El comienzo del fin.

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*1 año después*

- Mi niño, despierta.

- Mami ¿Por qué lloras?

- Es que me siento mal mi niño.

- ¿Por qué te sientes mal, mami?

- Por tu culpa. – Dice la voz de mi padre, después de decir eso siento como me agarra fuertemente mientras veo como mi madre se aleja de mí.

- ¡MAMÁ! ¡MAMI! ¡NO ME DEJES! – Le suplico a gritos, pero ella ni se voltea, sigue avanzando sin importarle mis gritos.

- Ella se fue, nos abandonó. – Me dice mi padre.

- No. – Digo llorando.

- ¡POR TU MALDITA CULPA!

- ¡NO!

Abro los ojos y me encuentro en mi habitación, agitado y llorando. Fue otra pesadilla. Escucho como tocan la puerta y la intentan abrir, sé de quién se trata. No le voy abrir. No quiero. Me niego. Me cubro por completo mientras me hago bola en mi cama mientras abrazo mis piernas.

Ya tengo diez años y hace tres que mi madre me abandono con mi padre. Dos años desde que conozco a la luz de mi vida, la que logra que me olvide de todo este infierno por momentos.

- Jeremy, abre la puerta. – Escucho que me llama esa mujer, yo tan solo cierro los ojos y trato de volver a dormir.

***

- ¿Por qué te encerraste anoche? – Pregunta mi padre mientras me siento en la mesa.

- No me di cuenta. – Dije con la cabeza gacha.

- Betty, estaba preocupada por tus gritos de marica. – Se queja mi padre.

*Como si realmente fuera por eso* - Pensé para mí.

- Si, mi niño. Me preocupe mucho por ti. – Sentí como colocaba su mano en mi hombro y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo.

La odio.

- Perdón. – Me disculpo.

- Tranquilo, sabes que puedes contar con mamá para lo que sea. – Me besa la mejilla y yo trato de aguantar las arcadas.

No me toques.

- Me tengo que ir a la escuela. – digo mientras me levanto y me dirijo a la salida con mis cosas.

- No quiero que cierres la puerta hoy a menos que quieras que tu padre se moleste. – Me dice ella lejos de los oídos de mi padre antes de que salga por la puerta. - ¿Entendiste? – Yo tan solo asiento.

Maldita.

***

- ¿Qué haces, Jer? – Me pregunta Amelia, mientras que me ve desde arriba.

- Veo el cielo. – Me limito a decir.

- ¿Y por qué acostado en el suelo? – inclina la cabeza al preguntar.

Me encojo de hombros.

- Es cómodo.

- ¿Puedo acostarme a tu lado? – Pregunta ya luego de sentarse a mi lado.

- Puedes. – digo con sarcasmo.

Nos quedamos en silencio mirando las nubes, hace un lindo día realmente. El día soleado, el cielo de un lindo azul completamente despejado excepto por una que otra nube que ronda en el cielo.

- Eres mi mejor amigo, Jer. – Me dice Amelia de repente, giro la cabeza para mirar su perfil, ella ya se encontraba viéndome.

Tan solo la miro, sus pestañas largas y una piel blanca pero no pálida, labios rosados. Una niña que es amada por sus madres, que la molestan por eso, pero sin embargo sigue sonriendo y cuando no puede viene a mí y llora. Pero también viene para jugar, hablar o para simplemente hacer nada.

Algo más que Amigos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora