Cap. 20: No te reconozco

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Que tortura tener estas mujeres a lado mío. No me queda de otra. Me tengo que ir, pero no del todo, me quedo escondido atrás de la pared.

**LAYRA**

 

—Más te vale no acercarte a mi chico Isabel.

— ¿¡Como sabes mi nombre Ginevra!?

— ¿¡Y tu como sabes el mío!?

—Como te habrás dado cuenta, sé más cosas de ti que tú de mí así que no me amenaces.

—No te amenazo, es una advertencia.

—Pues como odio ambas. Así que si tu hombre se fija en mí no es mi problema. Esterilízalo y ya.

Ella me dedica una sonrisa. —Creo me caerás bien. ¿Has pensado con quien trabajaras?

—Estoy con Damián.

—Es un perfecto enlace pero no es el mejor.

— ¿Y según tú, quién es?

—Nada más y nada menos que yo –dice Franco apareciendo atrás de mí. Volteo mi cabeza y veo que trae consigo un whisky.

—Siempre seré el mejor aunque no lo acepten. Soy mejor que Ernesto.

— ¿Quién es Ernesto?

— ¿Como? ¿No sabes quién es Ernesto Aguilera?

—No.

—Que es y nada menos que la cabeza de todos nosotros –dice mientras pienso, ahora todo toma sentido. Mi padre me mando con Damián que es uno de los mejores asesinos ya cambiada para que no me reconociera Franco y tendré que conocer al tal Ernesto  ¿Pero cómo entro? ¿Será que el plan tenga algo que ver?

—Bueno, entonces deje pienso su petición –contesto aunque no sea la primera vez que me pide eso.

Me levanto y sigo mi camino.

Voy dando la vuelta cuando me encuentro con Santos y el me jala hacia él.

—Dime que no extrañas estar tan cerca de mí –dice mientras su aliento pega en mis labios, mientras sus ojos se clavan en mi mirada. Él se acerca más hacia mí y junta sus labios con los míos. Lo empujo en un cierto momento pero al final me encontraba colgada de su cuello. Reacciono y lo muerdo. El hace un quejido pero no se separa de mí, su boca empieza a saber a fierro y le doy un golpe en su zona baja.

— ¡Y tú vas a querer en serio decir que estás muerto! –digo cuando me separo de sus labios y sigo mi camino. No puedo caer.

Mis piernas tiemblan en todo el transcurso.

Voy hacia mi camarote me pongo un mayon y una camisa negra. Saco mi arma que estaba oculta en mi maleta y salgo de mi habitación en busca de quien salió en el avión.

Tomo aire y entro a una habitación que parecería una casa dentro de este crucero.

—Hola Isabel, pensé que tardarías.

—Jamás tardo en mis asuntos –digo cerrando la puerta y sentándome en una mesa de cristal enfrente de él.

— ¿Quién te viera?, iniciaste hace poco y veo que ya puede que seas una de las grandes, no sé qué decirte en serio ¿Un vodka? –dice alejándose del bar.

—No gracias. Aarón quiero que me digas solo una cosa. Como es que sabes que seré una de las grandes.

—Yo conocí a Damián. Y te puedo decir que te entreno bien. Hay etapas malas o tardías pero el resultado al final es grande en verdad.

Lecciones Aprendidas © (CP #2)© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora