Cap. 14: Señales... ¿Volviste?

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Tomo aliento y me quito todos los cables que hay en mí.

—Señorita no puede salir aun

—Dígale a Damián que no permitiré una más de sus actitudes… sabe que… no le diga nada –me muevo del lugar a donde salió el doctor y veo a Damián ahí recargado fumando un cigarrillo, a lo que se lo quito, le doy dos caladas. —Te voy a pedir que si tienes dudas me preguntes a mí, no me vengas con tus juguetes estúpidos –digo mientras le regreso su cigarro y salgo de la habitación.

Me encuentro con Matías en el camino y volteo a ver mi celular y sigo el camino, oprimo el botón del elevador y me quedo viendo mi celular.

Salgo y veo a Hannah, doy un suspiro.

— ¿Va a entrar? –pregunta ella sin saber quién soy.

—Sí, claro –digo cerrando varias veces los ojos.

— ¿Piso?

—Sexto por favor –digo viéndola de reojo, ¿es posible? No me reconoce para nada.

Sigo mi camino a mi habitación y ella me sigue… volteo y empiezo a correr a lo que ella sigue mi acción.

Entro a mi habitación y la cierro de un portazo. Salgo por la ventana y ella va entrando de golpe, corro lo máximo que puedo pero me detengo de golpe a ver algo que no quería… la calle a mis pies. Hannah casi me da alcance y decido saltar. Para mi mala suerte no salte bien y no le di la potencia que necesitaba, me agarro del balcón del edificio de enfrente hago una mueca de dolor y escucho un balazo en el metal del balcón, me caigo y me agarro del balcón, veo para abajo y ya estoy a un piso de la calle, todo mundo me ve. Y caigo al piso, me levanto mientras veo que Hannah se adentra al hotel.

— ¿necesita que la lleve señorita Isabel? –dice un chico asomado en un coche ejecutivo.

Me levanto y me subo al coche. —Gracias Damián.

—No hay de que, supuse que pasaría esto.

— ¿Como? ¿Usted la mando? –pregunto mientras avanza el coche.

—No exactamente. ¿Por qué no nos vamos hablando de frente Layra?

—No sé de qué habla.

—Sabes perfectamente que yo aquí no soy el malo, vamos, sabes perfectamente que fui amigo de tu padre y que obviamente estoy en una misión, y eso tú lo descifraste ¿sí o no?

Yo solo lo veo.

—Hace años yo era un huérfano y me llevaron a la OSA, ahí entrene y conocí a tu padre y a Franco Bustamante, nosotros éramos inseparables, yo era su criollo, siempre decían que era la combinación de los dos y exactamente así fue, el bueno y el malo. Llevo catorce años en esta misión. Mi misión: hacerme el asesino más buscado del mundo.

—Y eso para que lo necesita, y no es el mejor.

—Si cortas una flor ¿Qué pasa?

—Vuelve a crecer…

—Exacto, hay que cortar desde la raíz. Y la raíz son siete.

— ¿Por qué siete?

—Luego lo sabrás, no te apresures.

—Ahora baja, arréglate que tenemos una reunión.

—No entiendo como…

—Dije que ya sabía todo. Mi niña, eres como mi sobrina y tú eres nuestra señal… ya es momento de atacar, pero todo a su tiempo. Hoy conocer a unos cuantos asistentes de los asesinos, hijos, esposas. Este es el plan…

Vestido beige, zapatos altos… una cosa en común… fiesta.

Abro la puerta u me encuentro con Damián.

— ¿Lista?

—Tú dime.

—Vamos –dice Damián mientras cuelgo de su brazo.

Llegamos a la recepción de aquel lujoso hotel y nos adentramos al parque central que tienen. Violines, meseros brindando champagne, mujeres con vestido.

Y a mí que me cagan todos estos asuntos tan idiotas.

—Damián no pensé que vinieras –dice una más o menos veinte años.

—Si bueno, siempre hay que darlos tiempo a las mujeres ¿no?

—Veo que no vienes solo –dice mirándome.

—No, ella es Isabel, es nueva conmigo y es mi vida ahora.

—Que afortunada, bueno, no más que yo.

— ¿Y eso por?

—Bueno, yo solo pase la calle y al día siguiente ya estaba casada con el amor de mi vida.

—Entonces…  -digo mientras un mesero saca un arma y empujo a la mujer a un lado.

Suena un disparo y todos los meseros sacan una. Empiezan a atacar a la gente que estaba adentro del lugar. Alguien me abraza y me dirige a las afueras de aquel lugar, volteo y el hombre se va corriendo adentro.

— ¡Espera! –digo al momento de verlo meterse de nuevo.

Alguien me jala del cabello… —Esta será la última vez que huyes así –dice una voz de mujer.  Soy una vuelta aunque me haya quitado casi todo mi cabello y le doy una cachetada en reversa.

—Solo alguien sabe dar esa cachetada –dice Hannah sobándose la cara. — ¿Layra?

— ¿Que? No sé de quién me hablas, no es la primera vez que me confunden con ella, así que les voy a pedir que analicen quien soy.

—Perdí a mi amiga en un accidente que nadie vio, su tumba estaba cerrada, un avión fue destruido pero ¿tenía pasajeros? ¿Estaba Layra a bordo? Layra tenía un tono tan particular al tuyo, Layra tenía esa misma estatura, Layra tenía esa mirada… Layra –dice mientras cada palabra que dice a mí se me cae una lagrimea.

Volteo y la veo.

— ¡Layra!

— ¡Hannah!

Gritamos mientras nos acercamos a abrazarnos.

— ¿Pero qué te paso?

—Transformación.

— ¡Oh! ¡Layra!

—Ya no me digas así, que todo mundo se dará cuenta.

— ¡Isabel! –grita Matías viniendo hacia mí.

—Tenemos al culpable, creo que querrás interrogarlo.

—Vamos –digo secándome las lágrimas. 

Me subo al helicóptero de la parte más alta del hotel y me adentro. El chico esta volteado y solo veo su cuello.

—A ver… -digo acomodándome enfrente de él. El sube la cara y me da una punzada en el corazón al ver su rostro…. Alex.

 

~o~o~o

Hola, hola.

¿Cómo están?

Espero y bien.

¿Qué tal? ¿Les gustó?

Perdon por tanta espera pero tengo exámenes para entrar a la universidad y pues bueno. ¿Pero vieron el final?

Ñññññññ… ¡En el proxi sale Alex!

Gracias por seguirle dando una oportunidad a esta historia.

Chao, chao.

***

Canción: P.O.D. — Youth Of A Nation

Muchas gracias por leer. Comenten y voten que en este espacio su opinión se respeta.

Lecciones Aprendidas © (CP #2)© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora