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5

EL POSTRE ARRUINADO

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TOKYO MANJI GANG (Rindou)

Gustoso y coqueto el, ahora, pelimorado caminaba disfrutando de la atención que recibía, su hermano había ido de viaje a quien sabe dónde y no volvería hasta mañana.

Era raro, que tenga un viaje y no lo lleve con él, solo puso la excusa de que este era su último año y no podría faltar.

Raro.

Muy extraño.

Pero como podía desconfiar de su hermano, esa persona que había puesto sus manos al fuego por él.

Era su modelo a seguir, después de todo, lo quería mucho, lo admiraba demasiado, era su persona favorita.

Vamos Rindou tienes que esforzarte, pasar con honores y hacer feliz a tu hermano, se animaba mentalmente.

Llego a su aula, listo para pasar las clases pero un pequeño murmullo le llamo mucho la atención.

— Dicen que iremos a un almuerzo en la Universidad de Kazoku.

— Si, rumorean que es como una evaluación para los estudiantes de gastronomía.

— Pero hay una condic-...

— ¡Iremos a almorzar! — interrumpió alegre, tomando a los dos chicos de los hombros para que no escapen.

— ¡Rindou-san! —se alarmó uno de los jóvenes, rápidamente sintió los cuerpos tensarse y él no quería esperar, así que volvió a hablar.

— Repito ¿Iremos a almorzar? — los apreso más, sonriendo ladino.

Amaba su reputación de alumno ejemplar pero uno de los más grandes pandilleros de Shibuya.

— Si, a-asi es, pero dicen q-que eso depende de las notas del examen de hoy — dijo desviando la mirada, le asustaba su compañero.

— Perfecto, entonces si ire a almorzar a un buen lugar — festejo esperando la hora que tanto añoraba.

Te haré sentir orgulloso Ran.

Después de la hora más estresante en su vida, no pensaba que el examen estaría tan difícil, pero por fin le entregaban su nota.

¡Si! Había aprobado y estaba invitado al almuerzo privado que tendrían.

— Felicidades, Rindou-chan, espero verlo en el almuerzo de hoy — le dijo su licenciado, entregándole una tarjeta que le daba pase a este evento.

— Claro que si, ahí me verá ahí, Jyoka-san.

Una hora y unos minutos después se encontraba frente a una gran puerta que daba hacia el gran comedor, estás se abrieron y gustosos entraron.

Las mesas, la decoración y el suave aroma a flor de loto, todo era perfecto, realmente era inevitable no sentirse emocionado.

Pero como los futuros grandes empresarios que serían no podían darse el lujo que explotar en felicidad, así que simplemente observaron todo y alagaron una que otra simple cosa.

— La entrada es supervisada por nuestra brillante estudiante Kira Nayama — presentó, está con una sonrisa inocente empezó a hablar sobre el platillo, explicando que ingredientes se usaron y de dónde venía.