9. ¿𝙌𝙐𝙀 𝙑𝙊𝙔 𝙃𝘼𝘾𝙀𝙍 𝘾𝙊𝙉𝙏𝙄𝙂𝙊 𝙋𝙊𝘾𝙃É?

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Un poco más tranquila y con aquella sonrisa tonta que aún no se me quitaba decidí salir de la habitación de Poché. Llegué a la punta de la escalera y escuché unas suaves carcajadas que se me hacían muy familiares; comencé a bajar lentamente y como mejor podía ya que aún tenía los dolores en mis pies y estos me ardían de una manera considerable. Mientras más bajaba aquellas risas se hacían cada vez más audibles y mi corazón comenzaba acelerarse ante eso.

Llegué a la primera planta donde decidí seguir el sonido de aquellas risas y me congelé en la entrada de lo que parecía ser la cocina al ver cómo mi hijo reía felizmente mientras Poché le hacía caras y jugaba con el.

—¿Quien es el niño más bonito del mundo? ¿Shi? ¿Quien es? — le preguntaba con voz de bebé y mi hijo río aún más — Shi bebe, tu eres si, tu eres...

Sonrió y beso la punta de su naricita.

Pero que imagen más bonita — pensé.

Al momento de pensar eso sacudí rápidamente la cabeza, ¿En qué demonios estaba pensando? ¿Por qué esa escena me parecía tan adorable y jodidamente tierna? Poché solo estaba entretenido a mi bebé, nada más, ella no se estaba encariñándo de él y mucho menos mi hijo de ella.

—¿Interrumpo algo? — preguntó interrumpiendo la escena mientras entro a la cocina y Poché me mira avergonzada y un poco sonrojada al verse descubierta.

—N-no, solo jugaba con Daniel — dijo sonrojada mirando a mi niño quien se había entretenido de nuevo con el cabello azul de ella y eso le saco una pequeña sonrisa que a mí punto de vista era adorable. Sin darme cuenta guarde esa imagen en mi mente para siempre.

—Veo que ustedes dos se llevaron bien — dije y ella asintió.

—Al parecer si, es que el es tan.... — lo observó — es muy tranquilo y su risa es preciosa — dijo mirándolo y cuando esté hizo contacto visual con ella Poché besó su cabecita. Sonreí y ella terminó por sonrojarse completamente — T-te prepare algo para que comas — me dijo poniendo un plato con panqueques y frutas frente a mi además de un jugo de naranja.

La mire sorprendida.

¿Ella me había cocinado?

Y mejor aún, ¿Desde cuándo María José Garzón cocina?

—Gracias — agradecí sorprendida y ella me sonrió.

—Disfrútalo, yo voy a ir a darme una ducha y ahorita vuelvo — dijo dándome a Daniel — le di un baño al niño y lo cambié, así que puedes quedarte tranquila con eso, y como no sabía si el comía panqueques le hice una papilla ¿Está bien?  — dijo y en efecto, mi hijo si estaba bañadito y vestido con una ropa diferente cosas que se me hizo extraño pero no dije nada al respecto.

—Gracias por todo Poché — ella me sonrió y negó.

—No te preocupes, bajo a penas termine — asentí y ella salió de la cocina supongo que para ir a su habitación.

Al escuchar como subía las escaleras solté un suspiro mirando a mi bebé quien me veía con sus lindo ojitos verdes, el me sonrió y yo lo abrace.

—Creo que tuvimos suerte pequeño — le digo y el solo me veía atento — Te prometo que todo va a estar bien, y que vamos a salir adelante juntos, yo te voy a cuidar siempre — le digo para después dejar un beso en su nariz.

Empecé a comer lo que Poché me había cocinado y realmente estaba delicioso.

No recordaba cuando fue la última vez que alguien había cocinado algo tan rico para mí, o simplemente que me hayan cocinado.

¿Q𝚞𝚒𝚎𝚗 𝚕𝚘 𝚍𝚒𝚛Í𝚊? 𝚌𝚊𝚌𝚑É 𝚐!𝚙.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora