1: Hikari Satou está resfriada

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Un pequeño resfriado no era letal, pero sí podía ocasionar muchas molestias. Garganta irritada; Ligero picor en la nariz; Hikari se levantó con estos malestares además de ojos llorosos. Exhaló sobre su mano, esperando sentir su aliento más caliente de lo usual, pero no fue el caso.

La ventana.

Se arrepintió de no haberla cerrado antes de dormir. Podía imaginar la enfermedad avanzando por la ciudad, invisible, como una monstruosa bruma que entraba a las habitaciones de tontas como ella para manifestar sus desagradables intenciones.

Casi pudo recordar su pesadilla: Oscuridad amorfa tras ella, en un pasillo que le resultaba familiar. Tratando de atraparla, de enfermarla.

Tosió un poco.

—No —dijo con desgano—, ¿por qué hoy? Justo hoy.

Su ánimo no mejoró al ver la cantidad de hojas que se habían esparcido durante la madrugada. Escuchó pasos en el piso de abajo: su madre estaría haciendo el desayuno, así que debía darse prisa en recoger el desastre.

Caviló en que no tenía sentido: ¿Por qué había tantos papeles? ¿Cómo es que se había quedado dormida mientras la impresora trabajaba? Ella era un poco distraída, lo sabía, pero... ¿hasta ese punto?

Para aumentar su mala suerte todas estaban llenas de manchones de tinta, sin expresar nada en concreto. Una tras otra, solo manchas negras sin sentido. Su garganta le ocasionó un poco de comezón y volvió a toser mientras pensaba en que la fortuna no podía empeorar.

Así fue. Al menos una de ellas (la última que tomó) estaba correcta. Un pequeño listado con indicaciones ocupaba la mitad de la superficie blanquecina; La otra mitad contenía una palabra muy grande:


«SanaSHigaWa»


Guardó el papel en su mochila y arrojó el resto al bote de basura.

Su celular vibró, anunciando un mensaje entrante de «Chisato».


«Hola~! Ya estoy saliendo de casa, te veo donde acordamos ( • ̀ω•́ )✧»

«Bieeeen (〜 ̄△ ̄)〜»

«¿Eh? ¿Te pasa algo? ( •́ㅿ•̀ )»

«Creo que estoy resfriada. Es una molestia o(╥﹏╥)o»

«¡Noooo! Entonces deberíamos ir otro día ( •́ㅿ•̀ )»

«NO!! Tiene que ser hoy. Estaré bien, soy fuerte ᕙ(⇀‸↼‶)ᕗ »

«... Está bieeeen, te veo en un rato (づ ̄ ³ ̄)づ »


Se apresuró a vestirse con el uniforme de la preparatoria. La temporada de otoño era sinónimo de un top con mangas largas en lugar del habitual de marinero corto. Falda a tablas, por encima de las rodillas. El color cocoa era agradable a la vista.

Cabellera esponjada y agraciada caía hasta reposar en sus hombros. Un llamativo listón de mariposa lo adornaba, brindando encanto, emanando niñez.

Antes de salir del cuarto verificó que no hubiera más papeles. Su mirada se detuvo en la esquina de la habitación. Reposaban en ella dos espadas de bambú y su respectiva guarda de tela negra junto al uniforme del club de Kendo.

No las necesitaría aquel día, mucho menos con esa molesta tosecilla que se negaba a desaparecer.


                                            ***


—Mamá, Hikari está enferma.

Fueron las primeras palabras de su pequeño hermano al verla bajar con un cubrebocas puesto.

—Estoy bien, Aki —respondió Hikari, aguantando un acceso de tos—. Solo es por prevención.

Tomó asiento y su madre le sirvió el desayuno. Para Hikari, con su garganta un poco inflamada, ver el pan tostado junto a la tortilla de huevo no fue lo mejor. Hizo discretamente a un lado los panes.

—¿Volviste a dormir con la ventana abierta? —preguntó su madre con mirada perspicaz.

—¡Para nada! —se apresuró a mentir—. En serio, mamá, es solo por... —La tos la traicionó—. Lo siento, pero no puedo faltar hoy, ¿sí?

—¿Tienes un examen?

—Ajá —Una nueva mentira.

Comió despacio y aceptó con gusto el té cargado que su madre le sirvió. La calidez fue como una dulce caricia para su malestar.

—Yo acompañaré a tu hermano a la escuela —anunció la señora de la casa—. No te expongas mucho al aire, ¿entendiste? Regresa temprano.

—Sobre eso... Hoy le toca la limpieza a Chisato y dije que la iba a esperar. Ya sabes que ella siempre me espera a mí. Por eso... bueno...

La señora Satou conocía bien a su primogénita de dieciséis años. La miró fijamente por unos momentos; Tras sostener una dura mirada en esos luceros obsidiana supo que al menos esa última parte no era mentira.

Sonrió.

—Bien, pero ten cuidado y ve a la enfermería si te sientes mal. A tu papá no le va gustar si tiene que ir por ti al hospital o algo así.

Okey~

Hikari agradeció por la comida y, esperando con ansias que su salud mejorara a lo largo del día, salió de su hogar.



Sanashigawa [Pausado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora