La magia nocturna en la claridad de un cielo despejado. Gente vestida de noche; hombres en negro absoluto y damas deslumbrantes con vestidos largos y tacones brillantes. Un sueño de gala prometido jamás cumplido.
Las decisiones de Layla en esta vida no habían sido las mejores, mucho menos sus posibilidades desde que nació. Pero ha tratado de sobrellevarlo y seguir con vida; como un ave esperando que alguien por accidente dejara la puerta de su jaula abierta y pudiera tomar vuelo.
Se había condenado en una ingenuidad monumental infantil, descubriendo que existe el lado cruel de este mundo. A la corta edad de quince años escapó del orfanato por rebeldía adolescente, se mantuvo un par de semanas en las calles sobreviviendo por sí misma. Las noches frías fueron difíciles, pero mucho más batallar contra su mente que se preguntaba una y otra vez porque se encontraba tan sola en este mundo.
Cómo escuchada por dios, un día que deambulaba sin dirección alguna, un hombre se acercó con un saludo amable. Perfectamente arreglado se presentó como "Phil" y la invitó a desayunar. Mientras charlaban fue conmovida por sus halagos, recibió una propuesta de trabajo donde podía destacar su belleza. Todos los trabajos a los que se había postulado anteriormente eran rechazados por su inexperiencia, situación de calle y/o minoría de edad; así que creyó está su gran oportunidad.
Una bendición disfrazada. El la llevo en su auto hacia un edificio alejado de la ciudad, le extrañó la simpleza del lugar a diferencia de las expectativas creadas con sus explicaciones anteriores. Ingresó a un cuarto amoblado con solo una cama y una mesilla en compañía de aquel hombre. Y Cuando ató los cabos entendiendo de que se trataba todo ya era muy tarde, todos los días se repitió lo mismo con diferentes tipos. Para su desgracia nunca pudo escapar como del orfanato al que tanto se arrepintió haber abandonado.
A una edad temprana acepto su realidad. Pero ese día tuvo un choque muy fuerte sobre más allá de la suya, olvidándose que podía ocurrirle a cualquiera en cualquier parte del mundo cada día. El momento decisivo donde te das cuenta que si no eres lo suficientemente fuerte, la vida te traga como un gigante despiadado.
Miró a la chiquilla recién llegada, calculando catorce años como máximo, visiblemente asustada, como todas las que ingresan aquí. Layla tomó la botella de agua escondida bajo su cama para acercarse a ella despacio.
-¿Cuántos años tienes? -sonrió dulcemente mientras le pasaba la botella de agua.
-Tengo doce -dijo en un doloroso susurro.
¡¿Doce años?! ¡maldito Phill! Layla tembló ardiendo en furia; esta niña pronto seria vendida como carne de primera, y ella, quizás estaba pensando en sus padres.
-¿Dónde te encontraron los tipos grandes que te trajeron hoy? -pregunto, intentando ocultar su temperamento para no asustarla más.
-Mi papa me dijo que iría un tiempo de vacaciones y fuimos a un lugar raro, había gente bebiendo y - dijo más bajo - fumando, ya sabes, y entramos como a una oficina y me entrego a esos tipos, dijo que cuidarían de mi... él se fue, no me miro, no se despidió, solo se fue... - la pequeña bajo la cabeza abrazándose a ella misma, mientras lloraba.
Respiró hondo ¿qué dices en estas situaciones? Quería abrazarla y decirle que todo estaría bien, pero era mentira, era cuestión de horas que llegara alguien por ella, y la marcarían para siempre. Layla se reflejaba en su tristeza, sabia de ese dolor ¿Ella hubiera querido un abrazo?
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Pecado del Deber [EN PROCESO]
ActionLayla ha perdido la mitad de su vida como una prostituta dentro de lo nefasto y oscuro de la sociedad regida por los pecados más venenosos encadenados al corazón humano: La avaricia y la lujuria. En su labor conoce a la oficial Lyssandra, una policí...