15.¿𝙎𝙀𝙍Á?

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No la entendía, realmente Poché era una incógnita y no era de este mundo. Después de eso solo condujo hasta su casa y por el camino pidió comida a domicilio la cual llegaría minutos después que nosotras.

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P'ov Poché

Desperté temprano por el sonido de la alarma, con un poco de cansancio la pague y abrí los ojos poco a poco encontrándome aún con la oscuridad de mi habitación, debido a que la anoche anterior había cerrado las cortinas.

Aún cansada me levanté y estiré todos mis músculos despertándome un poco; el día de ayer me había encargado personalmente de arreglar y armar la cuna de Daniel para que esté pudiera dormir ya tranquilamente en una habitación. Calle había estado en contra y se que se había molestado. Algo que nunca iba a cambiar de Daniela Calle era su orgullo tan berraco.

Sabía que se comportaba así por pena y vergüenza. ¿Por qué no podía simplemente aceptarlo y ya? ¿Que no sabe que a mí me sobra el dinero y me gusta más gastarlo en cosas necesarias y que me hicieran feliz que en cosas que no servían de nada?

Además... ¿Que más daba? Solo era dinero y para mí en estos momentos su bienestar estaba primero.

Salí de mis pensamientos y abrí las cortinas dejando entrar la luz del sol el cual estaba radiante y en su punto mas alto. Sonreí, iba hacer un buen día o por lo menos eso quería creer. Caminé hasta el baño donde me quité mi pijama y me metí debajo de la ducha dónde me desperté completamente y mi cuerpo se relajo ante el contacto de agua fría contra mi piel.

Veinte minutos después salí y me seque con una toalla la cual termine enrroyándo en mi cadera y salí de ahí directo a mi closet. Me coloqué un boxer de color negro, un pantalón de vestir del mismo color, una camisa manga larga de color verde brócoli, mi corbata negra y por último mi saco de color negro. Me coloqué mis zapatos negro de suela roja, peine y arregle mi cabello.

Hoy era el día donde tendría que ver la remodelación del piso presidencial de mi empresa aquí en Colombia ya que estaba instalada en este país y tenía que verme de manera apropiada.

Me coloqué uno de mis relojes y una vez lista salí de la habitación y baje a la primera planta. Todo estaba en silencio y en calma, fui a la cocina y me tomé las pastillas correspondientes para controlar lo que crecía en mi cabeza y le dejé una nota a Calle haciendole saber dónde me encontraba y que me llamara si necesitaba algo junto con mi número de teléfono.

Salí de la casa y ya afuera me encontré con António apoyado junto a mi auto.

¡Siempre tan puntual!

—Señora Garzón, buenos días — me saludo.

—Buenos días António, puntual como siempre — dije con una sonrisa y el asintió.

Me abrió la puerta del auto y me subí en la parte de atrás, mayormente siempre estaba Antonio para conducir y así me daba mi espacio en el camino antes de llegar a cualquier sitio.

—¿Vamos a la empresa señora?

—Si Antonio, quiero ver cómo quedó la remodelación de mi piso — el asintió y comenzó a conducir.

¿Q𝚞𝚒𝚎𝚗 𝚕𝚘 𝚍𝚒𝚛Í𝚊? 𝚌𝚊𝚌𝚑É 𝚐!𝚙.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora