Capítulo XXV - Renacer.

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El momento que por tanto tiempo habían esperado estaba ahí, a unos metros de distancia. Sitio de reunión de cientos de bandas amateurs, muchas de ellas con múltiples participaciones en el festival, y otras tantas que fueron premiadas en varias presentaciones a lo largo de los años.

El lugar donde se celebraba el festival, era un domo techado con gradas escalonadas que tenía en el centro un espacio amplio para albergar a aquellos que quisieran estar más cerca del escenario. Aquella tarde, había casa llena; mucha gente permanecía afuera, aferrada a una efímera ilusión de que ocurriera algo que permitiera su ingreso al recinto. No faltaron los revendedores de entradas, cínicos muertos de hambre que ofrecían boletos hasta tres veces más costosos de lo normal, y tomando en cuenta que su precio no era del todo accesible, aquello resultaba exorbitante para muchos.

En otro orden de ideas, y para ponerlos en contexto, el esquema de presentación, concurso y premiación, estaba reglamentado de acuerdo a lo siguiente:

Las bandas participantes no podían ser comerciales, es decir, solo se admitían bandas amateurs. En este parágrafo, y respecto al reingreso al festival, la condición se mantenía. Si una banda resultaba ganadora, podía volver a participar y su ingreso era directo, siempre y cuando siguieran siendo una banda sin ánimo comercial.

En cuanto a los premios, se otorgaban cinco compensaciones menores que destacaban atributos relacionados con la originalidad, el sonido y su composición, el manejo de la multitud, coordinación de equipo, y apariencia personal. Los premios mayores, eran posicionales, y es evidente que nos referimos a un primer, segundo y tercer puesto. Existía una categoría adicional que era otorgada a la banda con mayor impacto, y era un premio que designaba a la banda "revelación" del festival. Muchas veces, una banda muy buena se llevaba el primer premio, por ejemplo, pero en medio de tantas presentaciones, los jueces se encontraban con alguna novedad teórica que, si bien no daba para un primer premio, destacaba lo suficiente como para reconocer su participación. Todos los premios garantizaban una invitación para el siguiente festival bajo las mismas circunstancias, y los premios principales tenían una opción de grabación de álbum, a cambio de no volver a participar.

Pocas bandas ganadoras rechazaban esa oportunidad de lanzarse con los brazos abiertos a las fauces de ese dragón maloliente que los mortales llaman "fama"; otros tantos, consideraban que era más prestigioso ser una de las bandas a vencer por los nuevos aspirantes.

En cuanto al orden de presentación, las primeras bandas siempre eran las ganadoras de ediciones anteriores, y las nuevas participantes, se ordenaban en orden alfabético aleatorio; bien podían empezar por la "A", o por la "Z".

Las invitaciones no tenían límite, un mismo patrocinador podía postular cuantas bandas quisiera, y el criterio de selección era individual.

Puede que el requsito más importante de todos, era el que hacía tan difícil llegar ahí, y es que no todas las bandas lograban presentar un tema inédito. No era solo escribir una canción y tocarla, eso lo haría mi hija pequeña mientras baila en forma grácil con nuestro gato; era necesario dar una prueba de trabajo, es decir, demostrar que hubo composición, ensayo, creación y desarrollo de la pieza. Todo esto era evaluado en conjunto con la presentación.

Ahora que todos manejamos la misma información, podemos reírnos de nuestra banda preferida porque...

¿Adivinen quiénes olvidaron el asuntillo del nombre?

—Decimos cualquier patochada, Ángel, no creo que vayan a fijarse en eso. —Leidy parecía despreocupada por ese asunto, contrario a Siham, que usaba su teléfono para buscar ideas de nombres.

Eris estaba sentada sobre las piernas de Alexair, y ella la rodeaba con sus brazos; estaban tranquilas, pero no por el tema del nombre, sino por la presentación. Alexair llamó a Ángel, y cuando él se acercó hasta ellas, le quitó la planilla de participación, el lápiz de tinta, y los cedió a Eris.

Tocando una estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora