Capítulo 5 - Perseo, el destinado cazador

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-(Po) "¡Izquierda! ¡Hazlo más fuerte, atráelo con tu ataque y córtalo!" Gritaría Polidectes buscando guiar al joven

Sin escuchar los consejos de Polidectes, Perseo seguiría lanzando una lluvia de ataques incesantes pero sin una intención asesina detrás hacia su compañero de entrenamiento. Esteneleo, su rival en cuestión, milagrosamente lograría zafarse de la cadena de golpes y moviéndose hacia un lado lanzaría un poderoso espadazo lateral. Perseo, rápidamente saltaría sobre su rival tirándolo hacia el suelo con pura fuerza, y apuntando a su cuello con su espada, daría por concluido el combate.

-(E) "Heh... eres una bestia, solo tienes algo más de 16 años, pero puedes empujar a un soldado experimentado como yo" Diría exhausto el general militar de la isla de Serifos.

-(Pe) "Gracias... gracias por el cumplido... Pero aun no, todavia no estoy en mi punto más alto. No hasta que logre perfeccionar mi estilo." Diría Perseo también exhausto.

-(Po) "Un estilo imposible de completar Perseo, intentar mezclar los movimientos de un animal salvaje como un toro con la habilidad de un soldado es algo que solo se te puede ocurrir a ti." Diría Polidectes seriamente mientras se acercaba.

"32 segundos, 32 segundos fue el tiempo que duro tu ráfaga de ataques consecutivos. Intentaste aguantar la respiración para incrementar el número de ataques, pero la fatiga y el cansancio eventualmente te alcanzaron, igualmente, nunca llegarás a usarlo. Tienes ideas magnificas Perseo, pero olvidas que somos humanos y que peleamos contra humanos, en una batalla ningún hombre debe resistir más de 2 ataques tuyos. Aunque en tan solo dos años has progresado increíblemente, he de decir que lo cierto es que parece que más que un soldado apuntas a ser un cazador de bestias." Diría Polidectes mientras levantaba a Perseo.

-(E) "No es por llevarte la contraria amigo, pero deberías escucharlo. En el campo de batalla no puedes entretenerte con un solo enemigo. Ahora, si me disculpan, voy a la enfermería" Acotó Esteneleo, tocando el hombro de Perseo y retirándose del lugar de entrenamiento.

Perseo se levantaría y a pesar de las palabras de sus compañeros diría alegremente: -"Poli... por algo eres el rey guerrero, pudiste ver a través de mi técnica y de mis intenciones sin esfuerzo, sinceramente no tengo intenciones de cambiar mi rumbo... pero aun así, no creo que nunca pueda igualar tu destreza y tu análisis en la batalla."

Saliendo al balcón y mirando hacia el cielo Perseo añadiría: -"Quiero un estilo que pueda unificarnos a todos, los humanos, los animales, los que piensan al pelear y los que pelean por instinto. Tú mismo me lo dijiste cuando llegue aquí hace unos años con mi madre, a veces podemos conocernos y enseñar a través del combate, y yo quiero unificar a todos los reinos y acabar con la maldad, la infelicidad... no creo que puedas cambiar eso en mí, lo siento."

Polidectes se le quedaría mirando un momento, pero lanzando una risa seria simplemente respondería: -"Si que somos diferentes incluso hoy. El poder, la influencia, el alcance, la efectividad, eso es todo lo que importa para reinar, y eso es lo que siempre buscaré y valoraré. Aunque que me duele que desperdicies tu potencial, admito que no quiero parar tu camino... aún, no lo hare." Dijo antes de retirarse hacia el castillo.

-(Po) "Por cierto, deberías ver a tu madre. No parece que este progresando bien otra vez o como sea, el medico ya está allá." Diría el rey mientras le hacía a Perseo una seña desinteresada con su mano antes de desaparecer.

Perseo al escuchar lo que Polidectes le decía correería hacia la habitación de su madre dentro del castillo para volver a encontrarse con su realidad.

Perseo y Dánae habían vivido como nobles en el castillo de Polidectes por 2 años hasta ese punto. Polidectes había cumplido su promesa, el junto a Esteneleo, el segundo mejor de Serifos entrenaron a Perseo en ese tiempo, el cual terminó volviéndose el campeón indiscutible de la isla teniendo tan solo 16 años y una altura de 1,8 metros. Pero por otro lado, a pesar de que Polidectes le brindó a Dánae toda la ayuda médica y espiritual posible, está realmente no mejoro con el paso de los años. Aun con los mejores cuidados, los efectos de la enfermedad de Dánae solo pudieron ralentizarse, actualmente, la madre de Perseo apenas podía levantarse de su cama una vez cada varios días.

Toretto en Shuumatsu no valkyrieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora