Cap. 31: Juntos

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Mi corazón está sumamente rápido y siento que puede salirse de mi pecho. De alguna forma ya me encontraba en medio de los hombres que disparan a todos lados, muchos que protegen el círculo caen al piso y se empieza a hacer una laguna de sangre. Me empieza a faltar el aire, cuando una mano me jala hacia el exterior, tomó el arma de uno de ellos del círculo, una vez fuera levanto el arma a nivel de la frente y es Santos. Me sigue tomando mientras me jala a un corredor que no lo había visto.

—Vete –grita mientras me empuja —Encontrarás una soga, trepaba y saldrás a la ciudad.

— ¡Qué! No me iré estamos a punto de....

— ¿¡No te das cuenta!? Estás en el cuartel de un asesino ¡esperas que te proponga matrimonio!

Parpadeo varias veces mientras que analizó lo que me acaba de decir.

— ¡Eres todo un genio! ¡Te adoro! –digo mientras me cuelgo de su cuello y le deposito un beso en sus labios.

Corro en dirección reversa para regresar a donde estaba, un grupo de soldados empieza a cubrirme a lo que me niego, tomo mi arma y disparo de un lado, doy una vuelta en el piso y doy dos disparos más, dejando a más de siete hombres en el piso, el sonido de siete caídos al mismo tiempo sale que Franco salga de inmediato de la puerta que estaba enfrente.

El sube la mirada y me encuentra a mí, levanta su arma y empieza a disparar mientras camino hacia él, siento como pasan las balas a lado mío, siento la vibración. Llega a donde está él y levanto si su arma a nivel de mi frente.

—Si me quieres matar, hazlo. Pero creo que si lo hubieras querido, ya lo hubieras hecho -comento cuando él empieza a temblar y baja el arma cuando baja la cara.

—Pero tampoco quiero que crezcas...

—Esto no es lo que quiero, ¿quieres que mate a toda tu gente?

— ¿Qué es lo que estás haciendo?

— ¿¡Dejarás de matar!?

— ¿Dejarás de ser Layra? Claro que no, así soy, eso hago. Moriré siendo asesino y el mejor.

—No creo, Layra es la jefa, cuando mataste a Ernesto, él sabía que ya lo querías matar, me lo confió todo –dice Damián llegando atrás de mí.

—Damián, bienvenido ¿Trajiste a tu escuadrón?

—Si -dice mientas llegan unos hombres atrás de él pero le tienen apuntado a él.

— ¡Traidor! –grita. Levanta el arma y empieza a disparar dirección a Damián. —Olvídalo ¡Seré el mejor!

Me avienta pero evado su golpe tomándolo del tronco y me cuelgo de el de forma que lo debilitó y el cae. Franco abre los ojos más de la cuenta y empieza a temblar.

Empieza a hacer movimientos los cuales no hay ninguno que no haya evadido. El empieza a respirar más rápido y profundamente.

—Un golpe al aire cansa el doble –digo mientras que tomó aire y le doy una patada en la nariz y empiezo a arrojar golpes mientras que él se empieza a retorcer. Empieza a ver sangre en el piso. Se levanta como puede y corre hacia la habitación trasera, se encierra y Damián empieza a pegarle a la puerta, saco el arma que tiene en el cinturón y disparo a la cerradura.

— ¡Podemos construir un imperio! -grita mientras que empieza a quitar todo de un es escritorio en busca de algo.

— ¡JUNTOS! –dice para posteriormente presionar un botón que estaba junto a su mueble, este hace un sonido y el cae por un agujero que se abre del piso, los apagadores se voltean y empieza una cuenta regresiva de un minuto. Veo a Damián y hago un gesto de "no puede ser".

Lecciones Aprendidas © (CP #2)© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora