Parte 3

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Salí corriendo de mi habitación, no sabía a dónde ir, por Dios estuve a punto de volverme una asesina y doblemente asesina, alcance a escuchar la voz de Emily que gritaba mi nombre, no me detuve seguí corriendo, vi el coche de mi padre estacionado frente a la casa, por suerte la llave estaba enganchada, arranque y conduje sin rumbo, no sabía a dónde ir, la única persona que sabía escucharme era mi abuelo pero no estaba más, conduje hasta el cementerio, baje del coche y sentí un fuerte dolor en pie izquierdo, ni siquiera me di cuenta que había salido de la casa descalza un trozo de cristal había hecho de las suyas, cada paso que daba la sangre aumentaba más, en realidad ni le di importancia, me tumbe sobre el nicho de mi abuelo, allí pase llorando por más de una hora, luego que me desahogue, ya pensé con más claridad, no podía volver a mi casa, tenía que esperar que las cosas se calmaran y hablar con mis papás, pero a dónde diablos iría, si no tenía un maldito centavo Salí en pijamas.

Ashhhh y ahora que iba a hacer, y para colmo mi móvil tampoco viene conmigo, Diossss y ahora qué hago, me quede mirando al suelo, miraba como las hormigas se daban el festín con la sangre que había dejado, estoy herida, debo ir a un médico antes que está herida se infecte, médico??? Claroooo ya sé a dónde ir, conduje por unas veredas, lo menos que quería era pasar por las calles del pueblo, Emily y mi papá seguramente estarán buscándome, una hora después llegaba a mi destino, toque la puerta muchas veces pero nadie respondió, me di por vencida, iba directo al coche...

Eyyy en que le puedo servir?

Hola Bianca!!!

¿Niña Santanaaaa, pero mi niña que le paso? Ayyy Dios que tonta yo, pase niña

Espera Bianca antes que nada necesito que me digas donde puedo dejar el coche, no quiero que nadie lo vea, por favor

Bianca: claro niña descuide, ya mismo lo entrare al garaje, hagamos algo, deme las llaves y pase usted a su casa, mientras yo guardo el coche.

Gracias Bianca!!

Entre a la casa y me senté en al sillón, tuve mucho cuidado de no manchar con sangre la alfombra, por suerte me había acordado de Bianca, fue la doctora de mi abuelo por muchos años, era una mujer de unos 40 años pero con espíritu de una chica de 15.

Listo niña Santana, por cierto, he visto sangre en el acelerador, ¿está herida?

Bueno en realidad no es nada, un pequeño rasguño nada más.

¡¡¡Ay niña usted no cambia!!! A ver enséñeme.

Le mostré la herida.

Por Dios niña, así que un rasguño nada más, espéreme aquí voy por el botiquín.

Mientras Bianca hacia su trabajo, le dije si podía quedarme esa noche en su casa, a lo que ella accedió gustosamente, hablamos mucho sobre mi abuelo, le comente que lo extrañaba mucho, quiso preguntarme sobre lo que pasaba pero yo siempre evadí el tema, le dije que necesitaba descansar ella sin más me llevo a la habitación.

¡¡Recuerde que esta es su casa niña Santana, descanse!!

Bianca, solo necesito un último favor, no quiero que mis padres sepan que estoy aquí, ya luego hablaremos, puedo contar con eso?

Por su puesto niña, descuide que no diré nada.

Parece que las pastillas que me dio Bianca eran súper buenas, pase el resto de la tarde durmiendo, eran las 7 de la noche cuando me desperté, moría de hambre, me levante y fui directo a la cocina, sobre la mesa había una nota:

BESOS DE MARIPOSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora