8: Atravesando el río

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Casi todos los alumnos del aula «2-B» se habían marchado. Chisato y Kai aseguraron al profesor que se encargarían de hacer el aseo. Aunque el profesor dudó por la inminente tormenta, bastó con decir que no cometerían ninguna imprudencia. Chisato tenía muy buen rendimiento escolar, ganándose su confianza y simpatía.

Hikari esperó junto a ellos, tosiendo de vez en cuando. El día había minado su resistencia, presentando ojos llorosos y un poco de fiebre que se esforzaba en ocultar.

Apenas unos minutos después, Momoka y Fuyu entraron por la puerta corrediza. Una siendo presidenta del consejo; la otra encargada de la biblioteca. Excusas no faltarían en caso de ser atrapadas.

—Sigo diciendo que esto es mala idea —expresó Fuyu.

—¿Entonces para qué viniste? —Momoka le dio una palmada en la espalda—. Ya vete a tú casa.

—¡No quiero! Voy a ser la primera en reírme.

Saaya llegó casi de inmediato, emitiendo un débil «hola...» dirigido a nadie en particular. Evitó a toda costa cruzar miradas con Hikari y se sentó en una de las sillas más lejanas, enfocando la atención a sus redes sociales.

Reizo llegó veinte minutos más tarde en compañía de Hanae. El chico se mostró tranquilo, tan distinto la chiquilla que parecía nunca sentirse segura entre la gente.

—No fui al dojo hoy para no llegar tarde —dijo Reizo, cerrando la puerta tras de sí—. Me encontré a Shinohara en el pasillo.

Hanae respingó y asintió al escuchar su apellido.

—Revisé los salones —prosiguió el chico—, la luz de la enfermería estaba encendida. Creo que Saburo sigue en la escuela.

—Era mejor que no faltaras al entrenamiento —replicó Hikari—. Tenemos que esperar a Nakamura, y el entrenamiento dura dos horas.

No tuvieron que esperar tanto. Como si quisiera demostrar lo equivocada que Hikari estaba, la puerta volvió a abrirse, y Masuzu entró apartando ligeramente a Reizo. Cargaba su mochila con en el hombro derecho, y su protector de espadas de bambú (shinai) reposaba en el izquierdo. Se veía más pequeña de lo normal.

—Hola —saludó con dulzura—. ¿Estamos todos?

—¿Y el entrenamiento? —preguntó Chisato con brusquedad—. Tú nunca faltas.

—Le dije al maestro que Satou estaba enferma y que la iba a acompañar a su casa.

—¿Y se lo creyó?

—Brillante, ¿verdad? —Masuzu sonrío—. Es la ventaja de siempre respetar las reglas, todos confían en mí. Me tardé un poco porque tenía que usar las regaderas —Sacudió su melena, liberando un fresco olor a lavanda—. No puedo oler mal, ¿verdad, Kai?

—B-bueno... —Kai titubeó—. Tú siempre estás muy... muy linda.

—Sí, yo sé que soy hermosa —replicó su novia, distraida—. Me lo dicen todo el tiempo, tú nunca me pones atención, ¿verdad?

Kai guardó silencio.

Momoka y Hikari recuperaron la atención de los demás al extraer la nota con las reglas del juego.

Chisato se apartó un poco, mirando disimuladamente a su amigo. Notaba lo triste que se encontraba. Kai parecía decaer de ánimos cada vez que hablaba con la "Azalea" de la escuela. Martirio. Su amigo sufría al lado de esa chica y eso la molestaba, al punto de querer soltarle un puñetazo en el estómago a los dos.

Pero, por otra parte...

Te lo mereces, tú mismo te lo buscaste.

Sonrió sin darse cuenta.

Sanashigawa [Pausado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora