Franco lejos, pues no tardarían en saber de quienes fueron los disparos, me lleve a Franco a uno de nuestros vehículos y conduje hacia el oeste. Franco entonces estaba demasiado débil y lastimado, por eso decidí curarlo, cuando se despertó y me dio las gracias.
A la madrugada me despertó y me contó su plan, le dije que yo no podía hacerlo, el me animo y me dijo que así nos salvariamos los dos, entonces acepte, nos despedimos y yo me fui. Me despedí de mi único amigo, mientras recorría el camino pensé en que el general no podía saber eso, pues buscaría vengarse por la muerte de su mejor amigo, entonces decidí decir la verdad.
Me golpearon y luego me ataron a un palo, para después fusilarme, por traición a la patria.
Luego de mi muerte pude ver que en verdad hice lo correcto, ese hombre estaba feliz viviendo con su familia, tenían 3 hijos y una vida espectacular, todos ellos eran felices.
También pude ver en otra línea temporal que efectivamente tenía razón, un espía se infiltró en su casa y mato a su esposa, junto con su hija de unos balazos silenciados, luego rocío gasolina por toda la casa, por hasta donde pudo por dentro, encendió la casa y fueron todo llamas. Tiempo después, Franco se suicidaba en un árbol que el mismo plantó por el nacimiento de su hija.
Así que si, no me arrepiento de haber traicionado a mi país. Volviendo a la línea normal, pude ver otros dos árboles plantados, me sentí aliviado de no haber seguido el plan.

Aquí les habla Faust Charles Jefferson desde el purgatorio, solo espero esto le llegue a alguien...

FrancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora