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"Amar y no ser amado es morir sin estar muerto."
-Jerry Darroch

Aria.

Honestamente, no pude conciliar el sueño durante toda la noche. El sofá se sentía demasiado grande, demasiado vacío, demasiado frío. Nunca me había sentido tan sola antes.

Mi mente no dejaba de cavilar en el hecho de que quizás, él estaba durmiendo con ella, y me dolió como el infierno.

Pude sentir como la cama donde reposaba se hundía, y yo con ella. Y por un momento, sólo por un momento, la idea del puente no me sonó tan descabellada.

Vi como los rayos del sol se filtraron a través de la ventana, y me sentí aliviada, también percibí cuando las chicas se levantaron y empezaron a cocinar en silencio, emitiendo susurros para hablar, alcancé a escuchar un poco de su conversación.

-Espero que haya logrado dormir-Comenta Kendall.

Un suspiro por parte de Kat.

-Sabes que en esa situación es muy difícil conciliar el sueño.

-Ella me agrada Kat.

-¿Puedes decir eso sin conocerla?

-Si tú tienes un buen concepto de ella, entonces yo también. He decidido que seré su amiga.

Kat reprime una sonrisa-¿Por qué?

-Porque creo que estas circunstancias de dolor son los espacios propicios para que nazcan nuevas amistades. Verdaderas amistades.

Froto mis ojos haciendo uso de mis manos, decido levantarme, pero mi cuerpo exhausto se queja, me duele la espalda. Suelto otro bostezo, y parece que obtengo la atención de las chicas, porque los susurros cesan.

-Buenos días-Es Kendall. Desde aquí puedo percibir su sonrisa amistosa.

Me estiro un poco en mí lugar-Buenos días-Contesto con voz ronca.

Tomo algunas de las sabanas y las organizo un poco, luego hago mi camino hasta la isla de la cocina donde ambas chicas no dejan de mirarme. Kendall por su parte, me extiende una taza de café humeante.

-Gracias-Digo al tomarla, ella sólo da un asentimiento.

-¿Quieres comer algo? -Niego.

¿Qué se supone pasará el día de hoy? ¿Qué pasará después que me marche? Le doy un sorbo al café, está dulce y fuerte, logra espabilarme un poco.

Paso mis ojos de Katsumi a Kendall y suspiro.

-¿Me disculpan? Iré al baño-Coloco la taza en sobre la isla de la cocina y me retiro como indiqué.

En el cuarto de baño me cambio la ropa que me prestó Kendall y la guardo para llevarla a la lavandería y entregársela posteriormente. Me pongo la ropa que usé ayer, sí, ese vestido rojo que había reservado para una ocasión especial

«Y vaya que lo fue» Pienso.

Lo primero que haré al llegar será deshacerme de éste vestido.

Me veo en el espejo y me desconozco, es decir, sí, soy yo la chica en el reflejo, pero no luce como yo. Sus ojos tristes, cansados y cargados de melancolía me son ajenos, fulgurecen con evidente agonía.

Trato de no seguirme viendo y tomo el cepillo de dientes que siempre llevo conmigo en la cosmetiquera de mi bolso.
Al salir del baño, me dirijo hasta donde se encuentra Kendall.

-Gracias por prestarme tu ropa, sé que debe ser molesto, eh... yo.

Me dedica una mirada compasiva-Tranquila.

Empezar otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora