Pese a las heridas decido ser suave como el melocotón y no dura como una piedra. Por las caídas que tengo y tendré decido cuidar éste espíritu infantil que me hace llorar, levantarme, reírme y volverlo a intentar. Pese al no del mundo decido ser yo misma y es que, cuando sueño despierta, mi interior arde y me vuelvo la mujer más fuerte del universo. De pronto, todo es posible, todo se vuelve esperanza, paz y felicidad. Cuando sueño despierta la melodía de mi corazón inunda el viento de mi realidad y me hace volar alto, lejos y con seguridad. Y es que yo… Decido volar. Siempre volar.