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Aria

Ya en Chicago, me armo de valor para revisar mi móvil, una semana sin usarlo ha sido más que suficiente, las personas creeran que hice un viaje en el tiempo a la edad de piedra o que me perdí en Narnia. Hay un montón de mensajes, algunos links provenientes de números desconocidos, después de un rato explorando la interface de la mensajería instantánea, llego a la conclusión de que no seré capaz de ver o leer todo lo que he recibido, al fin y al cabo, creo no importarle a la mayoría de éstas personas.

«¿Estás en línea?»

Arrugo mi entrecejo, el remitente es Maya, novia del gran amigo de Nathan, Derek. ¿Qué querrá? No es como si somos las más grandes amigas.

«Hola, ¿Necesitas algo?» contesto.

Maya:¡Hasta que por fin apareces! Nos preguntábamos dónde estabas.

¿Por qué habla en plural?

«Estaba indispuesta» espero que mi respuesta escueta, le haga prescindir de mantener una conversación conmigo.

Me parece ridículo de su parte preguntarme dónde estaba, en todo caso, ella me envió una captura de la historia de Nathan el día que terminamos.

Se tarda un montón en responder, hasta que...

Maya: ¿Tienes tiempo libre hoy? ¿Podemos quedar?

Sí, tengo mucho tiempo libre, de hecho no tengo nada que hacer, pero tampoco me apetece verla. Es decir, no somos amigas, podría contar con una sola mano las veces que hemos quedado en el pasado, y todo básicamente porque Nathan y Derek nos presionaban al respecto.

¿Qué puedo decir? No puedo poner de excusa la lluvia, porque estamos en Otoño, es normal que llueva. Entonces lo recuerdo, tengo la excusa perfecta, la fiesta que hacen trimestralmente en la empresa, no asistiré de todas formas, pero Maya no tiene por qué saberlo.

«Tengo una fiesta»

Maya: ¿Fiesta? Tendría que verlo para creerlo.

Vale, sé que se está burlando de mí.

Maya: Antes de tu fiesta, ¿Tienes tiempo? No me tomará mucho conversar contigo.

«¿Qué te impide decirlo por aquí?» pregunto.

Maya: Es un tema delicado.

Suspiro emitiendo un sonido de queja.

«Tengo diez minutos, veinte a lo mucho»

Maya: Fantástico.

Maya adjunta la dirección de un centro comercial cercano.

* * *

Maya es una mujer alta, castaña, muy hermosa, que ciertamente ha desarrollado adicción a las compras, cuando entro al café, está rodeada de un par de bolsas de tiendas carisimas, concentrada en la orden que está haciendo a uno de los meseros. Cuando el chico se marcha, no oculta su sorpresa al reconocerme.

—¿Aria?

Dejo colgando el bolso en la silla—Hola, Maya—Tomo asiento—¿Cómo estás?—Pregunto empleando un timbre de voz plano, formal.

Me gustaría estar en cualquier lugar, menos aquí, realmente no entiendo por qué esta situación me causa tan mala espina.

—Estoy bien—Dice, en lo que sus ojos no dejan de viajar por mi cabellera o la ropa que llevo puesta—Me alucina tu cambio de look, el rubio te sienta bien.

Empezar otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora